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Ana Obregón «rompe su luto» con un vestido de novia de una firma bilbaína

La actriz y presentadora ha hecho su última aparición en los medios con un diseño de Sophie et Voilà de color blanco, un color que guarda un simbolismo especial para ella

Viernes, 30 de abril 2021

«Morí el día que murió mi hijo, pero sé que voy a renacer». Son las palabras de esperanza de una Ana Obregón que, aunque devastada por la pérdida de Aless, fallecido el pasado 13 de mayo a causa de un cáncer, lucha con ... todas sus fuerzas por salir adelante, «sin pastillas ni psicólogos», tal y como ha reflejado en un reportaje concedido a la revista Vanity Fair. Desde que la vimos en el funeral del joven, vestida de riguroso negro con un diseño de su íntimo amigo Alejandro de Miguel, ha dejado a un lado el color del luto en las escasas apariciones públicas que ha tenido en los últimos meses. Quizás de forma intencionada, los vestidos blancos han sido la tónica constante en sus estilismos, un gesto aparentemente irrelevante que, por el contrario, guarda una historia detrás. En una de sus últimas publicaciones de Instagram hemos confirmado este hecho, gracias a una fotografía donde aparece con un nuevo diseño blanco, esta vez de una firma bilbaína.

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«Los recuerdos son de agua y a veces nos salen por los ojos. Otras veces los que están en el cielo nos recuerdan y su lluvia de lágrimas llena ríos cristalinos y mares de un azul intenso para embelleceros esta vida sin ellos», escribe Obregón en una imagen donde ha sido fotografiada en plena naturaleza. Acostumbrados a verla con modelos confeccionados por su diseñador de cabecera, esta vez ha confiado en Sophie et Voilà para posar en esta publicación. Se trata de un vestido con escote palabra de honor y falda en gasa de seda de anteriores colecciones nupciales. A pesar de estar pensado para novias, es un diseño tan versátil que se puede utilizar en ocasiones especiales, una moda que se ha extendido en los últimos años entre los rostros conocidos y que cada vez es más común entre las mujeres que quieren dar una segunda vida a su vestido de boda. Su color blanco, luminoso y asociado tradicionalmente a la pureza, tiene un significado antagónico para Ana Obregón.

Lo descubrimos la noche que se puso al frente de las Campanadas junto a Ane Igartiburu. La presentadora vizcaína arropó a la bióloga en su vuelta a la pequeña pantalla tras los meses más duros de su vida. Aunque seguía de luto, descartó la opción de vestir de color negro, algo bastante recurrente en la última noche del año. En su lugar, eligió un original diseño de escote barco y manga larga abullonada a la altura de los hombros. Tenía un drapeado en la cintura rematado con un bordado joya y una amplia abertura lateral. Era de color blanco y fue confeccionado por Alejandro de Miguel, como no podía ser de otra manera en una ocasión tan emotiva para ella.

En el acto previo de promoción de las Campanadas hizo la misma jugada con un vestido del mismo diseñador, esta vez con destellos de 'paillettes' y manga asimétrica. De nuevo, apostó por la luminosidad del color blanco. «Yo aún sigo de luto y Alejandro de Miguel ha tenido mucha paciencia conmigo, ha sido un poco complicado», explicaba la presentadora. «El blanco es el color del luto en otras civilizaciones y él (de Miguel) ha obrado un milagro», proseguía.

«El blanco es el color del luto en otras civilizaciones»

ana obregón

Y es que, si bien es cierto que el color negro se utiliza en nuestra cultura como símbolo del luto, no siempre ha sido así. En el siglo II, fueron los romanos quienes decidieron que el color oficial del luto fuera el blanco. Algo reconocido por reyes y reinas europeas hasta el siglo XVI. Como bien explicó Ana Obregón a finales de diciembre, en otras culturas aún sigue vigente esta tradición. El color blanco es habitual en rituales funerarios budistas en las zonas orientales como China, Japón e India. Para ellos, este color significa literalmente «venirse e irse del vacío» y es una forma de presentar respeto para esta religión. El luto blanco nos recuerda la palidez de la muerte y lo frágiles que somos ante ella, reafirmando la pureza del alma.

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Es bien sabido que Ana cultiva su plano más espiritual con sus habituales sesiones de yoga y meditación, vinculadas directamente a religiones como el budismo o el hinduismo. Prácticas, por otro lado, que le están ayudando a sobrellevar el peso del duelo y están siendo un bálsamo para su alma, como especificó el año pasado en una de sus constantes publicaciones en Instagram en las que hace referencia a su hijo. «Estos cinco meses sin ti no sabía quién era, lo que era o ni siquiera si era. Simplemente, estaba allí, como una percepción singular en medio de una nada sombría, carente de principio y final. Aquí llevo más de un mes (me vine antes del estado de alarma). Meditando en calma para encontrar la paz en este viaje hacia mi interior. Conectando con mi conciencia espiritual o el alma, porque las almas son eternas y de esta forma me acerco más a ti. Siguiendo tu ejemplo, iluminada por tu luz».

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