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«¿Se me va a caer el pelo?» Fue lo primero que Yanire Granero preguntó a su oncóloga aquel 4 de enero de 2016 en el que le diagnosticaron cáncer de mama. «Fíjate qué tontería, pero no quería mirarme en el espejo y notarme enferma», ... recuerda esta joven de Abadiño. A sus 27 años, sintió cómo su vida se paraba en seco. «De repente todo cambia, dejas de trabajar, de salir con tus amigos...» Pero ella decidió afrontar este trance «tan heavy» con optimismo. Lo primero que hizo fue crear un blog en el que con ironía y sin paños calientes relataba su convivencia con esta enfermedad y ayudaba a otras personas en su situación. Lo mismo colgaba un vídeo explicativo sobre cómo ponerse un pañuelo en la cabeza que compartía los productos de cuidado personal que le habían funcionado. Porque Yanire no dejó de mimarse por dentro y por fuera mientras estaba enferma. Llevar los labios pintados de rojo se convirtió para ella «en un signo de fortaleza». «Se que es una chorrada y una frivolidad, pero a mi me dio un chute de energía brutal.»
Lo segundo que hizo mientras afrontaba el cáncer fue sacarse un 'selfie' cada semana para demostrarse a sí misma que el pelo volvía a salir. «En aquel momento conseguía motivarme con pequeñas cosas y ver que me crecía el pelo era una forma de comprobar que había terminado con la quimioterapia, que es una de las partes más duras». Recuerda especialmente cuando una semana después de su primera sesión de quimio fue con su hermana a comprarse una peluca. «Hoy en día están súper logradas, pero sientes que no es tu pelo. Así que me empecé a poner turbantes porque estaba más cómoda». Sin embargo, no encontraba diseños que le gustasen y fuesen apropiados para su edad, así que la tercera cosa que hizo mientras superaba el cáncer fue hacerse sus propios turbantes. Así nació Memiimo, un proyecto personal que refleja el episodio «más brutal» de su vida y que áuna sus dos pasiones: el dibujo y ayudar a los demás. «Cuando tienes cáncer todo cambia, tus prioridades, tu forma de ver la vida... y yo estaba cansada de trabajar en otros sitios.»
Hoy Yanire diseña y confecciona coloristas turbantes, pañuelos, bandanas, coleteros y diademas que contagian su optimismo y ganas de vivir. Su última colección se compone de seis diseños de cada pieza que transmiten el cariño que pone en su trabajo. «Lo hago con todo mi amor, y hasta en cada tarjeta de agradecimiento pinto un corazón, porque siento que cada clienta se lleva una parte de mí.» Esta joven emprendedora, que cursó un grado de Artes Plásticas y Diseño, no solo crea estos originales complementos, sino que se encarga de todo el negocio. Es decir, diseña y edita la página web, fotografía los accesorios, busca proveedores, realiza pedidos y facturas... De ahí que en la actualidad esté cursando un grado de Administración y Finanzas para «mejorar» en su empresa. «No es fácil ser emprendedor y con un proyecto tan personal, pero poco a poco voy viendo resultados.»
Coloristas Los turbantes cuestan 26 euros y los coleteros 10. Los pañuelos pequeños (50x50) salen a 35 euros y los grandes (100x100) a 70. Las diademas cuestan 30 euros, aunque también hace diseños personalizados al gusto de la clienta o en función del estilismo que quiera llevar a un evento especial.
Solidarios El 2% del beneficio anual de Memiimo está destinado a la lucha contra el cáncer.
Cada primer sábado de mes vende sus artículos en el mercadillo Dos de Mayo de Bilbao La Vieja, una cita que ha dado visibilidad a su marca, al igual que las redes sociales. «Hoy en día ayudan mucho, hay clientas que cuando llegan a mi puesto me dicen que ya me conocían de Instagram.» Yanire comercializa sus accesorios a través de la página web de su firma y de cuatro tiendas multimarca de Gernika, Durango, Zarautz y Barcelona. «¿Por qué Memiimo?» «Porque cuando pasas por un episodio tan duro en tu vida te das cuenta de que tú eres lo más importante y que tienes que mimarte.»
La enfermedad le enseñó a vivir en presente, pero a la pregunta de cómo se ve en un futuro no lo duda: «me gustaría seguir haciendo lo que más me gusta, porque cuánto más crezca el proyecto, más podré ayudar a los demás.» Y es que el 2% de lo que saca cada año con Memiimo lo destina a la lucha contra el cáncer. Ya totalmente recuperada, esta emprendedora valiente y solidaria sigue manteniendo el brillo en los ojos que nunca perdió. Y los labios... rojos, por supuesto.
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