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El pequeño comercio se enfrenta a sus días más difíciles. El coronavirus azota con fuerza al sector y la situación es preocupante. Tras declararse el estado de alarma, los comerciantes tuvieron que bajar las persianas de sus negocios durante 48 días. El alivio para ellos ... llegó con la desescalada. Llenos de entusiasmo, retomaron la actividad de sus tiendas en una 'nueva normalidad' y bajo unas estrictas medidas de prevención. Pero factores como el miedo al contagio o el aumento de la compra online, han provocado que el número de clientes que entran cada día a los establecimientos se haya reducido considerablemente. El asunto se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los vendedores y por ello, buscan una fórmula para volver a atraer a los clientes. Y, al parecer, la situación ha agudizado la creatividad de los comerciantes a la hora de dar forma a sus escaparates. Saben que es su carta de presentación y decorarlos de forma original es un valor en alza.
Las flores, a las puertas del verano, los mensajes optimistas o divertidos dibujos que reflejan la esencia del negocio decoran las cristaleras de una decena de establecimientos bilbaínos. Se trata de una iniciativa promovida por la agrupación empresarial Bilbao Centro, que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Bilbao. El proyecto busca que las tiendas inviten a los clientes al interior a través de la composición artística. «Durante el confinamiento, vi a través de las redes sociales que muchas personas le dieron rienda suelta a su imaginación y comenzaron a pintar. Entonces, se me ocurrió que los comerciantes de nuestra ciudad podrían dibujar en su escaparate. Me pareció una buena manera de crear un ambiente positivo y alegre», confiesa Olga Zulueta, directora creativa de la entidad.
En Bizkaia Dmoda, conocemos algunos de los propietarios que, en la mayoría de los casos, se han convertido en artistas por un día y han hecho posible que sus comercios muestren su mejor cara en estos difíciles momentos.
Janire Matilla, de la tienda Sweet Glory:
Janite Matilla, propietaria de la tienda de moda y accesorios Sweet Glory, situada en plena Gran Vía, reconoce que, tras el confinamiento, ha percibido que los bilbaínos se están volcando más que nunca con el comercio local. «He tenido una vuelta muy positiva, mucho más de lo que me esperaba. Considero que los clientes se acercan a las tiendas pequeñas porque ven ellos mismos cómo estamos cumpliendo las medidas de seguridad. Eso no sucede cuando adquieres algo por Internet, no sabes cómo se ha preparado tu pedido», explica. Cuando Bilbao Centro le propuso que pintara su escaparate, no se lo pensó. «Lo suelo hacer bastante, en San Valentín, en rebajas… dibujo sobre el escaparate a mano alzada y me encanta», declara. En esta ocasión, decidió plasmar en la cristalera centenas de 'abuelitos'. «El virus me recuerda mucho a esta flor. Cuando soplemos se irá y no volverá», declara con esperanza. La maña de Janire para pintar su escaparate permitió que lo terminara en tan solo hora y media.
Ana Álvarez, de la peluquería Tonific:
Ana Álvarez, propietaria de la peluquería Tonific, ubicada en la calle Lersundi, admite que, tras la cuarentena, su ritmo de trabajo no ha presentado grandes cambios. «Ahora solo tengo un tocador habilitado. He estado trabajando 12 horas seguidas, pero feliz», reconoce. Cuando le comunicaron el proyecto, y que debía transmitir una idea positiva en él, en seguida le vino a la cabeza la imagen de una cometa. «Necesitábamos que nos diera el aire y este objeto, me< transmite libertad», explica entre risas. Como no tenía tiempo para ir a comprar materiales nuevos para crear el mural, buscó entre las cosas que guarda en casa. «Siempre tenemos alguna cosilla de carnavales…», cuenta. Y así, encontró vinilos adhesivos, cuerdas de colores y folios que utilizó para realizar su dibujo. Ana comenzó a trazar la parte inferior, pero cuando llegó a lo más complicado, la cometa, le pasó el testigo a su hijo. «Se le dan las artes plásticas mucho mejor que a mí», reconoce. Cuatro horas después, su escaparate estaba totalmente li
Borja Elorza y Jon Marín, de la agencia de comunicación Cid FCA:
Borja Elorza y Jon Marín, socios de la agencia de comunicación Cid FCA, situada en la calle Fernández del Campo, reconocen que el estado de alarma paró en seco su actividad laboral. «Algunos proyectos se cancelaron y otros se han aplazado hasta el año que viene. También hemos aprovechado para reinventarnos», añaden. Cuando Bilbao Centro les propuso participar en la iniciativa, no lo dudaron ni un segundo. Para que su escaparate luciera más bonito que nunca, contactaron con la ilustradora Pilar de Miota. «Conocíamos sus trabajos y nos encantaban», confiesan. En el dibujo que adorna la cristalera, dos jóvenes se muestran muy felices mientras leen. «En realidad, somos nosotros porque, al fin y al cabo, la oficina es nuestra casa», reconocen entre carcajadas. La artista pintó el dibujo con rotuladores. Un trabajo más difícil de lo que parece, ya que lo tuvo que trazar al revés desde dentro del local. Una iniciativa que ha inspirado a Borja y a Jon, que anuncian que, a partir de ahora, utilizarán la cristalera de su oficina para lanzar un mensaje concreto al año.
Carlos y Camino Azula, de la tienda especializada en trajes para novios Pascual
Carlos y Camino Azula, propietarios de la tienda especializada en trajes para novios Pascual, ubicada en la calle Cosme Echevarrieta, admiten que, en esta crisis provocada por el coronavirus, el mundo de las bodas está lleno de incógnitas. «Esto hace que estemos trabajando solo a un 30% de nuestra capacidad, la mayoría de las bodas se han aplazado hasta el año que viene», lamentan. Cuando Bilbao Centro les planteó pintar un mensaje en el escaparate de su tienda, contactaron con su gran amigo Kepa Bilbao. «¡Es un artista!», exclaman. Cuando compartieron con él el proyecto, aceptó encantado, pese a que nunca había dibujado sobre cristal. De hecho, varios minutos después, les hizo saber que ya tenía una idea en mente. «El dibujo hace referencia a un pirata que está con su barco en la bañera porque no puede surcar los mares. Creemos que describe muy bien la situación que estamos viviendo ahora mismo», explican. Con una gran habilidad, Kepa lo dibujó en una mañana. «A por el mar, a por el mar, que ya se adivina», se puede leer en la bañera.
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