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Es curioso observar cómo en plena era digital, en la que los soportes tecnológicos de última generación marcan el rumbo de nuestra vida, aún quedan nostálgicos dispuestos a desempolvar la tinta y la pluma para convertir la escritura manuscrita en una forma de ganarse la ... vida. En una era en la que se han cambiado los libros por los ebooks, los periódicos por las webs y las cartas por los mails, existen románticos como Bego Viñuela que caminan a contracorriente para escribir su historia con buena letra y mantener vivo el arte milenario de la caligrafía.
«Cuando escribo se para el tiempo. Mi pluma, el papel y yo. No necesito nada más», reconoce. Ahora, es el tiempo el que le ha parado a ella y al 'ris ris' de su plumilla. El confinamiento ha privado a esta bilbaína de «la independencia que le da su trabajo y del tiempo de calma que le aporta la caligafía». Ya no puede abrazar a sus padres ni a su sobrina, ni empaparse de arte en su estudio de la Avenida del Ferrocarril, el lugar donde ha invertido sus recursos y sus conocimientos gracias a Caligrafía Bilbao, su proyecto más ilusionante. «Me encuentro en un momento de bastante incertidumbre. He tenido que cancelar los cursos que imparto en el taller y otras acciones para marcas que tenía concertadas. También he dejado a medias un proyecto de una línea textil en la que estoy trabajando junto al diseñador Carlos Calahorra. Es un momento difícil, pero confío en que si lo conseguí una vez lo volveré a hacer».
En contraposición, la cuarentena le ha dado la oportunidad de desconectar de lo prescindible para conectar con personas tan cercanas y ajenas como eran sus vecinos de enfrente. Ahora, desde la seguridad de una terraza con vistas a Indautxu, comparte con ellos torrijas caseras y conversaciones que «le dan la vida». Bego también ha celebrado el primer cumpleaños su bebé dentro de este escenario atípico e inolvidable y ha aprendido que nada en la vida era tan necesario y urgente como lo estábamos planteando. Además, ha detectado que la creatividad, en cualquiera de sus formas, está siendo para muchos el clavo al que agarrarse en lo que llevamos de crisis. «Desde la acción más primitiva como un garabato hasta la partitura más elaborada, está siendo una oportunidad para niños y adultos de dejarnos llevar y divertirnos», puntualiza. Un ejemplo de ello ha sido el aumento de las inscripciones y de la actividad del foro en los cursos que ofrece a través de la plataforma Doméstika - uno de Caligrafía inglesa y otro de Caligrafía con pincel – y la estupenda acogida que ha tenido entre el público una iniciativa con la que ha querido sumarse a la oleada de propuestas que inundan estos días la red.
'Safe at Home' es más que un puñado de trazos, es un mensaje de esperanza y ánimo para seguir permaneciendo a salvo en casa. Bego decidió plasmar este lema en un papel y publicarlo en sus redes sociales, animando a sus seguidores a que hicieran lo propio y lo compartieran en Instagram bajo el hashtag #athomewithCB. «Para mí escribir es una forma de evadirme, de conectar conmigo misma y disfrutar. Pensé que para mucha gente también podría serlo. A veces hay que ponerse un objetivo para «obligarse» a hacer algo. A veces la pereza, el «yo no voy a saber hacerlo» y otras trabas de este tipo nos frenan para disfrutar de algo que nos gusta. En este caso, la falta de tiempo no era una excusa», pensó, y el resultado superó todas sus expectativas. «Cuando lo propuse creía que nadie me haría caso porque ya estaban bastante entretenidos, pero, poco a poco, fueron llegando las primeras caligrafías y a día de hoy ya hay más de 125. Es increíble cómo desde todos los puntos del mundo se están sumando al reto: alumnos, amigos, gente que admiro… ¡gracias a todos!».
La idea final ha sido realizar un póster recopilatorio con todas las propuestas, algunas de las cuales ya puedes ver aquí. Mientras llegue el esperado día del desconfinamiento, y a falta de poder seguir adelante con su agenda laboral, Bego sigue manteniendo su mente activa, aprendiendo y enseñando lo que más le gusta a través de una pantalla. Dos veces a la semana, hace entrevistas en directo a través de Instagram a gente relacionada con la caligrafía, como Galanpenholders, una artesana que hace palilleros y material de escritura en madera, Scriptorium Yayyan, iluminador y creador de pigmentos, y otros grandes calígrafos nacionales e internacionales. «Estamos aprendiendo mucho de sus procesos y de ellos mismos. Al final, es una charla entre amigos a la que se unen los seguidores haciendo preguntas y creando una red preciosa», asegura.
Bego es licenciada en Bellas Artes, especialista en Diseño Gráfico con un máster en Tipografía y autora del primer libro de caligrafía inglesa editado en castellano, «todo un orgullo para una bilbaína». Es una emprendedora que lucha cada día por sacar adelante Caligrafía Bilbao, con proyectos tan interesantes e innovadores como los «Retiros Caligráficos», unas escapadas que realiza junto a sus alumnos un fin de semana al mes a la Casa Rural San Miguel de Txorierri, en las que imparte 12 horas de materia de estudio y, además, conviven todos juntos. «Es un formato que ha gustado mucho y nos hemos juntado muchos amantes de las letras venidos de muchos sitios: País Vasco, Madrid, Barcelona, Alicante, Colombia, México…». A pesar de este impecable palmarés, aún le preocupa el futuro incierto que dejará la crisis. «Ahora más que nunca tenemos que apoyar al pequeño comercio y a la cultura. Durante el confinamiento estamos valorando mucho las propuestas creativas, pero cuando acabe todo esto, vamos a necesitar el apoyo de todos para sacar adelante nuestros negocios». Siempre se ha dicho que escribir es terapéutico y quizás sea una buena herramienta para ayudar a digerir todo lo que está pasando. ¿Por qué no empezar ahora?
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