Para ella la moda es una «forma de disfrute». «A las tardes me encanta elegir la ropa del día siguiente. Intento no complicarme, pero a veces es inevitable y termino poniendo el vestidor patas arriba», cuenta entre risas. Se trata de una pasión que le permite sentirse bien «por dentro y por fuera» y que lleva en la sangre: «He crecido rodeada de mujeres muy coquetas. Mi madre estaba en casa hasta con la máscara de pestañas, una de mis amamas estaba todo el día con la máquina de coser y la otra llevaba siempre un pañuelo anudado en el cuello del mismo color que la chaqueta», recuerda con especial cariño.
Su lema: «Menos es más»
Con los años, admite que ha aprendido a potenciar su silueta para poder sacarse el mayor partido. «Me encanta ver a la gente con faldas de tablas y zapatillas 'Converse', pero considero que esa combinación no está hecha para mí», cuenta. Tampoco es amiga de las camisas y tops con mangas abullonadas o cuellos 'bobo' demasiado exagerados. «Me siento más favorecida con otro tipo de prendas como, por ejemplo, los pantalones de tiro alto», detalla. De hecho, es una pieza constante en su vestidor y suele combinarla con camisas o camisetas blancas — «las tengo de todos los tipos: con cuello redondo, en pico...» —. Un look al que después suele añadir una americana.
Su lema es «menos es más», y lo respeta a rajatabla: «Centro la atención en una prenda y las demás pasan a un segundo plano. Un ejemplo: puedo ir entera de negro y ponerme una chaqueta 'biker' roja». Define su estilo como clásico, en sus looks no arriesga demasiado y opta por los colores comedidos, como el blanco, el azul y el rojo. «Tengo una fuerte predilección por esta tonalidad. Hace poco me hicieron un estudio los estilistas de El Corte Inglés y me confirmaron que era uno de los colores que mejor que sentaban», precisa. Últimamente, también viste con prendas teñidas en uno de los tonos de moda: el marrón. «Fíjate que nunca me había llamado la atención...», añade. En cuanto a los estampados, prefiere los discretos y tradicionales, como los cuadros; aunque puesta a elegir, se queda con las prendas lisas.
Como buena amante de la moda, Ainhize es suscriptora de las últimas tendencias. «Al final, es inevitable», comenta sonriente. Eso sí, solo se suma a aquellas que le convencen y le favorecen. Además, esta bilbaína da un paso más llevándoselas a su terreno, dándole un aire renovador al look con los accesorios. «Para mí son un elemento fundamental. En concreto, los bolsos y mis amados 'stilettos'», admite. Por esta razón invierte más en ellos que en las prendas que viste: «Mi ropa suele ser de firmas 'low cost', como Zara o Stradivarius, porque no le doy mucho partido», cuenta. Sin embargo, admite que un buen bolso es «para toda la vida». En ese aspecto, he ahí sus etiquetas de cabecera: Gucci, Prada o Yves Saint Laurent. «Después de tanto trabajar, son mis caprichos. Hace poco me compré un Chanel, era algo que siempre había querido», admite. Y reconoce que gastarse dinero en zapatos exclusivos le duele «un poco más»: «son más fáciles de estropear. Una vez estrenaba unos Louis Vuitton y se me rallaron con el suelo. No me puse a llorar porque tenía que ir a un evento, que sino…».
Y como se podrán imaginar, su vestidor, al que no le faltan metros cuadrados, está hasta los topes. «En casa también guardo algunas prendas en un armario en el garaje y los abrigos en el recibidor», cuenta. Y últimamente, se ha aficionado a un nuevo método de adquisición de ropa que descubrió hace poco: «Ahora en Zara te preparan el pedido en media hora. Así que selecciono lo que quiero a través de la aplicación móvil y lo recojo en la tienda de Gran Vía cuando salgo de trabajar ¡Es muy cómodo y, a la vez, un vicio!». El tamaño de su 'gran armario', donde guarda todos sus tesoros, es amplio, pero esta 'fashion victim' es sincera: «está a rebosar». Por ello, ha tenido que hacer hueco vendiendo prendas en 'Vinted', una aplicación de segunda mano. ¡Y vaya éxito! «Ya me he deshecho, por lo menos, de 200 piezas», asegura.
En 2013 se creó una cuenta de Instagram para compartir con los demás su pasión por la moda sin ninguna pretensión. «Aitana, una joven que estaba en prácticas en mi trabajo me habló de esta red social. ¡No sabía dónde me metía!», reconoce. Así, comenzó a compartir fotos de las prendas de sus combinaciones diarias sobre la cama. «Veía que otras mujeres se ponían delante de la cámara, pero a mí no se me pasaba por la cabeza, soy muy vergonzosa», admite. Sin embargo, una vecina suya le dijo: «Qué pena con lo bien que luces los modelitos». Unas palabras que le animaron a posar frente al objetivo con sus distintivos looks. En un primer momento, sus hijos, que actualmente tienen 13 y 16 años, les hacían las fotos cuando les iba a recoger a la parada del autobús. «Muchas veces se quejaban y yo les decía que sino se quedaban sin merienda. Pobres míos», bromea.
Hoy, es su marido quien captura las imágenes y Ainhize reconoce que muchas veces este asunto ha sido objeto de discusión. «Me puede hacer 100 fotos y no gustarme ninguna, es que soy muy perfeccionista. Pero ahora, como este sector se ha convertido en un trabajo para mí lo entiende y tiene mucha paciencia», admite. Y en este aspecto, esta bilbaína tiene sus propias reglas: «Me gustan las fotos naturales y siempre fuera de casa. No soy partidaria de las fotos que se toman frente al espejo, solo me las hice así durante el confinamiento porque no tenía otro remedio». Una vez con las imágenes ya tomadas, Ainhize acude a donde su hijo pequeño para que le ayude a elegir. Eso sí, la ropa que muestra en sus publicaciones muchas veces se agota en el mismo día. «Aunque eso no pasa siempre», puntualiza.
«Tengo los muslos mejor que nunca»
Hidratarse la piel del cuerpo y la cara es un imprescindible en su día a día, al igual que maquillarse los ojos: «Si no me pinto un poco de raya tengo cara de dormida. La máscara de pestañas, sin embargo, no es siempre necesaria, todo depende de lo que tenga que hacer durante la jornada», confiesa. Con los años también ha descubierto que ella es «de melena larga» y cada vez más clara: «Me empecé a teñir por el tema de las canas y eso que tengo cuatro». Cuida su figura con una dieta proteínica y haciendo deporte. «Aunque el mantenimiento es mi punto débil. Antes iba al gimnasio y entrenaba con un entrenador personal, pero con esto de la pandemia he dejado de ir. Ahora intento correr en una cinta que tengo en el garaje y también he empezado a hacer hipopresivos», cuenta. Además, busca una nueva versión mejorada de ella misma y por ello, acude a la clínica en medicina estética Dra. Iratxe Díaz de Bilbao. «Me tratan con algunos métodos corporales que se focalizan en la flacidez, entre otros. Y ya te digo, tengo los muslos mejor que nunca», asegura. Además, se ha aplicado en el rostro tratamientos dermatológicos con bótox y ácido hialurónico. «Eso sí, de una forma muy sutil. Tengo muy claro que uno tiene que estar a gusto consigo», zanja.