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Un conejo blanco, un sombrerero loco y la Reina de Corazones. ¿A qué novela de fantasía pertenecen estos personajes? Exacto, bienvenidos al mundo de 'Alicia en el país de las maravillas', clásico al que decidieron hacer un guiño Ana de la Torre e Iker Gobantes ... el día de su boda. «Nos encanta porque ahí todo lo imposible se puede lograr», explica sonriente esta pareja vizcaína. En este peculiar enlace, su amigo Koldo, que acudió disfrazado de conejo con chistera incluida, fue el encargado de esperar a los invitados a las puertas de la Iglesia María Auxiliadora (Salesianos) de Deusto. En dos puestos, situados en la entrada, uno con botellitas de mosto rojo y otro con chuches con forma de corazón, se podía leer: 'bébeme' y 'cómeme', como en la novela. Y después del 'sí quiero de los novios', los invitados pudieron inmortalizar el momento con un 'photocall' inspirado en el clásico de Lewis Carroll, instalado en el exterior de la iglesia.
Ana e Iker se conocieron en la universidad estudiando Ingeniería de Minas en la UPV. «Pero él dejó la carrera porque encontró trabajo. Perdimos el contacto durante un año, pero después nos reencontramos. El 18 de marzo de 2013 quedamos para cenar y desde entonces no nos hemos separado. ¡Nos llevamos de maravilla!», asegura Ana. Tras ochos años de noviazgo, la pareja se planteó casarse: «Lo decidimos los dos durante una conversación. Queríamos formar una familia pronto y estar casados nos pareció lo más acertado». Lo que Ana nunca se imaginó es que Iker le iba a pedir matrimonio cuatro meses antes de la boda: «No tenía ningún sentido, porque ya teníamos casi todo atado, pero me hizo mucha ilusión. Me sorprendió en nuestra casa después de que yo llegara de trabajar. Preparó una yincana, se arrodilló y sacó el anillo», recuerda.
Ana nunca tuvo en mente lucir un vestido tradicional el día de su boda. «Me gustan mucho, pero no me representan». Esta barakaldesa prefirió un original 'look bridal' firmado por Alicia Rueda. «No dudé en ponerme en sus manos, ya que sigo desde hace tiempo los diseños que es capaz de hacer. Acudí a la primera cita con una presentación de Powerpoint para que viera claramente la idea que tenía. En dos segundos dibujó el conjunto de mis sueños», cuenta. El diseño, que le regalaron sus padres con motivo del enlace, lo integran tres piezas: un 'cropped top' semitransparente elaborado en tul bordado con la espalda despejada, un pantalón en crepé y una falda de tul, que se quitó para la fiesta y que le permitió conseguir el deseado efecto segundo 'look bridal'. «Cuando se la quitó, le añadimos al pantalón un lazo en la parte delantera», concreta Alicia Rueda. El proceso se complicó tres meses antes de la boda, cuando Ana descubrió que estaba embarazada: «Me agobié en un primer momento, pero cuando le conté la noticia a Alicia me dijo claramente que eso nunca era un problema, sino una alegría. La semana previa al enlace hicimos tres pruebas para que todo estuviera perfecto».
La protagonista de este reportaje completó su look nupcial con unos pendientes de oro blanco con zafiros que le regaló Ainhize, una de sus mejores amigas, y unos zapatos en el conocido 'Classic Blue' o el 'azul Bilbao' elaborados a medida por el atelier Salo Madrid. «Todo iba a juego», cuenta sonriente.
La novia se despertó el día de su boda en el Hotel Carlton junto a su amiga Ainhize y, sorprendentemente, tranquila. «Fijate que soy una persona bastante nerviosa, pero como todo estaba atado me parecía que no tenía por qué preocuparme. Mi madre me llamó a las siete y media de la mañana para saber cómo estaba, le dije que bien, que aquí andaba desayunando. No se lo creía». Después de comerse unos huevos con bacon, se dirigió al Corte Inglés para ponerse en manos de Leire, de la peluquería Lola Calero. «Decidí llevar el pelo suelto con unas ondas marcadas. Además, le pedí que incluyera en el peinado unos apliques que había hecho para la ocasión la madre de mi amiga Ainhize con el tejido del vestido», precisa. De vuelta al Hotel Carlton, Emma Gallego, una 'make up artist' que descubrió a través de redes sociales, la maquilló: «Conectamos desde el primer momento. Le pedí el deseado efecto 'glow'».
Minutos antes de la una de la tarde, la novia se dirigió junto a sus padres y su amiga Ainhize, que era la que conducía el coche, a la Iglesia de María Auxiliadora (Salesianos). «Cité a los 33 invitados media hora antes porque sabía que mi familia es de llegar más tarde que pronto», asegura entre risas. El enlace, que fue ameno, estuvo oficiado por un cura que fue profesor de Ana en su infancia. «Es algo que me hizo mucha ilusión», asegura.
Tras el 'sí quiero' de los novios, todos los asistentes disfrutaron de un banquete en el restaurante 'Gure Kabi', en Indautxu. No hubo tarta, ni falta que hizo, ya que el momento más dulce llegó con la noticia del embarazo de la novia: «Les entregamos como regalo de boda a cada uno de los asistentes un marco en el que se veía un chupete y el nombre de nuestro hijo, Jon. Les hicimos abrir el paquete a la vez. No te puedes imaginar las caras de sorpresa. Sin duda, fue uno de los momentos más especiales del día».
Los novios y los 33 invitados terminaron el día en un espacio próximo a la terraza de la Alhóndiga, donde pudieron bailar y celebrar el enlace de Ana y Jon por todo lo alto hasta la una de la madrugada, hora límite marcada por las restricciones del covid. Los novios se quedaron sin su luna de miel por Estados Unidos, debido a la pandemia, pero sí pudieron disfrutar de unos días de tranquilidad en Lanzarote y Fuerteventura en los que todo fue posible, como en el mundo de 'Alicia en el país de las maravillas'. Un clásico que les ha marcado profundamente y que no podía faltar el día de su boda.
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