Desde hace más de una década, Olivia Palermo se ha considerado el estandarte del buen gusto en las esferas de la moda. Sus estilismos son impecables hasta en esas situaciones en las que al común de los mortales se nos escapa aquello de mostrar nuestra ... mejor cara. Olivia no se despeina en la playa, no sale colorada del gimnasio, se arregla cuando baja a comprar el pan en su exclusivo barrio de Brooklyn y jamás la pillarás en un renuncio cuando saca a pasear a Mr. Butler, un blanquísimo bichón maltés de simétricas barbas que va tan perfectamente acicalado como ella.
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La socialité neoyorkina tiende a buscar la perfección a la hora de vestir, hasta tal punto que, según comentan, ha priorizado la belleza de sus looks antes que la propia seguridad durante las escasas salidas que ha hecho a lo largo de este confinamiento. «Se ve que la mascarilla no es fashion», le increpa una de sus seguidoras a través de las redes sociales, en una fotografía donde vemos a Olivia paseando a Mr. Butler con unos pantalones de cuero negro, una 'bomber' bicolor y un pañuelo a tono que lleva sobre el rostro a modo de mascarilla. Esta actitud, que ha repetido y compartido varias veces en su perfil de Instagram, ha enfadado e indignado a sus seguidores, que han colapsado su muro con comentarios que abogan por la responsabilidad.
En el transcurso de la pandemia, nos hemos tenido que adaptar al uso de la mascarilla protectora para poder salir a la calle. Ante el colapso inicial y la escasez de material sanitario, muchas fueron las manos solidarias que se las ingeniaron para realizar sus propias mascarillas caseras y ayudar a descongestionar la complicada situación, dejando las reglamentarias para el personal sanitario y los enfermos que realmente las necesitaban. Precisamente, Olivia se escudó en este argumento el día 8 de abril, cuando compartió en Instagram la primera imagen en la que llevaba su pañuelo a modo de mascarilla. «Segura pero a la moda», escribía. «Encontrando formas creativas de protegerme en mis paseos diarios con Buddy. Sé creativo con tu armario, haz tu propia mascarilla y deja las profesionales a los trabajadores sanitarios», argumentaba.
Ahora, quien más quien menos, todos tenemos acceso a una, homologada o casera. Sabemos que no es lo más favorecedor del mundo, ni lo más cómodo que existe para salir, pero debemos acatar las normas. Sin embargo, los seguidores de la 'influencer' neoyorkina no cejan en el empeño de ver a Olivia con una FFP2 o sucedáneas. «Usa una mascarilla con filtro. El pañuelo no es seguro ni para ti ni para el resto»; «La gente está sufriendo, muchos perdieron sus trabajos, ¿y tú publicas cosas inútiles? Es insensible e insultante»; «Tiene que ser una broma…»; «Estás genial, pero quizás una mascarilla real podría ser el mejor mensaje para todas las personas»; «Necesitas llevar una mascarilla protectora aunque no pegue con tu estilo, por tu salud y por la de todos». Estos fueron tan solo algunos de los comentarios recibidos. Incluso, una seguidora española también quiso llamarle la atención: «¿En serio? ¿Con pañuelo y sin mascarilla? ¿Y crees que eres un ejemplo? ¿Sabes la de gente que está muriendo en mi país? ¡Y ya no te digo en el tuyo! ¡Indignada con esta tontería!», puntualizaba.
Los pañuelos de la discordia coinciden en su estampado y hemos podido adivinar que son de la firma Lescarf. Se trata de una marca de moda sueca fundada en 2018 por Natalie Karlsson y Karin Bylund, cuya filosofía es «crear pañuelos atemporales, elegantes y exclusivos para la mujer moderna». Son diseños refinados que caminan a caballo entre la estética escandinava minimalista y el lujo parisino. Sus colores son básicos y juega con la combinación de negros, cremas, blancos, ocres y tostados. Están confeccionados en seda 100% y tienen un precio que oscila entre los 70 euros y los 110 euros. Se pueden comprar en la tienda online de la firma y en la plataforma multimarca de lujo Net-à-Porter. Por lo que hemos podido comprobar en varias imágenes, Olivia tiene el modelo 'Nº1' y el 'Nº9', en tonos crema y camel respectivamente, cuyo precio asciende a los 90 euros cada uno.
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Hay quienes rompen una lanza a favor de la 'influencer' norteamericana y quieren pensar que debajo de ese lujoso pañuelo de seda lleva una mascarilla al uso. Hay otros que defienden la idea de que esos pañuelos se han puesto con Photoshop y que el único propósito de estas imágenes es hacer publicidad de sus zapatos, ya que Olivia lanzó una línea de calzado justo antes de comenzar la pandemia. Si te fijas, tal y como apuntan en la web 'Vanitatis', en la imagen inferior aparecen dos personas al fondo cogidas de la mano, sin guardar la distancia de seguridad y aparentemente sin mascarilla, por lo que podría ser un montaje.
En cualquiera de los casos, el perfeccionismo es una cuestión banal en situaciones tan vitales como la que estamos viviendo. Usa mascarilla, aunque sea fea, y haz caso de nuestro sabio refranero popular. «Ande yo caliente…».
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