Ion Fiz, la forja de un modisto

Fiz tuvo claro desde niño a qué iba a dedicarse. De su abuela, modista, aprendió muy pronto los secretos del corte y la confección de la ropa. «Con siete y ocho años cosía y creaba prendas para mi hermana, mi madre y mis amigos. Mi primer aprendizaje lo hice en mi casa de la mano de mi abuela». De aquella etapa son también los vestidos para muñecas que ha recuperado para la exposición de Eibar. «Se podría decir que lo mío fue vocacional porque desde niño ya estaba en casa todo el día con las tijeras y las agujas». Fiz pasó por la Escuela de Armería antes de trasladarse a Bilbao a estudiar diseño de moda. «Allí tuve la suerte de coincidir con Miriam Ocariz, que me dio clases, y luego me fui a Barcelona a trabajar con Pertegaz».

El modisto reivindica su condición de eibarrés y cree que esa impronta ayuda a explicar su trayectoria. «Los eibarreses somos gente muy echada para adelante, tenemos mucho empuje en los negocios, y seguro que esa tradición me ayudó a la hora de lanzarme al ruedo de la moda con solo 24 años. En 2002 diseñé mi primera colección para una pasarela y empecé a vender las prendas en diferentes tiendas». El nombre de Ion Fiz, que ha desarrollado gran parte de su carrera en Bilbao, no tardó en ocupar un lugar destacado en el panorama de la moda española. Ha sido galardonado con premios como el L'Oreal París Cibeles, el de la Moda Marie Claire, el Premio Fad y el Dedal de Oro al Mejor Diseñador. La Asociación Costura España le otorgó en abril el galardón a toda su carrera. Sus colecciones han pasado a formar parte del circuito de la alta costura y ocupa un lugar destacado en las principales pasarelas de la moda internacional.

Aunque desde 2012 reside en Madrid, donde regenta su taller de costura, a Fiz le gusta reencontrarse de vez en cuando con Eibar. En esa vuelta a los orígenes se inscribe la muestra 'Eskema', que tiene un componente muy didáctico. «El objetivo es recorrer el círculo que va de la idea inicial de la prenda a su fabricación de la mano de algunos de los bocetos y las anotaciones técnicas. Se puede ver la forma que tiene un vestido en el dibujo inicial y cómo es cuando se termina de fabricar. También se aprecian las dudas que van surgiendo en el proceso creativo porque, cuando te enfrentas a una tela, es como cuando te sitúas ante un folio en blanco: ves un rollo de tela o unos metros de tejido suelto y no sabes cómo va a reaccionar cuando se haga un pliegue, adopte la forma de un hombro o en una manga. Entonces hay anotaciones añadidas como que la manga tiene que ser al bies, más recta o debe ser una manga ranglan, dudas en fin que se van resolviendo en la máquina a la hora de montar la prenda».

La exposición se articula en torno a uno de los diseños preferidos del modisto. «Es un vestido de noche negro, de terciopelo y gasa de seda, que está bordado en azabache, lentejuelas y pluma de gallo. Es una pieza atemporal que tiene por detrás mucho trabajo técnico y de artesanía que resume 17 años de aprendizaje». En torno a ese vestido central, añade Fiz, se han distribuido mesas en las que se pueden ver los 80 bocetos que realizó antes de que el modelo viese finalmente la luz. «Las mesas con los bocetos las hemos distribuido en zigzag, como si fuese una costura en zeta».

Fiz, que no hace mucho diseñó y confeccionó 500 uniformes para azafatas de Repsol, afronta estos días un nuevo reto: doce vestidos para la nueva función que la bailarina Adriana Bilbao, nieta de Zarra, estrenará en primavera en Bilbao. «Es la primera vez que trabajo para el mundo de la danza y es un nuevo reto porque la ropa requiere un patrón mucho más flexible y elástico».