Guardería canina en Bilbao

Una inglesa y una hawaiana abren la única guardería canina del centro de Bilbao: «Se lo pasan bomba»

Al cruzar las puertas de La Luxe, lo primero que se escucha son, como no podía ser de otra forma, los ladridos de varios perros. Provienen de algunos de los peludos que acuden a la guardería canina que abrió sus puertas a principios de septiembre en el número 5 de la calle Zugastinovia. Detrás del proyecto están Izzy y Ari, dos amigas treintañeras que se conocieron impartiendo clases de inglés en Bilbao. «Yo soy de York, al norte de Inglaterra, pero en 2019 vine a Bilbao para mejorar mi castellano», explica Izzy. Por su parte, Ari, oriunda de Hawai, estaba viajando cuando se decretaron los confinamientos y como tiene doble nacionalidad (su madre es española) vino a Logroño a pasar lo peor de la pandemia junto a su tía. «También quería mejorar mi castellano y cuando se levantaron las restricciones vine a Bilbao y empecé a trabajar en la misma academia que Izzy», recuerda Ari.

Entre clases y clases, Izzy y Ari forjaron una amistad en la que también compartían su amor por los animales y en especial por los perros. «Me han gustado desde siempre y he estado años trabajando con ellos de manera informal. Después me formé como adiestradora ANACP y trabajé en algunas perreras de Bilbao», comenta Izzy. Sin embargo, aquello era demasiado duro para ella y se planteó abrir su propia guardería y centro de adiestramiento con Ari. «Hemos estado como 5 meses buscando un local idóneo, porque además de amplio tenía que estar insonorizado para no molestar a los vecinos con los ladridos», detalla Ari. Por fin, encontraron el lugar en el que se ubica ahora La Luxe, que anteriormente también fue un negocio enfocado a los perros con tienda incluida.

Estas jóvenes emprendedoras han renovado todo el espacio por completo, nombre incluido, y han prescindido de la tienda. En La Luxe todo está pensado por y para los peludos. «En otros países o incluso en Madrid, son muy comunes las guarderías para perros. Aquí somos la única en el centro de Bilbao», recalcan. Gracias a las redes sociales y al boca a boca, la guardería ya cuenta con numerosos huéspedes, que pueden estar allí desde las 8 de la mañana hasta las 7 de la tarde, ya sea día completo o media jornada. «La gente que trabaja no puede atenderlos y además, al final, estar aquí, por ejemplo medio día, les sale más barato que coger a un paseador de perros por horas», puntualizan.

Y no se trata únicamente de una cuestión económica. «En La Luxe los perros socializan, ya hay diversas cuadrillas, hasta el punto de que los dueños traen al suyo cuando saben que van a estar sus amigos», cuentan. Además, interactúan con ellos mediante diferentes juguetes y los pasean, sobre todo a aquellos que pasan allí un día entero. «Damos una vuelta por la zona y si da tiempo nos acercamos al Parque de Amézola, que lo tenemos muy cerquita». Como los perros necesitan mucho tiempo de descanso, Izzy y Ari también fomentan los momentos de relajación. «Les ponemos música clásica porque hay diversos estudios que confirman que los perros que la escuchan están más relajados», explican.

Por la tarde, de 7 a 8, La Luxe ofrece clases de obediencia individualizadas y también para cachorros, a las que pueden acudir varios perritos. «Hay que empezar a educarlos lo antes posible. Incluso desde el primer día que llegan a casa, porque luego cogen muchas mañas», avisan. En esa hora también dan clases de modificación de conducta, para que los peludos lleven mejor problemas de socialización o miedos. «Lo más complicado es quitar los miedos: muchos temen a los fuegos artificiales, a la gente, a otros perros... Es complicado pero con un proceso bien trabajado en el tiempo se pueden conseguir grandes mejorías», aseguran. Además de lo que hacen en el centro, los perros y sus dueños se llevan deberes a casa para afianzar los conocimientos adquiridos durante la clase.

Aunque La Luxe lleva poco tiempo abierta, ya son muchos los perros asiduos de la guardería. Lucca, Ken, Simba, Sugus, Txula... Son solo algunos de los nombres que aparecen en las fotos que tienen colgadas en una pizarra colocada en la entrada de la guardería. «Ya los conocemos muy bien. Sabemos quién va a jugar, quién prefiere descansar o quién va a romper todos los juguetes», dicen riendo. Incluso pueden presumir de que gracias a ellas ha nacido ya hasta una historia de amor, aunque un tanto peculiar. «El día de la inauguración empezamos a sacar juguetes de la despensa y Ron, un teckel, se abalanzó dentro a por un peluche de vaca. Luego se tiró encima de él durante un buen rato y ya no quiso soltarlo nunca. Al final se lo hemos tenido que regalar. La dueña nos manda fotos de vez en cuando porque Ron lo lleva a todas partes con él. ¡Ha sido un auténtico flechazo! Como ves, aquí ellos se lo pasan muy bien y nosotras ni te cuento».

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