Hay quienes tienen claro su look nupcial desde antes, incluso, de pensar en boda. Es el caso de Alberto Serrano, un bilbaíno de 29 años que lo tiene claro: «Me casaré con un sombrero». Este accesorio se ha convertido en parte fundamental de ... su esencia. «En mi casa guardaré unos 20», admite este amante del deporte y de los viajes. La obsesión de este joven de espíritu aventurero por los accesorios se hace extensible a los anillos, que los combina en diferentes estilos y tamaños. «Los colecciono, me los compro en mis viajes, son mi souvenir favorito», asegura.
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Su inquietud y la pasión que siente por viajar le llevó en 2017 a pasar un año en Australia, un país que durante mucho tiempo ha inspirado su estética bohemia. «Tienen la mente más abierta, ahí puedes ver a un banquero con tatuajes y anillos», cuenta. Alberto defiende su visión propia de la moda, en la que no faltan prendas sencillas y camisetas básicas en blanco o en negro que ponen el contrapunto a los accesorios. «Solo tendré un 5% de camisetas de otros colores, y no suelen llevar estampados», detalla. Unos looks sencillos cque compensa con colgantes, anillos, sombreros y deportivas: «Adidas es mi marca favorita. Las botas de Vans también me gustan mucho».
Cultivó un sexto sentido por la moda desde que era pequeño. «Por lo que me comentan mis padres, siempre he sido muy presumido y me he fijado cómo se vestía la gente. Y eso que en mi casa nunca se le ha dado mucha importancia a la ropa, así que podemos decir que soy la oveja negra de la familia», reconoce entre risas. En su adolescencia, sus looks no se salían de la tónica habitual. «Se llevaba el rollo rapero y todos íbamos igual», precisa. Fue a partir de los 18 años cuando su personalidad se fue intuyendo en su forma de vestir. «En este aspecto, era el que más resaltaba de mi cuadrilla porque todos iban en chándal», añade. En la actualidad, un pantalón y una camiseta solucionan sus indumentarias diarias, pero es en las ocasiones especiales cuando el bilbaíno saca sus armas infalibles: los complementos. «Me lo pienso más de 5 minutos», admite con una sonrisa.
Le gusta la moda, pero no pierde mucho tiempo en ir de compras ni le interesan demasiado la época de rebajas. «Suelo ir picando en mis tiempos muertos», admite. Reconoce que las tiendas 'online' han sido un avance, pero prefiere adentrarse en los comercios físicos de la capital vizcaína. «Me gusta probrame y que me recomienden», indica. Y son, precisamente, estos expertos en moda los que se han rendido a los pies de su estilo 'australiano': «Alucinan con mi apariencia». No siempre entra a comprar, sino que, a veces, tan solo se limita a echar una ojeada a las novedades de temporada. Sin embargo, reconoce «ir a su aire» y no seguir a rajatabla las tenencias. «No me voy a poner una camiseta de rayas porque sea la moda», explica. Además, pese a que la ropa de segunda mano vive su época dorada, Alberto prefiere las prendas aún por estrenar.
El pelo largo de este bilbaíno ha sido una de sus señas de identidad durante años. Comenzó a dejárloselo crecer para diferenciarse de los demás: «si nos miras por detrás, todos parecemos iguales». Una decisión que tomó influenciado por su padre, que también lució el pelo largo en su juventud. «Él siempre me ha apoyado», indica. Un cabello sano sobre el que Alberto admite que no guarda ningún secreto. «Me lo lavo todos los días y no me doy más que un buen champú». Llevaba su media melena castaña y brillante unas veces suelta y otras, recogida en una coleta o un moño. Y hablamos en pasado porque se lo ha cortado hace poco «para cambiar de aires». Aunque ya adelanta que después de este arrebato, se lo volverá a dejar crecer: «Hay días en los que lo echo de menos. Ahora queda lo peor: el tránsito de corto a largo».
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Se creó en el año 2014 su cuenta de Instagram para compartir las imágenes de sus viajes por el mundo: desde Nueva York al desierto del Sáhara. Sus aventuras quedaron interrumpidas por las limitaciones de movilidad que ha traído consigo la pandemia. «Todavía no he podido irme muy lejos, por eso tengo el perfil algo abandonado», reconoce. Pese a que asegura que la mayoría de sus 1.000 seguidores son conocidos - «soy una persona muy sociable»-, ha llegado a otros muchos usuarios a través de esta red social, donde publica muchas fotografías con sus inseparables sombreros. Un complemento con que se plantea en un futuro fundar su propia firma.
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