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El cambio climático es la mayor amenaza del siglo XXI. Un problema ambiental grave que ya se ha convertido en el centro de los trabajos de numerosos fotógrafos en todo el mundo. En ellos, con una visión crítica y con el objetivo de que tomemos ... conciencia, ponen en relieve los estragos ocasionados por este fenómeno: inundaciones, sequías, deshielos... En general, unas fotos catastróficas que muestran sin filtros una realidad que está sufriendo nuestro planeta. Una alarmante situación que la fotógrafa bilbaína Goizane Jayo, de 31 años, ha querido plasmar en imágenes desde otro prisma en su último trabajo, titulado 'The conscience' (la conciencia en castellano): «En una sesión de moda y de la manera más bonita posible, he tratado de recoger todo lo que vamos a perder si no luchamos por el cambio climático».
Siete temas estructuran la línea conductora de esta sesión de fotos: el fuego, la naturaleza, el oxígeno, el plástico, la contaminación, la capa de ozono y el agua. Para capturar las 12 imágenes que ha tenido como resultado este proyecto, Goizane no tuvo que iniciar un recorrido por los países en los que se muestran los estragos del cambio climático. De hecho, el 'shooting' se desarrolló en un estudio de Bizkaia y tuvo como único protagonista al modelo Nicolás Deshchuk Dovhan. «Llevaba tiempo queriendo aportar mi granito de arena y hacer una denuncia diferente. Considero que la gente se ha acostumbrado a estas imágenes catastróficas, se han vuelto invisibles, ya no se detienen frente a ellas», explica.
El 'shooting' se llevó a cabo el pasado mes de noviembre durante una intensa jornada de trabajo en la que Goizane desarolló su propio concepto con la cámara en mano y la ayuda de Borja Herrán, también fotógrafo que, en esta ocasión, trabajó como asistente. «Se encargó sobre todo de la iluminación, que era crucial», indica Goizane. Con una tela negra de fondo, esta artista bilbaína fue capturando cada instantánea. Eso sí, lo precedió un laborioso proceso de preparación en el que esta directora creativa fue añadiéndole con dedicación diferentes elementos al rostro del modelo, siempre relacionados con los seis temas estructurales de la sesión.
«Cuando traté el fuego, le añadí unas velas en la frente; en el bloque de la naturaleza un trozo de musgo que cogí esa misma mañana cerca de mi casa...», cuenta. Y así hasta llegar a las imágenes que hacen referencia al agua, en las que Goizane colocó al maniquí una de las coronas que suele elaborar con sus propias manos para las sesiones. «Me encantan las manualidades. Este accesorio, por ejemplo, está hecho con cera, a la que le di forma con una pistola de calor. Con este complemento, la intención era que cada uno pudiera tener una idea diferente: unos se podían imaginar que era agua que caía como una cascada; para otros, sin embargo, sería hielo que se estaba derritiendo», precisa.
Y no todo vino rodado durante la sesión. Para esta fotógrafa bilbaína, capturar las imágenes del tema 'Oxígeno' se convirtió en un reto que no había vivido antes. «Tuve que dirigir al modelo con los ojos cerrados. Así que le empecé a decir, «sube el mentón, ladea la cabeza...». Él no podía abrirlos porque si no, los elementos que le había añadido en esa zona, se iban a caer», explica. Decidió colocar en su rostro unas mariposas de seda teñidas, porque Goizane siempre había escuchado que estos bellos insectos siempre revolotean por los lugares donde hay más oxígeno.
En un principio, esta directora creativa iba a contar con una 'makeup artist' que aportara un valor añadido a la sesión. Finalmente, dándole vueltas, decidió maquillar el rostro del modelo ella misma. «Tenía la imagen en mi cabeza, sabía exactamente cómo quería cada detalle», cuenta. En aquellas fotografías en las que la piel del maniquí iba a ser el centro, solo optó por el efecto 'glow', una tendencia hoy en día que consiste en conseguir una piel en tonos naturales y luminosos. En otras escenas, utilizó también sombras de diferentes colores en la zona de los ojos, desde el negro o el azul hasta el rosa. «Quería que se vieran en bloque, si te das cuenta no hay degradados», añade.
He aquí uno de los últimos trabajos de Goizane Jayo, una fotógrafa bilbaína que inició su trayectoria en esta industria hace ocho años. «Siempre me había atraído este sector. Me enseñaron a utilizar y controlar una cámara en un grado superior que hice de diseño gráfico y publicidad. Desde entonces, no he parado de formarme. Incluso, he realizado un Máster en Fotografía de Moda y Dirección Creativa en Barcelona. Son dos mundos que me apasionan desde niña, así que decidí aunarlos y hacer de eso mi profesión», cuenta. Ya son numerosos los trabajos para campañas de firmas de moda y editoriales que ha desarrollado Goizane. La pandemia la trajo de vuelta desde Costa Rica a Bilbao: «Llevaba unos meses en este país dando charlas en las universidades y trabajando en diferentes agencias de modelos». Por el momento, no planea fundar su propio estudio en la villa, ya que, cuando todo vuelva a la normalidad, le gustaría ir a trabajar a diferentes capitales europeas, como Madrid o París, o quizás volver a Costa Rica. «Adoro pasar temporadas largas en diferentes ciudades del mundo. Eso me permite desarrollar nuevos proyectos y crear lazos con otros profesionales», añade. Y así, esta artista bilbaína seguirá trasmitiendo ideas, siempre desde su particular visión y con su cámara en la mano.
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