Andrea June (de Australia a crear su firma vizcaína)
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Andrea June (de Australia a crear su firma vizcaína)
Andrea June viajó a Australia y cambió de vida: el secreto de la firma vizcaína que enamoraAndrea June siempre fue una niña movida y creativa con ganas de hacer cosas. Pero en el colegio se sintió incomprendida porque no encontraba su lugar estudiando de memoria ni midiendo su valía en resultados académicos. «Fueron años durillos para mí, sobre todo, el Bachillerato. ... Me sentía desmotivada, poco válida, porque yo no quería estudiar de esa manera, quería aprender», recuerda esta joven getxotarra de 22 años. Su entorno esperaba que cursase una carrera universitaria, pero escogió su propio camino porque sentía la necesidad de volar fuera de las aulas. Dos días después de cumplir los 18 años cogió la maleta y se marchó sola a Australia a buscarse la vida. «A mis padres les decían que cómo lo permitían, que era una irresponsabilidad, pero siempre nos han dejado ser libres». En este destino tan lejano se reencontró con ella misma, recuperó su autoestima y se sintió capaz de salir adelante. «La gente piensa que es un lugar idílico, que estás todo el día en la playa y viendo atardeceres, pero no fue fácil», reconoce.
Se llevó unos ahorros para subsistir el primer mes, pero enseguida encontró la forma de ganarse la vida. «Tenía algo de dinero, porque trabajé con 16 años en una tienda de moda de caballero. Por suerte, a los quince días, ya encontré trabajo en un hostal limpiando las habitaciones a cambio de alojamiento», recuerda esta getxotarra, que compartía dormitorio con otras siete personas. Compaginó este empleo con todo lo que le iba saliendo: «Cuidé niños, fregué platos en una cafetería, limpié en casas...». Aquella experiencia sí que resultó una gran escuela. «Aprendí que por muy lejos que te vayas, tus problemas e inseguridades te siguen. Y a valorar todo mucho más, las pequeñas cosas».
Tras un año en Australia, volvió a casa y empezó a estudiar el Grado de Liderazgo Emprendedor e Innovación de la Universidad de Mondragón, pero lo dejó antes de terminar el primer curso porque sentía la necesidad de crear su propio proyecto. Durante el confinamiento, aprovechó para idear la página web de su firma homónima, Andrea June, que es mucho más que una marca de ropa. Refleja su esencia y personalidad, pero también sus inquietudes y aprendizajes. «Quería crear algo con un amplio enfoque, que me permitiese ser yo misma y expresarme en todos los campos creativos que me motivan e inspiran», cuenta esta joven talentosa que también realiza webs y vídeos promocionales para empresas.
Desde aquellos dos primeros vestidos que diseñó, Andrea ha ido desarrollando nuevas ideas, pero sigue encargándose de todo. «Yo misma hago las pruebas y prototipos, busco los tejidos, diseño las prendas, creo las etiquetas, llevo las redes sociales...». Acaba de presentar su nueva colección, ya disponible en su tienda 'online' e inspirada en su último viaje a Marruecos, donde aprovechó para surfear, otra de sus grandes pasiones. Su propuesta, de estilo minimalista y líneas sencillas, consta de una chaqueta de lino en blanco o en beige, que combina a la perfección con un top de la firma. También incluye vestidos 'oversize' y estilo safari; y camisas básicas, pero con un toque especial. Andrea apuesta por colores neutros, tejidos naturales y patrones simples porque busca que sus diseños, atemporales y versátiles, perduren en el tiempo. «Este año he puesto la nota de color con un vestido en cuadros vichy que se puede encontrar en amarillo o verde, creo que es mi favorito».
Andrea se despierta cada día feliz de haber descubierto su vocación. Por las mañanas, asiste a clase, porque realiza el último curso de Diseño de Interiores. Pero el resto del tiempo es fácil encontrarla en su estudio del Puerto Deportivo de Getxo, donde pasa muchas horas diseñando sus prendas y dando rienda suelta a su creatividad. «Después se producen en pequeños talleres de Bilbao y Portugal. Los visito habitualmente para asegurarme de que cuidan las prendas y a las personas que las hacen». Pronto va a lanzar una colección de ropa de baño. «Van a ser bikinis y bañadores en colores flúor y de espíritu retro», adelanta. Y ya piensa en incluir artículos de decoración. Además, en un futuro le gustaría contar con un espacio físico en el que compartir todas las cosas que le gustan. «Me encantaría montar una tienda que también aúne interiorismo, arte, una cafetería chula de especialidad… Un concepto con el que siga siendo fiel a mí misma y no me encasille». Pero antes le espera otra aventura: de junio a septiembre volverá a vender sus creaciones en el conocido mercadillo de Las Dalias de Ibiza. «Me hace mucha ilusión estar allí, porque las tres veces anteriores he podido conocer a muchas seguidoras de la marca». A Andrea las aulas se le quedaron pequeñas, porque necesitaba salir ahí fuera para hacer cosas que le ilusionasen. «Hay gente mucho más capaz que yo para las Matemáticas, pero creo que he sabido buscarme la vida y que voy por el buen camino».
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