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Imanol Carretero, dueño de la óptica 'MaldeOjo', situada en la calle Ronda del Casco Viejo. @maldeojo_optikatelier
El bonito gesto de un óptico del Casco Viejo con un cliente que le adelantó 200 euros

El bonito gesto de un óptico del Casco Viejo con un cliente que le adelantó 200 euros

Imanol Carretero, que regenta la óptica 'MaldeOjo' en la calle Ronda, encontró este lunes la forma de agradecer a este cliente su generosidad: «Estas gafas que he fabricado son para ti»

Miércoles, 16 de diciembre 2020

Esta es la historia de Imanol Carretero, un joven de 30 años y natural de Estella, que ya en la adolescencia soñaba con «ser óptico de mayor». «No hay ninguno en la familia, nadie sabe el porqué de mi vocación, ni siquiera yo», bromea. Se matriculó en todas las facultades españolas que impartían Óptica y Optometría para no quedarse sin su plaza, que al final consiguió en la Universidad de Zaragoza, «la que quedaba más cerca de casa». Tras diplomarse, trabajó en una óptica de San Sebastián antes de mudarse a Bilbao hace ocho años para cumplir otro de sus sueños: abrir la suya propia. Imanol regenta desde el 2017 'MaldeOjo', en la calle Ronda del Casco Viejo, «un rincón especial en el que se venden gafas especiales», tal y como indica en su perfil de Instagram. Se trata de un espacio diferente en el que se respira buen rollo y «el público más canalla e inconformista» encuentra lo que busca. Y no son, precisamente, los modelos de Gucci o Prada que ofrecen las grandes cadenas, sino una cuidada selección de marcas alternativas. «Vendemos gafas de firmas que solo se dedican a hacer gafas y ofrecen calidad a buen precio», resume este óptico su filosofía.

Pero esta no solo es la historia de Imanol Carretero, también la del cliente que le ha regalado «el momento, momentazo» más especial de este año tan complicado. Este óptico bajó la persiana de su negocio el pasado 13 de marzo, pero siguió atendiendo casos urgentes con cita previa. Lo de este cliente en cuestión no era importante, solo tenía pendiente de recoger el recambio de unas varillas, así que esperó hasta mayo para pasarse por su tienda. Una vez allí, no solo pagó lo que costaban, sino que dejó a Imanol 200 euros más. «Fue muy emocionante, sin comprar bonos ni nada, me dijo que ya se los gastaría. Imagínate qué emoción aquel día, después de casi dos meses en casa, con aquella incertidumbre y tirando de ahorros, porque había que hacer frente a los gastos pero apenas entraban ingresos», recuerda.

En aquel momento, que Imanol nunca olvidará, este óptico se encontraba fabricando unas gafas. Porque también ha cumplido ese otro sueño que tenía desde hace años: crear sus propias monturas en su óptica. «Estamos fabricando tus gafas», se puede leer en el escaparate. Y es que es ahí donde, literalmente, Imanol ha establecido su taller y da forma a sus creaciones. Cuando este cliente le adelantó esa cantidad de dinero, Imanol estaba realizando unas gafas de sol en color mostaza y con las varillas en negro que incluyen un detalle muy especial: el busto de su perra, que es el logo de su firma. Así que se le ocurrió agradecerle este bonito detalle, con una especie de 'vale' que realizó con el sobrante de una lente de este modelo que estaba creando. Le llamó al día siguiente para que pasase a recoger esta moneda simbólica de acetato en la que había grabado la cifra de 200 euros. «Le pareció súper chula y me preguntó si cuando gastase el vale me la tenía que devolver o podría quedársela todo el rato», cuenta Imanol entre risas.

Vídeo.

Pero esta bonita historia entre este óptico y su cliente no terminó aquel día. «Durante este mes de diciembre, toca hacer balance y en el mío pesaba mucho ese vale. Fue un momentazo. Un momento que recordaré de este 2020», asegura Imanol. Terminó a tiempo aquella gafa, pero en todos estos meses no la puso a la venta: «La tenía guardada en un cajón, porque sabía que el mostaza es un color que le encanta y que la forma le iba a encajar. Sentía que debía regalársela, pero no sabía cómo hacer para que se pasase por aquí sin tener que contárselo», dice.

@maldeojo_optikatelier

No le hizo falta buscar excusas. Porque este lunes por la tarde, este cliente apareció por la puerta de su óptica para pedir cita para su suegro. Entonces, este óptico aprovechó para entregarle aquellas gafas que guardó en un cajón durante todo este tiempo. «Ese momento sí que fue chulo. Le dije que eran las que estaba fabricando el día que me entregó los 200 euros y que le hice el 'vale' con la lente que sobró al crearlas», cuenta. Este cliente leal y generoso se las probó allí mismo y comprobó que, para su sorpresa, le quedaban perfectas. «Le encantaron, se fue contentísimo. No se las llevó puestas porque era de noche, sino seguro que sí. Las gafas parecen hechas para él, aparece por la óptica el día que pienso en regalárselas... es como si toda esta historia estuviese pensada por algún lado», bromea Imanol, consciente de quelas gafas que lleva tatuadas en su antebrazo derecho ya no son las únicas que 'irán' siempre con él.

@maldeojo_optikatelier

Quién le iba a decir a aquel adolescente de Estella que soñaba con ser óptico, que acabaría montando una óptica en Bilbao, fabricando sus propias gafas y realizando un 'vale' en una lámina de acetato que se convirtiría en el momento más especial del 2020, el año en el que una pandemia mundial cambió nuestras vidas. Pero estos tiempos difíciles también han sacado lo mejor de las personas y nos ha dejado gestos que demuestran que los pequeños comerciantes son más grandes de lo que creíamos. Porque hay detalles y emociones que nunca viajarán en una caja de Amazon. «Bienaventurados aquellos que compran acetatos de 200 euros. Imanol cree que regalándome esta pedazo de creación propia pone fin a nuestra historia de confinamiento. Eskerrik asko Ima, me ha emocionado mucho. To be continued (Continuará)», ha escrito en Instagram este cliente, que aún no ha acudido a la óptica a canjear su 'vale' de 200 euros. Eso sí, en tono de humor, ha puesto a la venta en esta red social esta moneda simbólica que Imanol creó para él. «Se vende preciosa talla en acetato realizada por gran maestro óptico. Absténganse curiosos. Precio: 1.000.000 euros». Solo le queda a este óptico de 'MaldeOjo' y buen corazón, hacerse millonario. «Si te lo compra alguien avisa, que me pongo a hacer de esos a pares», le respondió Imanol.

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