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Sabrina Escobar, junto a la estantería con el material para empezar a pintar en su 'ceramicafe' de Zorrozaurre.

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Sabrina Escobar, junto a la estantería con el material para empezar a pintar en su 'ceramicafe' de Zorrozaurre. pankra nieto
El primer 'ceramicafé' de Euskadi, en Bilbao

París, Madrid y ahora Bilbao: abre en Zorrozaurre el primer 'ceramicafé' de Euskadi

La Martina Pottery es un lugar único y diferente donde Sabrina Escobar ayuda a los clientes a dar rienda suelta a su creatividad y los invita a un refrigerio. «Se trata de que disfrutes haciéndolo, no de hacerlo perfecto», explica

Miércoles, 23 de noviembre 2022, 20:07

Hay un local en el barrio bilbaíno de Zorrozaurre, el más especial y alternativo de la villa, donde parece que no pasa el tiempo. Si miras a sus paredes no encontrarás un solo reloj. Solo te das cuenta del paso de las horas por la cantidad de la luz que entra por la puerta. Se llama La Martina Pottery y es el primer 'ceramicafé' de toda Euskadi. ¿Que qué es eso? Pues un lugar donde dar rienda a la creatividad, hacer algo con tus manos y desprenderte, al menos por un rato, de todo lo que te pesa.

El negocio lo ha montado Sabrina Escobar, una argentina que hace cuatro años se mudó de Buenos Aires a Mungia con su familia en busca de un lugar más tranquilo para vivir. Ella es ceramista, así que no podía montar algo que no tuviera que ver con ello. «No te voy a decir que tuve la idea los 15 años, pero la cerámica sí me acompaña de siempre», explica. Su familia se dedicaba a esto en Argentina y a ella le sirvió para encauzar su creatividad y su pasión.

Escobar abre la estantería donde están algunas de sus creaciones. pankra nieto

Tiene unas manos prodigiosas y en una pequeña estantería guarda alguna de sus creaciones: tazas y jarrones con motivos florales hechos en cerámica pero que parecen origami. Sin embargo, lo que más le gusta es enseñar, guiar y servir de puente a otras personas para que disfruten como ella. «Esto no va de mí», se resta importancia.

Fue lo que hizo con su hija, Martina, que da nombre al espacio y que es «la auténtica estrella». En la pared cuelgan varias imágenes de ella y de sus creaciones, hechas con 6 y 7 años. Ahora tiene 11 y no puede estar más feliz con el 'ceramicafé'. «Cuando viene, le ayuda a bajar revoluciones. Es muy recomendable para niños».

El mural con fotos de su hija y de sus creaciones. pankra nieto

Huyendo de la perfección

Cuando Escobar conoció Zorrozaurre y vio el local, en el número 53 de Ribera de Deusto, tuvo un auténtico flechazo. «Es un sitio... mira qué luz. Y las paredes... Esa piedra es la original del edificio», se maravilla. Y tiene razón, ha convertido una estrecha lonja en un lugar mágico donde da gusto estar. En una estantería reposan piezas en blanco que esperan a la gente: tazas, cuencos, platos... «Cuando vienes, tú eliges el recipiente que quieres decorar a tu gusto. Y yo te doy el precio cerrado con todo incluido». Va de los 10 a los 35 euros en función de la pieza seleccionada. Después toca dar rienda suelta a tu creatividad en las mesas.

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«Si no lo tienes claro, yo te ayudo, te guío», dice Escobar. Tiene un catálogo para inspirarse, pero también mucha mano para ayudar a los más tímidos a hacer realidad sus ideas. Luego, eliges los colores y ya puedes empezar, pero sin estrés. «Se trata de que disfrutes haciéndolo, no de hacerlo perfecto», aconseja. Cuando empezó a dar forma a la idea tenía claro que La Martina Pottery tenía que ser un lugar donde relajarse, donde hacer cosas con las manos, conversar sin mirar el reloj... «Creo que nos hace falta», señala.

Las piezas en blanco y los esmaltes con que se pintan después./ Pankra Nieto
Imagen - Las piezas en blanco y los esmaltes con que se pintan después./ Pankra Nieto

Una vez con las manos en la masa, agasaja a los clientes con un café y un bollo. «Porque esto no es una cafetería al uso. Aquí vienes por la cerámica. «Si solo quieres tomarte una bebida, tienes a nuestros vecinos, que son maravillosos», anima. Escobar se siente absolutamente encantada con ellos. Abrió el negocio «oficialmente» en septiembre y todos le han ayudado a dar a conocerlo. «Hasta han repartido los 'flyers'».

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Cerámica sin edad

Pese a que solo lleva dos meses, ya tiene muchas anécdotas para contar... Y un montón de recipientes listos para hornear. Porque aquí, quien pinta, por ejemplo, una taza «no se la lleva de inmediato». La deja y a la semana Escobar le llama para que venga a recogerla. En ese lapso de tiempo, ella lo esmalta y lo hornea para que se pueda usar y dure.

Entre las que esperan para ser llevadas a sus nuevos hogares, hay una con dos perros. «La mujer estaba apurada porque no le salieron perfectos», dice. Sin embargo, tras todo el proceso nadie lo diría. También está el plato decorado por una familia. «Viene sobre todo gente de entre 20 y 35 años», explica. Además, es algo que puede hacerse a cualquier edad, «incluso los niños, aunque siempre en compañía de un adulto, porque al final es un objeto delicado».

Algunas de las tazas decoradas por sus clientes que esperan ser recogidas. pankra nieto

También triunfa como regalo. Su primera cliente fue una chica de Ecuador que hizo unas prácticas en Cruces. «Todavía estábamos en pruebas», recuerda Escobar. Cuando le tocaba volverse ya a su país, esta chica se despidió de todos sus compañeros con un recipiente pintado por ella con la técnica 'bubble', que es algo así como pintar con burbujas hechas con jabón y pintura.

- ¿Esas de ahí son tus creaciones?

- ¿Mías? No, no, son de otro grupo de clientes.

- ¿En serio?

- Claro, en Bilbao hay mucho arte.

En el 'ceramicafé' de Escobar será difícil encontrar a alguien mirando el móvil «salvo para hacer foto a su creación», ríe. Y muchos clientes se sorprenden cuando, de repente, acaban y ven la hora. El proceso, o mejor dicho, la experiencia, puede durar horas, «pero están tan concentrados, disfrutando y a gusto, que se les pasa volando». Y si se quedan con ganas de más tienen dos opciones: repetir o apuntarse a uno de sus talleres de iniciación a la cerámica.

Sabrina Escobar y su madre. pankra nieto

Un lugar para «sentirse bien»

La cerámica es una de esas actividades que está cogiendo fuerza en los últimos años. El confinamiento provocado por el coronavirus nos ayudó a recuperar aficiones antiguas: hacer pan, pintar, cocinar bizcochos... La vuelta a la normalidad podría haber supuesto su extinción, pero muchos han decidido mantener estos 'hobbies' en sus rutinas.

Los ceramicafés como el de Sabrina Escobar responden un poco a eso. Son un fenómeno reciente, pero también creciente. París tiene el suyo desde hace tres años: , L'Atelier Geneviève abrió en enero de 2019. En Madrid también hay otro: Pinta en Copas. Así que Bilbao no podía quedarse sin el suyo. Suponen un respiro para la mente y un lugar de esparcimiento. Son en parte, salud mental: «Se trata de hacer algo que te haga sentir bien».

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