![Las cirujanas bilbaínas Andrea Arechalde y Arrate Lobato, que han abierto una clínica capilar y de estética donde estaba el antiguo spa de Aitor Ocio.](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/10/28/clinica-capilar-estetica-bilbao-cirujanas-aitor-ocio-spa-balines-2-kdRB-U2201632472103gG-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Clínica capilar y de estética en Bilbao
Dos cirujanas bilbaínas renuevan el antiguo spa balinés de Aitor Ocio como clínica capilar y de estéticaArrate Lobato y Andrea Arechalde han cumplido hace tan solo unos meses el sueño de su vida. En el local que durante un tiempo acogió el spa balinés del futbolista Aitor Ocio, en el número 2 de la calle Rampas de Uribitarte, estas cirujanas y médicos estéticos bilbaínas han abierto la Clínica Albia, un centro de medicina capilar y estética de 400 metros completamente reformado. Primero se incorporó Arrate y Andrea comenzó en septiembre tras una baja. «Nos conocimos trabajando en otra clínica y éramos de las pocas cirujanas capilares de Bilbao. Casi desde el principio comentábamos a menudo que cuando abriéramos nuestra propia clínica haríamos las cosas de una forma diferente», explica Andrea. Aquellos comentarios se fueron extendiendo en el tiempo y cada vez adquirieron más consistencia, hasta que un día se convirtieron en realidad.
Con más de 1.000 cirugías y muchas horas de experiencia a sus espaldas, estas emprendedoras treintañeras querían marcar la diferencia en su propuesta, especialmente, en la unidad capilar. «El mundo capilar es un poco sensible. Últimamente todo el mundo hace cirugías por encima de sus posibilidades pero no piensan en el paciente. Además, hay mucho intrusismo y mucha ilegalidad», recalca Arrate. Lo que buscaban era precisamente lo contrario: «Nosotras somos empresarias, pero no dejamos de ser médicos. Detrás de cada paciente hay una familia, una pareja, unos amigos... Queremos dormir tranquilas por las noches, sabiendo que hemos hecho lo mejor en cada caso, teniendo en cuenta que cada persona es única», explica Andrea.
De hecho, lo primero que hacen cuando llega un paciente es establecer una relación de confianza explicándoles lo bueno, lo malo y las limitaciones de cada caso a la hora de realizar el injerto capilar, si es que es la solución adecuada. «Siempre hacemos primero un tratamiento vía oral o inyectado, porque en algunos casos se soluciona ya el problema», señala Andrea. Si no es posible, el siguiente paso es la cirugía. «Tenemos la técnica más puntera, ya que cuando realizamos la extracción clasificamos el cabello de uno o uno en función de los folículos que contenga. Tras este proceso se realiza la implantación. En total, son entre 5 y 6 horas. La cirugía es muy bonita, y vas aprendiendo cada vez más a medida que vas haciendo. También nos encantan los retos, como las reparaciones de cirugía previas que no han salido bien en otros centros», detalla Arrate.
Si ya en la consulta se genera un vínculo de confianza con el paciente, las horas de preparación y de quirófano afianzan todavía más la estrecha relación que les gusta generar con cada persona que cruza las puertas de la Clínica Albia. «En el quirófano algunos se duermen, pero muchos se quedan despiertos y te hablan de su mujer, de sus hijos, de dónde veranean, de la última serie que han visto...», explica Arrate. Como después hay que hacer un seguimiento de hasta de un año de duración, la relación, en numerosas ocasiones, continúa a través del teléfono. «Nos mandan fotos, recomendaciones de películas o hasta recetas. Y algunos nos traen hasta productos de su huerta», comenta riendo Andrea.
A veces, el vínculo se expande mucho más allá de las paredes de la clínica. «Un paciente que tiene una bodega nos ha invitado una vez a comer y otro mexicano quiere prepararnos recetas de su país», explica Arrate. Por todo ello, no es extraño que el boca a boca se haya convertido ya en la mejor publicidad de la Clínica Albia, que ha sido reformada al detalle por el arquitecto bilbaíno Borja Vildósola, que buscaba crear un espacio acogedor y cálido en el que los pacientes se sintiesen como en casa. «Muchos nos conocían de antes y nos recomiendan a sus conocidos. Por ejemplo, vino una vez un policía municipal y al final acabó viniendo todo el grupo con el que trabaja. Eso es lo mejor que te puede pasar», señalan orgullosas.
Mientras tanto, Arrate y Andrea no dejan de formarse. Ni ellas ni su equipo, con 8 personas en total. «La medicina es un campo que se renueva continuamente. Tienes que estar atento a nuevas investigaciones, artículos, conferencias... El objetivo es ofrecer lo mejor a nuestro cliente, porque sabes que viene con mucha ilusión por recuperar su cabello». También realizan tratamientos de medicina estética, como inyecciones de toxina botulínica o ácido hialurónico, además de tratamientos con láser o con radiofrencia y el famoso Hydrafacial para lucir una piel limpia e hidratada. Entre tanta vorágine, apenas tienen tiempo para cambiar impresiones, por eso aprovechan el viaje de vuelta a casa en metro para ponerse al día. «Lo que más claro tenemos es que si hacemos las cosas como tienen que hacerse nos va a ir bien a largo plazo. No se trata de decir que sí a todo solo por dinero, a veces no se pueden hacer ciertas cosas. Para nosotras no hay nada mejor que trabajar con ética y confianza con el paciente. Es lo que hemos querido desde siempre», confiesan.
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