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No tolera el nombre de José sin tilde en la 'e', lleva siempre a mano una bruma facial y ha hecho del hashtag #viviendorasé un estilo de vida. Se llama José Fernández-Pacheco, aunque es conocido como Josie, un apelativo que le pusieron sus ... compañeros de facultad en honor a su modelo favorita, Josie Maran. Este castellano-manchego se ha convertido en el aspirante más carismático de la quinta edición de MasterChef Celebrity gracias a unas frases tan ocurrentes como sus propios estilismos. Perfeccionista, esteta, sensible, divertido, culto... ha hecho un paréntesis en su vida profesional para volcar todo su bagaje como estilista en unos platos bonitos y meticulosos, hasta el punto de llegar a hacer un degradé a un espárrago triguero.
Se ha enfrentado a los ojos de una corvina, al «pis póstumo» de un conejo y a un tradicional sofrito del que sigue sin entender que sea la base de la cocina - menos mal que existe el «vinagre de toilette» para que el olor a fritanga no penetre en el pelo -. En los últimos 20 años jamás ha sentido atracción por el arte culinario, sin embargo, ahora es su único interés y eso se refleja en su evolución, aunque tenga una avanzada «cultura de foso» (nombre con el que se refiere a las pruebas de expulsión). «No me preguntes ni por un trapo, estoy entregado a los alimentos», reconocía. Salir airoso de la zona de confort también se llama éxito, y él lo tiene asegurado.
Sus estilismos son pildoritas culturales capaces de arrebatar el protagonismo a compañeros y jueces. Josie sorprende y con él también se aprende, por algo ha trabajado en las cabeceras de moda más importantes de nuestro país y ha dirigido el Máster de Postgrado en Estilismo de Moda del Instituto Europeo de Diseño. Puede pasar sin despeinarse de una camisa 'borbónica' del año 86 a una blusa de seda de Mans Concept, la nueva niña mimada de la moda masculina; de una dramática capa de tafetán a un divertido pijama de Wafflie; de un calzoncillo de algodón blanco vienés a un bañador Vilebrequin del colorista Castelbajac, o de una diadema con un tercer ojo a una enorme pamela de paja, como la que ha llevado en el programa este mismo martes. Al igual que ocurrió hace dos semanas con Ainhoa Arteta y sus pendientes de Pradera, lo que algunos no sabían es que la pieza que lució en las playas del sur también fue creada por una diseñadora del norte.
La prueba de exteriores tuvo lugar en Carbones 13, un conocido chiringuito a los pies de la playa de Los Lances, en Tarifa. Antes de acabar embadurnado en tinta de calamar, Josie se volvió a vestir «como si fuera el último día de su vida», una filosofía que sigue como un mantra. Por eso, maquilló el simple polo azul que utilizaban como uniforme con unas gafas retro de Palomo Spain y una maravillosa pamela de la bilbaína Mariana Barturen, una de las sombrereras más prestigiosas de nuestro país. «Fue una locura observar mis piezas en televisión y una sorpresa muy grata ver cómo se movía con ellas, cómo las defendía...», nos cuenta Barturen, que desconocía cuándo iba a utilizar este accesorio que confeccionó a medida para él.
La pamela en cuestión es de paja cosida bicolor en salmón y beige, muy aprestada para que mantenga la forma. La sombrerera sabe perfectamente cómo armar los diseños que le pide Josie, puesto que no es la primera vez que acude a su taller. El estilista, que se ha jurado a sí mismo llegar con «talla showroom» a los 75, también puede presumir de sus 59,5 centímetros de contorno de cabeza. Aunque Mariana no trabaja diseños para hombre porque necesitaría otro tipo de estructuras, nos confirma que «Josie tiene la cabeza lo suficientemente pequeña como para que se pueda trabajar con hormas de señora».
En cualquier caso, de poco le sirvió la pompa de su estilismo playero porque volvió a hundirse en el foso. Un foso, por cierto, del que volvió a resurgir como el Ave Fénix con el más impactante de los looks.
Josie no pierde la ocasión para lanzar referencias históricas en cada una de sus apariciones, llegando a verse reflejado en figuras tan dispares como Deborah Devonshire, Juana de Arco, la princesa de Éboli y hasta la mismísima Elena Santonja embadurnada de harina. Para situarnos en las influencias de su tercer estilismo, tenemos que viajar hasta Zaragoza y poner el punto de mira en una de sus instituciones musicales más antiguas: la Escolanía del Pilar. A sus alumnos se les conoce cariñosamente como 'infanticos' y están al servicio de las dos catedrales de la capital aragonesa, la Seo y el Pilar. Se caracterizan por ir ataviados con un roquete blanco, una sotana roja y un cuellecillo, también de color rojo, que sirve para ocultar la camisa.
Este peculiar diseño despertó la curiosidad de Josie, hasta tal punto de llegar a replicarlo a su manera en la prueba de fuego de MasterChef.
Pantalón negro, camisa blanca y zapatos Oxford. Hasta aquí nada llamaría la atención si no fuera porque también incorporó al look una sobrefalda roja y desmontable de Tot-Hom a modo de sotana 2.0 y una triple pajarita que emulaba los característicos cuellos de los monaguillos. Este detalle también fue obra de Barturen que, aparte de sombrerería y tocados, confecciona zapatos, guantería, plumería, vestidos y velos de novia. Además, ofrece servicios especiales a clientes que, como Josie, necesiten apliques florales u otro tipo de creaciones. «Fue un encargo magnífico y se confeccionó en moharé rojo con rositas de encaje», nos cuenta esta sombrerera de raíces vizcaínas afincada en la capital. Con semejante estilismo, no pudo hacer otra cosa que esforzarse por ser el mejor de la prueba con su «Torre de Babel» y librarse de la eliminación. Dicho y hecho: se salvó... con los ecos del «Bimbó» de Chayitín de fondo.
Josie no es solo un cliente habitual de Mariana Barturen, sino que su relación se extiende al ámbito laboral, y es que, habitualmente, trabajan juntos en shootings y estilismos. «Muchas veces utiliza piezas que tenemos fabricadas y otras las confeccionamos según las directrices que nos da. Tiene claramente definido todo lo que necesita y eso no es muy habitual, por lo que trabajar con él resulta una gozada», nos cuenta la sombrerera. Del manchego destaca su carisma y «lo bien que describe aquello que quiere hacer sentir con cada pieza. Eso es muy importante y nos emociona».
Pedimos a Mariana que nos recuerde otras piezas que confeccionó para él, y destaca la máscara que utilizó para una gala, elaborada con flores que iban montadas sobre la propia montura de sus gafas, o unas gardenias que brotaban de una camisa de Mirto y confeccionó con tela que le cedió la firma para que se fusionaran perfectamente. Todos ellos, en definitiva, diseños con un punto «rasé» que, para quien lo dude, son lo «máximo (Valverde)».
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