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Bilbao International Art & Fashion (BIAAF), la plataforma europea líder en diseño de moda emergente, vive su mejor momento desde su creación, hace 13 años. Mantiene convenios con casi 700 escuelas extranjeras –están todas las importantes– y se encuentra en estos momentos en plena organización de su concurso internacional, uno de los más prestigiosos del mundo. Si bien busca dar visibilidad a creadores emergentes y ofrecerles una educación de alto rendimiento mediante programas de becas en las escuelas más prestigiosas, aspira a ser tractor de empresas creativas en Bizkaia con el apoyo estratégico del Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación. Entiende que de nada sirve un talento que no materializa sus proyectos y crea industria.
Ayer presentaron el primer laboratorio de emprendimiento de alto impacto de Euskadi. Su objetivo es que la mejor cantera de diseñadores locales produzca y comercialice sus creaciones, tarea harto complicada. De momento, estos jóvenes presentaron una colección cápsula que han diseñado en conjunto y que en breve llegará a las tiendas de museos de Irán, Rusia y China, donde se venderán estas prendas arraigadas en el patrimonio cultural vasco.
La alianza suscrita por BIAAF y la BBK se trata de uno de los proyectos más radicales e insólitos de la escena de la moda mundial y ha puesto en el mapa a Usune Bravo, Andrea Martínez, Yaiza Txakartegi, Igone Cabrerizo, Maite Quintana y el único hombre: Eder Aurre. Salvo las dos primeras, que no pudieron acudir a la presentación, el resto confesó a EL CORREO sus aspiraciones, ambiciones y, también, miedos. Nadie dijo que la moda fuera pan comido.
Yaiza Txakartegi ha estudiado en el Inedi Design School de Bilbao y en la Escuela de Alta Costura de Javier Barroeta. También ha hecho cursos en la Saint Martins de Londres, el sueño de cualquier estudiante. Es de Lekeitio y tiene 25 años. Pretende, «como todo diseñador·, poder vivir de ello. Tiene una marca propia: Aiza. «Igual que mi nombre, pero sin la 'y' griega. Quería que fuese algo muy mía. Hago prendas a medida y saco pequeñas colecciones femeninas», se felicita.
Nunca ha desfallecido. «¿Si pensé si lanzaría algún día una colección? No paro desde que me planteo algo hasta que lo consigo. Siempre he querido formar parte del mundo de la moda y trabajar en ello. Si trabajas duro, lo consigues». Confecciona ropa a medida. «Yo la denomino 'prêt&haute couture'. Es una mezcla entre el prêt-à-porter y la alta costura. Una cosa intermedia», concreta. «Son prendas con mucho diseño y materiales de calidad. Es algo que intento cuidar», reflexiona. Tiene suerte porque pese a su edad ha lanzado varias colecciones. «A veces más destinadas a desfiles, más visuales, y otras, con líneas más comerciales». ¿Se ve viviendo de esto? «Es un poquito complicado, pero BIAAF nos da visibilidad y apoyo», agradece.
La bilbaína Igone Cabrerizo tiene 31 años. En la colección cápsula lanzada con sus colegas le ha tocado el premio 'gordo' al firmar la prenda más espectacular: un abrigo con capa en tonos malvas y hecha en seda. Gracias a la plataforma liderada por María Victoria Cañas, Charo Álvarez y Rocío Sánchez, Igone ha contactado con emprendedores jóvenes que como ella aspiran a montar una marca. Ella la impulsará junto a Quintana. «Hay que trabajar, porque sin esfuerzo y trabajo no hay nada. Hay que pelearlo, pero la constancia te lleva a buen puerto». Reconoce que hay que «hacerse oír y dar con el nicho de mercado» que uno desee. «No se trata tanto de estar en boca de todo el mundo como de buscar tu mercado, que tu nicho sepa que existes».
En una palabra, la especialización. Desea centrarse en prendas con «visión más 'millennial que sirvan para todo el día. Como mi día a día, que voy a trabajar y luego igual tienes una fiesta. ¿De qué hablo? Que cambiando el zapato te funcione para todo. Hay que ser funcionales», expresa esta joven, que define la moda como una «manera» de expresión sin necesidad «de usar las palabras. Que vean como soy con mis prendas. Ese es mi discurso», reflexiona.
A Maite Quintana le tocó hacer una toquilla, como la «de las aldeanas» y con «un poquito de inspiración japonesa». Es una pieza acolchada que se puede llevar «encima de un abrigo y debajo de cualquier prenda». Es versátil, no tiene talla y sirve tanto para hombres como para mujeres. A sus 31 años, esta joven de Algorta afincada en Amorebieta trabaja como profesora de patronaje y modelaje en el Inedi. También se encarga del atelier de Barroeta, pero ahora mismo está muy ilusionada con la marca que creará con Igone. «Serán vestidos de mujer muy fáciles para el día a día y también para ir de boda. Líneas limpias, sencillas y de calidad», sintetiza aún impresionada tras su paso por la Saint Martins. «Fue un 'boom' en la cabeza. Es una escuela de arte donde me reventaron la cabeza. Fue un punto de inflexión en mi carrera como diseñadora». Pero una cosa es la teoría y otra, la práctica.
Sin apoyo financiero... «El dinero es importante. ¿Con qué produces si no tienes dinero? ¿Dónde buscas los apoyos? Sin la BBK y BIAAF no hubiésemos conseguido proveedores que nos vendiesen y permitiesen pagar a 30 días. Gracias a ese apoyo, hemos logrado solvencia económica», confiesa.
Algo que sabe de sobra Eder Aurre. El portugalujo es una de las grandes 'joyas de la corona' del diseño de Euskadi. Aurre refrenda el valor de la solidaridad y el trabajo realizado en grupo. «Hemos hecho un poco el trabajo de todos. Ha sido enriquecedor. Todos hemos aprendido de todos», remarca. Le fascina la idea de que las prendas trabajadas en grupo, «de alto poder adquisitivo», se vendan en ciudades de Irán. «El fin último de la moda es la producción y venta», esgrime. A Aurre le pintan muy bien las cosas, pero lleva la procesión por dentro. «No puedes tirar la toalla, pero es una profesión muy inestable en la que continuamente te estás autoexigiendo. Trabajas bajo presión continuamente, no descansas, trabajas las 24 horas al día», describe. «No puedo producir a gran escala porque no tengo una financiación directa. Por tanto, tengo que seguir buscándome la vida», argumenta.
Ni siquiera los numerosos halagos que recibe como mayor promesa vasca le apartan del camino: «Por mucho que te digan que eres el mejor, un día estás arriba y otro, abajo. Nunca tienes que poner el freno. Puede que se cansen de ti, hay que estar al pie del cañón, luchar e ir actualizando».
Como Aurre, muchos lo hacen de la mano de BIAAF.
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