Librería en Bilbao (libros a 3 euros)

La librería «mágica» de Bilbao con todos los libros a 3 euros

Los libros, de segunda mano, los dona la gente para que alguien los siga disfrutando. «A muchas personas les da pena desprenderse de ellos y te empiezan a contar la historia, cuánto tiempo les han acompañado... Una chica de unos 40 años nos trae una vez al mes dos libros de arte excepcionales. Le cuesta un horror dejarlos, yo creo que tiene que ser artista, pero no me atrevo a preguntárselo», reconoce Gerarda, conocida como Yeri. Un día a la semana recogen los ejemplares a domicilio para quienes tienen un mayor volumen o no pueden acercarse hasta la librería, ubicada en el número 7 de la calle Carnicería Vieja del Casco Viejo.

No pueden quedarse con enciclopedias o libros de texto, pero el resto de volúmenes son bienvenidos. «Recogemos ejemplares de cualquier año, viejitos, nuevos, escritos, dedicados, subrayados... No elegimos solo los 'best sellers', porque cualquier libro y cualquier persona merece otra oportunidad». Después de recibirlos, se encargan de revisarlos, porque en los libros «guardamos de todo»: «Hemos encontrado facturas, calendarios antiguos, recordatorios de comunión, esquelas... y hasta una preciosa carta de amor, que era una despedida llena de ternura». Por último, clasifican los volúmenes por temáticas: tienen de cocina, de viajes, de historia, de ciencia ficción, de humor, autoayuda... «La gente se sorprende mucho con nuestro catálogo, porque pueden encontrar desde libros en alemán o italiano hasta ejemplares sobre monedas, trenes, feminismo, sexualidad, animales, plantas...».

La librería aún está decorada con los banderines de colores que colgaron en diciembre por su octavo aniversario. Allí atiende a la fiel clientela Serge, un camerunés afincado en Bilbao desde 2009 que lleva siete años trabajando en Libu. «Aquí estoy muy a gusto, la gente es muy amable. Compartimos nuestras historias, les ayudamos con lo que necesiten y nos esforzamos para que la librería salga adelante», asegura Serge, que vive en Bilbao con su mujer, aunque cada día echa de menos a sus dos hijas, que siguen en Camerún. Yeri reconoce que les costó mucho levantar la librería después de la pandemia y que, además de donaciones, lo que necesitan es que la gente compre. «Funcionamos como un pequeño comercio y necesitamos vender. Por suerte, tenemos clientela fija, como una señora de setenta y pico años que viene todos los meses y se lleva hasta ocho libros cada vez. Nunca había leído, se aficionó en el confinamiento, porque estaba sola en casa. Dice que ha descubierto un mundo y que ya no puede dejar de leer».

Todos los libros cuestan tres euros, pero quienes se llevan a partir de cinco ejemplares pagan dos euros por cada uno. Además, han ideado una fórmula para empresas, donde ofrecen la posibilidad de poner un cajón de recogida de libros. «También les damos la opción de que nos entreguen un euro por cada trabajador que deje un ejemplar. Es una forma de buscar financiación, porque nos cuesta mucho seguir adelante con el proyecto», lamenta Yeri. Pese a las dificultades, transmite el amor por los libros y su entrega para sacar adelante este espacio tan especial que no entiende de barreras ni de etiquetas. Libu huele a vida, a unión, a libertad. Es un lugar de confluencia donde, el que entra, pueda campar a sus anchas. «Es el encuentro de dos mundos: la inclusión social y la cultura, que siempre dignifica y une a las personas», asegura.

Además de libros, en Libu se puede encontrar un amplio programa de actividades. El primer y tercer martes de cada mes acogen su famoso taller de escritura, que reúne a personas de distintas edades y diferentes puntos de Bizkaia. «Entre nosotros se ha creado un vínculo, somos como una familia». También acogen recitales de poesía, obras de teatro, cuentacuentos y hasta conciertos de rock. «A estos eventos puede asistir quien quiera, además queremos que Libu sea un lugar en el que los artistas puedan actuar y transmitir sus conocimientos», apunta Yeri. De hecho, en esta librería también cuentan con «un rincón artesano» donde venden artículos únicos de creadores que no tienen una tienda para dar visibilidad a sus diseños. A Libu hay que ir sin prisa y con el corazón abierto para dejarse sorprender.