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Dice Bran que quiere comer y después salir a la calle. Se dirige al comedero y devora su pienso nuevo, con cordero y pavo. Le ... chifla. Luego va a por su pelota azul. Su favorita a juzgar por la cantidad de mordidas que tiene. Y se planta en la puerta a esperar a que sus dueños cojan su correa de cuero adornada con abalorios azules. A juego con las gomas que luce en el pelo. De sus coletas prefiere no hacer comentarios. En la calle las lleva con orgullo porque sabe que es un guaperas con club de fans, pero en casa se las quita ayudándose con la pata derecha porque quiere estar cómodo.
Su vida no ha sido fácil. Una protectora de Bizkaia lo rescató de una perrera «por peligro de sacrificio». Lo adoptó entonces una pareja, pero lo devolvió a los dos días porque se quejaban de que no les dejaba dormir. Era un cachorro de cuatro meses cuando encontró su hogar definitivo en Abadiño. Vive con Nuria Orduña y Adrián López, sus dueños, que cada día celebran que el destino de Bran estuviera a su lado. Y con su 'hermano', Batman, un gato asustadizo y cariñoso que rescataron de las vías del tren al poco de nacer. Pronto se pusieron a jugar y hoy son inseparables. «Cuando Bran llegó a casa tenía miedo de que fuese muy movido, por si alteraba a Batman, pero aluciné con lo bueno y tranquilo que era desde pequeñito, una pasada», cuenta Nuria, getxotarra de 30 años y profesora de Educación Primaria.
Dice Bran que sabe gestionar la fama. Cuando ve a un vecino asomado en el balcón espera debajo a que le reconozca y le tire algo. Llueven hasta salchichas. Y también agradece que la gente le salude por la calle. «La primera vez que le reconocieron fue en febrero en un centro comercial. Nos quedamos alucinados», recuerda Nuria. Bran se ha vuelto una estrella en TikTok (@branparlante), donde supera los dos millones de seguidores. Y también causa sensación en Instagram, con cerca de 90.000. «El primer perro que habla en castellano», se jacta orgulloso en estos perfiles.
Lo que hace Bran es comunicarse con sus dueños pulsando botones que expresan sus necesidades. «Durante el confinamiento, vi un vídeo en el que Christina Hunger, terapeuta del habla y el lenguaje, enseñaba a hablar así a su perrita. Me picó la curiosidad y pasado un tiempo quise intentarlo», cuenta Nuria. En enero de 2021 probó con el primer botón grabable, que compró por internet y reproducía una palabra pronunciada por ella. Eso sí, no cualquier palabra. «Empecé con 'premio', pero la quité porque no es adecuado comenzar con lo que más les gusta. Él entendía que había un límite de chuches al día, pero algunas personas me escribían porque su perro se estaba poniendo muy pesado».
Hoy Bran ya domina 15 palabras, que están agrupadas en secciones: personas o animales (Bran, Batman, papi y mami), acciones (comer, jugar, ayuda y mimos), lugares (casa, calle, balcón y río) y objetos (pelota, agua y ratoncito). «Hay gente que prefiere enseñar varios botones a la vez, pero nosotros cuando interioriza uno, pasamos al siguiente, como con los niños». Aunque Bran podría vivir perfectamente con dos palabras: comer y calle. «Ahora pulsa mucho el botón de ayuda, pero para que le hagamos caso y después pedirnos ir a la calle o a comer». Eso sí, cuando Nuria y Adrián acarician a Batman, enseguida toca el botón de mimos para no quedarse sin su ración de caricias.
Un estudio de la American Psychological Association realizado en 2009 demostró, entre otras cosas, que los perros son capaces de comprender más de 150 palabras. «La gente me dice que es muy listo, pero yo no paro de repetir que es un perro normal. Con los botones, hay que ser constante y tener mucha paciencia», asegura Nuria. Quien tiene un perro, seguro que ya se entiende con él, pero este experimento les permite alcanzar «un mayor nivel de comprensión». «Yo también sabía cuando Bran quería comer o salir, pero ahora cuando pulsa el botón de ratoncito, sé que no encuentra su juguete porque estará debajo del sofá. Si sumamos botones, le entenderemos aún más, pero llegaremos hasta donde él quiera».
Más allá de los botones, Bran es un perro de ideas claras y costumbres fijas. Le apasiona la playa. «Cuando nos estamos acercando, empieza a tirar de la correa para llegar antes». No soporta la violencia ni las injusticias. «Si ve una pelea, se pone en medio e intenta proteger al perro que percibe más indefenso». Y le encanta estar en la calle. «Aminora el paso cuando nos acercamos a casa para estirar el paseo aunque sea un minuto más». Eso sí, es el primero en extrañar el calor del hogar cuando pasan demasiado tiempo fuera: «Sale corriendo y se planta en el portal para subir cuanto antes».
Quizá porque Bran sabe lo que significa no tener un hogar. Por eso les dice a Nuria y Adrián que aprovechen su fama para concienciar a la gente sobre la importancia de adoptar. «Hay muchos animales que necesitan ayuda y poder transmitir el amor por ellos en redes sociales como TikTok, donde hay tantos adolescentes, es muy gratificante. Quiero quitar la idea de que los perros sin raza son menos listos, guapos o amorosos. El cariño que dan es igual de increíble e incluso más, porque necesitan a alguien que les mime y les quiera», sentencia Nuria mientras vuelve a hacer las coletas a Bran, que ha aprovechado para quitárselas cuando nadie le miraba.
¡No te pierdas el vídeo para ver a Bran en acción!
Y si te perdiste las cinco entregas anteriores, aquí puedes volver a verlas:
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