IRATXE ASTUI
GERNIKA-LUMO
Jueves, 17 de noviembre 2022, 16:56
Las letras del rótulo de la tienda Adela Garteiz de Gernika se han convertido en un clásico dentro del plano comercial del centro urbano de la villa foral. Al frente de su mostrador, abierto bajo los arcos de la calle Artelake, atienden ahora los sucesores ... de Agapito Garteiz, el bisabuelo emprendedor de una saga familiar de cuatro generaciones de comerciantes, que comenzó su andadura con la venta de telas en al localidad vizcaína. Su hija, Adela, recogió el testigo de la profesión con la apertura de otro comercio textil, en la antigua Prantxiskale –hoy Azoka kalea–.
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«Desapareció con el bombardeo de 1937», explica Juan Cruz Zallo, gerente y miembro de la familia propietaria de uno de los negocios de moda con más solera en Gernika y la comarca de Busturialdea. «Tenía dos pisos y quedó reducida a escombros por lo que, además de la mercancía se perdieron también los papeles y la documentación que nos podrían aportar una pista más exacta del origen de nuestro negocio», lamenta.
En la centenaria tienda, que Juan Cruz regenta junto con su hermana Adela y el marido de esta, Aitor Arana, calculan que la andadura emprendida por el 'biraitxitxe' Agapito, podría remontarse «al año 1850», estiman sus sucesores.
En el escaparate de Adela Garteiz, dedicada ahora en exclusiva a vestir tanto a mujeres como a hombres, luce el premio que la Confederación Empresarial de Comercio de Bizkaia (Cecobi) ha concedido a esta firma gernikarra por su larga trayectoria comercial. La agrupación Gernikako Merkatari Elkartuak de la simbólica localidad también destacó con otro galardón la solera de la misma actividad, en el marco de los Premios Gernika.
«Nos sentimos orgullosos de estos reconocimientos que pertenecen también a nuestros abuelos y padres», agradecen los hermanos Zallo. La larga trayectoria de Adela Garteiz, sin embargo, no tiene visos de que en el futuro vaya a traspasar a una quinta generación. «Nuestros hijos están a otras cosas», se resignan en la familia.
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Los habituales clientes de Adela Garteiz guardan todavía fresca en la memoria los inicios de la actual tienda de Artekalea, gobernada por los progenitores, Markel Zallo y Margarita Bilbao. «De alguna manera, esta tienda junto con otras clásicas que han desaparecido ya, han marcado la moda en Gernika», aseguraba a EL CORREO una vecina del municipio.
Juan Cruz y Adela recuerdan aún los años más espléndidos que vivió su establecimiento comercial. «Nuestros padres trabajaban de sol a sol», rememoran. «Sobre todo los lunes, que en Gernika siempre han sido días grandes. Llegaba mucha gente de los pueblos de alrededor e incluso de otros más lejanos como de Markina», cuentan.
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Además de los de casa, entonces trabajaban en el negocio «hasta cuatro dependientas que hacían turnos para comer en casa de nuestra abuela. Ese día no se cerraba a mediodía», subraya Juan Cruz. La plantilla de Adela Garteiz se completa en la actualidad con Mari Paz Sánchez, como única empleada que no pertenece a la saga «pero como si lo fuera».
El auge de la pesca en pueblos como Bermeo y Lekeitio se dejaba notar también en la actividad comercial de la villa foral, sobre todo en la década de los setenta y ochenta del pasado siglo. «Se manejaba más dinero. Teníamos buenos clientes de la costa», aseguran los Zallo, que en aquel entonces no levantaban un palmo del mostrador. «Pero ayudábamos en los que nos mandaran los mayores; haciendo recados o doblando las camisas y los jerséis que ellos mostraban a los clientes».
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En los cajones del mostrador se guardaban «tres cuadernos para el control de los pagos pendientes». «En uno de ellos se anotaba a los compradores que sabíamos que saldaría su deuda; en otro a los 'dudosos' y en el último, los que aita y ama sospechaban que nunca iban a pagar las compras». «Aunque estos eran los menos», aclaran a favor de sus fieles clientes, «porque la gente era muy formal con los pagos».
En Adela Garteiz recuerdan como producto estrella de su tienda «la gabardina». «Era un artículo que se utilizaba mucho, imprescindible y que duraban una eternidad». A lo largo de su dilatada historia, en Adela Garteiz han constatado también la evolución que ha vivido la moda en la comarca en general. «Antes se apreciaba más la calidad de los paños y en cuanto a los colores, se ha salido de la uniformidad de los azules, negros, beiges y grises. La paleta es mucho más amplia y atrevida que antaño».
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La tienda de Adela Garteiz ha salvado también a más de un cliente del disgusto. «Algún que otro novio nos ha llegado el mismo día de la boda a por la corbata e incluso a por una camisa porque se le había quemado con la plancha. Los invitados también nos piden que les dejemos hecho el nudo en postizo, porque no saben montarlo».
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