Madre e hija bilbaínas unidas por la moda lanzan una línea de collares únicos

Miren González de Mendialdua y Astrid Líbano provienen de una familia que mantiene una relación estrecha con la moda. «Mis abuelas confeccionaban con agujas y ovillos de lana unas chaquetitas para bebés que les encargaban varias tiendas de la villa y mi madre, que era ama de casa, cosía en su tiempo libre», recuerda Miren. De ahí que esta madre e hija bilbaínas, que crecieron entre costuras, decidiesen seguir vinculadas a este sector, pero cada una a su manera.

Miren lleva más de 40 años trabajando como directora de arte en desfiles de moda locales y nacionales, además de ejercer como booker en la agencia de modelos Lanca. «He estado involucrada en la organización de pasarelas de diseñadores de renombre como Paco Rabanne, Carolina Herrera o Mercedes de Miguel», cuenta. A sus 57 años, esta mujer estilosa y vital también se ha convertido en un referente de estilo en Instagram, donde tiene casi 10.000 seguidores y reivindica que «la madurez tiene un estilo fantástico». Demuestra con sus atrevidos looks que tiene tanta o más actitud que las 'influencers' jóvenes. Unos estilismos alegres que reflejan su energía, optimismo y vitalidad.

Astrid, por su parte, comenzó a cultivar su pasión por la moda en el 'backstage' de los desfiles que organiza su madre. «Crecí ayudándola en lo que podía», cuenta esta bilbaína de 35 años. Su alma emprendedora y las ganas de crear un proyecto propio que le representara, le llevaron a fundar 'Loop Astrid', una firma de bolsos diseñados y confeccionados de forma artesanal en su taller de Bilbao. Y aunque ambas se dedican al mundo de la moda, sus caminos no se cruzaron hasta que el coronavirus les obligó a permanecer en casa.

Todo surgió en una de las videollamadas que ponían en contacto a los miembros de la familia durante la cuarentena. «Las hacíamos para entretener a mi madre, la abuela de Astrid, a la que el confinamiento le pilló sola en su casa», cuenta Miren. Aquellos meses separadas, Miren y Astrid se dieron cuenta que podrían hacer grandes cosas juntas. Además, aquel parón obligatorio agudizó su creatividad: Astrid dio forma a nuevos diseños de su firma, mientras que Miren comenzó a tejer chalecos y bolsos de crochet. En una de estas entretenidas llamadas, Astrid le planteó a su madre la siguiente pregunta: «¿Y si creamos algo juntas?». Y Miren respondió con un «sí» rotundo. «Siempre había soñado con ofrecer mis propios diseños, pero me daba cierto respeto hacerlo sola. Con mi hija me siento segura», confiesa esta estilosa amatxu de 57 años.

Ambas consideraban que crear una línea de prendas les venía «demasiado grande». «Es mucho trabajo: hacer el patronaje, el tallaje, buscar los proveedores….», admiten. Así que se decantaron por el maravilloso mundo de los accesorios, en el que Astrid contaba con una amplia experiencia. Concretaron más su selección y optaron por lanzar una colección de collares únicos. «Es una de las claves de estilo de mi ama. Se ponga lo que se ponga, siempre completa su estilismo colgándose un llamativo collar del cuello», reconoce entre risas Astrid.

Cuando el país transitaba hacia una nueva normalidad, madre e hija se reunían en el taller de Astrid para comenzar esta aventura juntas. Seleccionaron cuentas especiales de proveedores nacionales e internacionales. «Elegimos abalorios de arcilla, de cristal de colores, de seda…», detallan. Y una vez que les llegaron, los extendieron en la gran mesa que posee Astrid en su estudio para crear con sus propias manos estos collares tan especiales. «El proceso de diseño no tiene ningún misterio. Metemos diferentes cuentas siguiendo nuestros gustos en unos cordeles de seda y algodón, después sacamos una foto de cada modelo terminado y pasamos al siguiente» cuentan. Hicieron muchos collares diferentes hasta quedarse con los quince que forman esta colección única.

Su conexión a la hora de trabajar es innegable, pero reconocen que las jornadas de creación fueron «algo estresantes» y que con la vuelta al ajetreo diario les costó sacar tiempo para seguir creando. «Las dos teníamos que compaginar este nuevo proyecto con nuestros trabajos, Miren como directora de arte en desfiles de moda y yo centrada en mi firma de bolsos. Muchos días tenía que cuidar de mis dos hijos mientras trabajábamos en el taller, así que les poníamos a hacer collares con nosotras.Y oye, se lo pasaban genial», recuerda Astrid.

Además, en estas entretenidas jornadas, esta madre e hija bilbaínas se conocieron, por primera vez, una a la otra «en plena faena». «La verdad es que hemos descubierto que trabajamos de formas muy diferentes. Mi hija es muy ordenada y previsora, mientras que yo soy mucho más impulsiva, me tiro muy rápido a la piscina», reconoce Miren entre risas.

Unas semanas antes de lanzar la colección de collares, Miren y Astrid regalaron algunos modelos de la línea a familiares y amigos para conocer su opinión. «Se trataba de una prueba de fuego. Estábamos nerviosas, pero la verdad es que les encantaron. De hecho, comenzaron a pedir más modelos para sus conocidos, pero les dijimos que tendrían que esperar», cuentan. Miren también hizo la prueba con sus fieles en Instagram: subió una fotografía en la que ella lucía uno de los collares. «Me preguntaron mucho de dónde era, pero no podía decir nada por el momento», asegura.

Después de unos meses de intenso trabajo, esta madre e hija han lanzado su esperada colección a principios de esta semana. Los diseños están disponibles en la página web de la firma de bolsos Loop Astrid y las seguidoras de Miren podrán realizar encargos a través de mensajes directos a su perfil de Instagram. «Hay dos tipos de collares, unos más sencillos, que rondan los 25 euros; y otros más exclusivos, que cuestan unos 150 euros y están dirigidos a mujeres que, como mi madre, sienten pasión por la bisutería y quieren invertir en ella», cuenta Astrid. Aún desconocen si agotarán existencias y sus collares serán un éxito, pero decidieron invertir su tiempo en crear algo juntas... y eso que se llevan.