Las medias de color carne son el gran NO de la moda, al menos en cuestiones prácticas, porque en la pasarela no hay temporada en la que alguien no intente colarnos la idea de que debemos llevarlas sin remordimientos. Asociadas a patinadoras artísticas y gimnastas, ... lo mismo baten récords de ventas porque las lleva Kate Middleton que son retiradas al infierno de las tendencias porque se las pone tu abuela. A pesar de su cuestionada estética, cuentan con una legión de fieles que defienden su capacidad de dar calorcito, uniformidad y cierto aspecto saludable a según qué cadavérico tono de piernas. Sus detractoras, esas capaces de contener la respiración para presumir de pantorrilla a bajo cero, aseguran que estas medias son capaces de echar por tierra cualquier look. El debate está servido, y más cuando hemos visto recientemente a una de las mujeres más elegantes del mundo llevarlas con la cabeza bien alta.
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Hablamos de Beatrice Borromeo, una de esas integrantes del clan Grimaldi que abandera el estandarte del buen gusto. Modelo ocasional, periodista de profesión y mujer de Pierre Casiraghi, esta aristócrata de origen italiano fue una de las invitadas de honor en el desfile de Alta Costura de Dior, celebrado a finales de enero en París. Mientras su cuñada Carlota abría el pase de Chanel a lomos de un raudo corcel, ella se sentaba en el 'front-row' del Museo Rodin para ver las propuestas más sublimes de Maria Grazia Chiuri sobre la pasarela. Y lo hizo huyendo de la tiranía del traje de chaqueta para defender una reinterpretación sartorial de la icónica chaqueta Bar de Dior con una falda tableada. Una versión 'mini' que cedía espacio a sus piernas y protagonismo a unas inéditas medias de color carne.
En blanco angelical y con accesorios 'nude' que se fundían con la piel – véanse los salones y su bolsito 'Lady Dior' - la joven versionó un look que ya había llevado su suegra, Carolina de Mónaco, años atrás. Fue en 2004, durante la entrega de premios de la Fundación Príncipe Pierre. Un evento al que asistió enfundada en unas medias color carne casi imperceptibles, salvo por ese acabado cristal tan ochentero que las delataba. Aunque pueda parecer que solo las monegascas pueden defender algo tan complicado y salir airosas en el intento, tenemos un ejemplo más cercano en Stella del Carmen, la hija - mitad malagueña, mitad estadounidense - de Antonio Banderas y Melanie Griffith.
La joven, que ha comenzado a estudiar interpretación para seguir los pasos de sus padres y de su hermana, Dakota Johnson, también fue una de las asistentes al desfile de Dior, el primero al que acude en solitario. Y en su estreno se cumplió la pesadilla estilística de toda invitada al coincidir con el mismo look que la mismísima Borromeo. Eso sí, en otra gama de color, salvo en sus denostados panties. Los suyos, además, tenían un remate nacarado que no pasó desapercibido, no sabemos si para bien o para mal.
El caso es que ambos estilismos parecían predecir la tónica de lo que minutos más tarde se vio sobre la pasarela. Sobre un decorado de tapices artesanales de Bombay, desfilaron modelos vestidas estrictamente de blanco. A simple vista, muchas de ellas también parecían llevar una suerte de medias de color carne con pequeñas joyas bordadas, cuando realidad eran un conjunto de leggins con calcetín que se mimetizaban en una misma idea. Quizás, este sea el concepto renovado en versión Alta Costura de la manida media de color carne.
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Esta misma táctica ya se había anticipado en el desfile de Max Mara tan solo unas semanas atrás. Las propuestas de la colección Resort 2022 jugaban, de nuevo, a una sola carta, llevando el 'all white' a su máxima expresión con vestidos y leggins que se fundían con la piel (y con los pies) color porcelana de sus modelos.
Ahora, en plena celebración de la Semana de la Moda de Nueva York, se vuelve a poner el foco de atención en este accesorio, siendo Tibi la firma que acaba de predecir que el invierno de 2022 no saldremos de casa sin un buen par de medias con efecto 'palidez extrema'. La cosa se complica cuando vemos que se llevan con sandalias, mostrando sin prejuicios la manida costura en el pie que toda mujer a lo largo de la historia ha querido esconder.
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Puede que sea solo una estrategia de marketing o una forma más de reivindicar todo aquello que siempre se han intentado ocultar, pero la única lectura de todo esto es que las medias de color carne seguirán siendo una tendencia controvertida sin términos medios: o bien siguen teniendo un difícil recorrido en la vida real o bien hacen cambiar - por fin -de opinión a sus firmes detractoras tras tantos intentos fallidos por parte de los diseñadores.
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