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Antonio Cadenas se acercó a los locales de Bilbao La Vieja para dar a conocer lo que llevaba haciendo toda su vida: reparar calzado como los artesanos de antaño. En realidad, este venezolano de 49 años, que llegó a la villa hace más de dos, no buscaba más que una segunda oportunidad. Y casualmente, la encontró en 'La Zapa de 2 de mayo', el proyecto que levantaron Alberto Atauri y Fernando Cabo, dos educadores sociales bilbaínos a los que les fascinaba la reparación de zapatos. Ambos contaban con su propio taller en el barrio de San Francisco y decidieron aunar fuerzas cuando conocieron que un antiguo local de la zona echaba el cierre. Así que allí que se fueron con su maquinaria - de un taller que cerró en Santutxu - y sus pieles. «La idea inicial era abrir un espacio dedicado solamente a la reparación de calzado como se hacía antes. Hasta que apareció Antonio, que también sabe hacer zapatos desde cero. En Bilbao no había nadie que fuera capaz», cuentan. Fabrican calzado al gusto del cliente: les añaden la suela que desea, los centímetros de tacón y hasta el tipo de piel, disponible en una infinidad de colores. «También disponemos de materiales veganos - reciclado de poliéster-, aquí cada uno hace el calzado de sus sueños», celebran.
El establecimiento abrió sus puertas el pasado mes de marzo. «Aunque los vecinos ya nos conocían porque llevábamos desde diciembre preparando el espacio. Los curiosos se asomaban para saber qué estábamos montando», cuentan. A pesar de que el comercio abre sus puertas cada día a las 9.30 horas, tan solo han transcurrido escasos minutos y varios clientes entran al local con un par de zapatos para reparar. «Nuestra primera clienta fue Verónica, una joven que le dio una oportunidad a sus zapatos de baile. También atendimos a una mujer cuyo perro había destrozado sus botas nuevas, así que le cambiamos el cuero dañado por otro en perfecto estado», recuerdan. Otras personas llegan para recoger sus encargos con ilusión, cuando ven que estas piezas han 'revivido' no dan crédito. Y casi siempre repiten.
De una viga del local cuelgan las hormas con diferentes números para fabricar calzado, e incluso hay clientes que cuentan con la suya propia. «Esta, por ejemplo, es de una clienta que se llama Mónica Linero, que le hicimos unos zapatos porque tenía el empeine muy bajo. Tuvimos que modificar la horma con un poquito más de altura. Y esa otra es de un número 47, de una persona que no encuentra calzado en el mercado», explica Alberto.
El comercio ha tenido una gran acogida tanto entre los vecinos del barrio como entre los bilbaínos en general. «Este mes hemos tenido más de 18 encargos», cuentan mientras muestran un pequeño cuaderno donde anotan cada uno de los pedidos. Apuntan nombre, apellido, qué pieza hay que reparar y al lado, pegan con celo un fragmento del cuero que hay que utilizar en el arreglo. «Solemos tardar dos días, aunque siempre depende del trabajo que tengamos y qué hay que restaurar. El proyecto ha tenido tanto éxito que hemos tenido que incorporar a una persona a media jornada», desvelan. Diferentes entidades de la ciudad, como Bilbao Dendak, han apoyado esta iniciativa. El comercio fue uno de los finalistas de un concurso de negocios emblemáticos que organizó la asociación.
La ubicación de este establecimiento es un punto clave para dar a conocer a nivel internacional la artesanía que producen Antonio, Alberto y Fernando en 'La Zapa de dos de mayo'. Como no podría ser de otra manera, el local forma parte del singular mercado '2 de mayo', que se celebra cada primer sábado del mes en el barrio de San Francisco y que se caracteriza por ofrecer un amplio abanico de artículos 'vintage' y productos locales. «La difusión gracias a esta cita es increíble, nos han conocido turistas de Inglaterra, Francia y Bélgica», cuentan orgullosos. En una de estas jornadas, donde el barrio saca a relucir su mejor cara, se acercó una pareja gala fascinada por un par de zapatos expuestos en un rincón de la tienda. «La mujer quedó prendada por el modelo al que llamamos 'Primavera en Bilbao', un calzado de salón con cinco centímetros de tacón. Aunque no solemos tener stock, había unos y justamente eran de su talla, un golpe de suerte vaya. No obstante, pidió que le hiciéramos otros con un poco más de alza y con otro tipo de piel», rememoran. Se los han enviado esta misma semana porque el material que eligió es difícil de encontrar.
Miran al futuro sin miedo, con optimismo, porque sienten que «han encontrado su hueco». «Sabemos que el 'low cost' existe, pero nosotros optamos por reciclar lo que está roto. Aunque la verdad es que hay sitio para todos», aseguran. Estas navidades preparan unos talleres para que aquellas personas interesadas aprendan cómo fabricar un par de zapatos desde cero. «Todavía estamos pensando en qué modelo elegiremos». Además, ya están disponibles unos tickets que han preparado para regalar estas fiestas. Con ellos, la persona que recibe el vale puede elegir cada uno de los detalles de su propio zapato personalizado. Mientras tanto, el ruido de la maquinaria para hacer calzado de 'La Zapa de 2 de mayo' seguirá sonando en este lugar tan especial de San Francisco, donde los zapatos y las personas tienen una segunda oportunidad.
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