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Los bolsos más especiales los crea Rocío en su casa de Algorta con telas antiguas y cinturones de piel.

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Los bolsos más especiales los crea Rocío en su casa de Algorta con telas antiguas y cinturones de piel.

Bolsos especiales creados en Algorta

Los bolsos más especiales los crea Rocío en su casa de Algorta con telas antiguas y cinturones de piel

Esta emprendedora de 29 años está detrás de 'Machimbas', una firma de bolsos únicos y de edición limitada diseñados y confeccionados por ella con retales y piezas antiguas

Martes, 15 de octubre 2024, 19:21

Rocío Machimbarrena aprendió a coser hace cuatro años de forma autodidacta, viendo vídeos de Youtube en casa, «buscándose la vida» y haciendo muchas preguntas a manos expertas. Esta getxotarra de 29 años estudió el grado de Marketing en la Cámara de Comercio de Bilbao, que finalizó en Alemania, donde vivió dos años. Pero su incesante creatividad y pasión por la costura le llevaron a cursar después un máster en Dirección y Gestión de Empresas de Moda en el Istituto Europeo di Design de Madrid. Allí descubrió «el horror» que oculta la moda rápida. «Salí asustada e indignada porque vi el lado oscuro de la moda 'low cost'. Decidí que nunca trabajaría en una gran cadena de 'fast fashion'», cuenta.

Esta emprendedora, que siguió cosiendo por su cuenta, nunca imaginó que su firma de bolsos, Machimbas, iba a nacer por casualidad en una fiesta entre amigas. «Tuve el cumpleaños de dos amigas y se me ocurrió regalarles a cada una un bolso de terciopelo hecho por mí. Les gustó muchísimo, pero también al resto de invitadas, que me empezaron a hacer encargos», cuenta. La marca fue creciendo gracias al boca a boca, le pedían los bolsos por WhatsApp y tuvo que abrirse una cuenta en Instagram para seguir atendiendo pedidos. Hoy le siguen en esta red social más de 3.100 fans de sus creaciones y, en noviembre, tiene previsto lanzar su página web.

Rocío se estrenó con el modelo Machimbag, un 'best seller' con el forro en diferentes estampados y confeccionado en terciopelo con «tejidos maravillosos» que encontraba en pequeñas mercerías y en la mítica tienda de telas Julián López de Madrid, donde vivió cuatro años. Pero un día una amiga de su madre le encargó un bolso de nudo japonés para llevar colgado de la muñeca que bautizó como 'Susy-Q' y que se convirtió en todo un éxito. «Lo he vendido muchísimo, tanto para eventos como para llevar con unos vaqueros y darle un toque muy especial al look». Triunfa también el modelo Nikosia, una de sus últimas incorporaciones, un bolso de mano de charol y cruzado que crea con ayuda de un artesano de Santurtzi. «He mandado mis diseños a Canadá, Estados Unidos, Alemania, Francia, Portugal... no puedo estar más agradecida», cuenta.

El modelo Nikosia.

Con telas antiguas y cinturones

Apasionada por la moda 'vintage' y las antigüedades, al mudarse a Bilbao le costaba más encontrar tejidos especiales, así que empezó a buscar las telas en plataformas de compraventa de segunda mano. De ahí surgió su colección más especial hasta la fecha, Antique, confeccionada con retales antiguos de terciopelo brocado, auténticas joyas traídas de Italia. «Es una línea muy especial, porque son ediciones totalmente limitadas y cada bolso es único, imposible encontrar uno igual en ninguna parte del mundo», cuenta esta creadora que, además de volcarse con su firma, trabaja en una pizzería y llevando las redes sociales de varias empresas.

La guinda de la colección Antique la ponen las asas de los bolsos, que son cinturones de piel, también reciclados. «La acogida ha sido brutal, increíble. Me compran chicas jóvenes de entre 25 y 35 años, pero también clientas de 50 y 60 años, que son muy fieles y siempre repiten». La buena noticia es que en noviembre va a lanzar la nueva colección y que también va a estar confeccionada con telas antiguas italianas. «Todos los bolsos los diseño para mí, me tienen que gustar, sino imposible. Y me tengo que ver con ellos yendo a un concierto de rock o punk y a los garitos que frecuento». A Rocío le gusta que su clientela pueda ver y tocar sus bolsos, así que siempre que puede participa en 'pop-ups' de Bizkaia para darlos a conocer. «Me cuesta muchísimo transmitir los tejidos por foto, no se aprecia, y lo noto tanto cuando voy a los mercados... la gente se queda alucinada con la calidad y los colores de las telas», explica.

Con la llegada del otoño nuestro armario grita el deseo de un nuevo bolso y los 'Machimbas' son una gran opción, porque aúnan un cuidado diseño, fabricación artesanal y trabajo duro. «Tardo entre cuatro y seis horas en hacerlos, porque tengo que pensar cómo crearlos, diseñarlos, confeccionarlos, colocar los remaches... Y sin contar todo el tiempo que me lleva buscar las telas». Frente al ritmo frenético de los gigantes textiles, que producen mucho en poco tiempo, y después de conocer el lado oscuro de la moda, Rocío prefiere hacer las cosas de otra manera. Su firma es en realidad un proyecto de vida que reivindica la lentitud, el mimo por los detalles y la belleza del 'hecho a mano'. Desde su casa de Algorta, de donde salen sus bolsos, intenta sacudir la industria y demostrar que otra moda es posible. «Me siento muy feliz con lo que hago, produciendo en Bizkaia, no de forma industrial ni deslocalizada. Poquito a poco, solo quiero disfrutarlo».

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