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El artista en su estudio de decoración. Yvonne Iturgaiz
Estudio de Ion Sobera (Bilbao)

El estudio y tienda de decoración de Bilbao con objetos especiales de segunda mano de toda Europa

El artista multidisciplinar bilbaíno Ion Sobera atesora en su espacio de Alameda Mazarredo piezas únicas junto a sus propias pinturas, esculturas y fotografías

Silvia Andrés

Domingo, 4 de febrero 2024, 01:19

En el camino que va desde el Museo de Bellas Artes hasta el Guggenheim, en la calle Alameda Mazarredo 81, se encuentra el estudio y tienda de decoración del artista multidisciplinar bilbaíno Ion Sobera. En apenas 20 metros cuadrados, Ion reúne no sólo sus propios ... cuadros y fotografías, sino también objetos de decoración de segunda mano. «Fue mi madre quién me animó a lanzarme con este proyecto. Ella es una apasionada de toda la vida del mundo de la decoración y de los objetos, así que durante toda mi infancia y adolescencia he visto cosas raras por casa», recuerda riendo. Después de estudiar Económicas y trabajar en una casa de subastas bilbaína que cerró, hizo caso a su madre y decidió apostar por esa pasión materna que finalmente había prendido en él. «Fue cuando empecé con la fotografía cuando realmente sentí que esto me gustaba y después me pasé también a la pintura y a la escultura», explica.

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El espacio de Ion en Alameda Mazarredo no solo es un punto de venta también es su propio taller. Por eso, el suelo rebosa de manchas de colores y de marcas que revelan su trabajo. «Creo que hoy por hoy son muy pocos los artistas en Bilbao que están de cara al público», reconoce. En las paredes, se pueden ver algunos de sus cuadros abstractos y muy coloristas, además de fotografías y esas piezas tan especiales a las que a veces también transforma dejando su propia impronta artística. «He tenido objetos que me he arrepentido de vender. Recuerdo especialmente una cabeza de piedra que pesaba como 40 kilos y que tenía unas formas muy picassianas. A veces cuando veo a su dueño le pido que me la venda, pero no quiere», explica riendo.

 

En los comienzos de esta galería y tienda de decoración, gracias a la experiencia acumulada por su madre, sabía en qué lugares encontrar esos objetos diferentes. «Viajábamos mucho a Francia, a ciudades como Burdeos, y también al Rastro de Madrid. En aquella época eran lugares 'un poco vírgenes', ahora ya los conocen todos los interesados en este mundo», recuerda. Por eso, hoy por hoy, su búsqueda se centra en las subastas que se realizan por Internet, principalmente en el mercado europeo. Curiosamente, muchos de sus clientes son de países como Alemania o Francia. «En esos países tienen el arte más integrado en su vida normal. Si les gusta una pieza o una obra se la llevan para su casa, no lo ven como un bien de inversión, como puede ocurrir con otros clientes», detalla este artista.

 

Por supuesto, Ion también cuenta con clientes locales. No obstante, recuerda con nostalgia los números anticuarios que tenía antes Bilbao. «Era una 'plaza' muy importante, quizá había una docena en toda la ciudad, y ahora creo que ya apenas queda ninguno», cuenta. También le apena el hecho de que aquí queden pocas galerías de arte. «En Francia hay pueblos de 500 o 600 habitantes que tienen dos galerías. ¡Imagínate! Esta calle, situada entre los dos museos más importantes de Bilbao, tendría que estar dedicada al mundo del arte, con ceramistas, escultores, pintores... ¡Sería precioso!». Sin embargo, Ion sabe que los tiempos han cambiado y aunque todavía hay grandes colecciones en casas de familias industriales vascas, los jóvenes, en general,  tienen intereses diferentes.«A muchos les gusta la decoración, pero tienen la idea de que conseguir algo distinto y especial es caro», cuenta Ion.

Para romper con ese tabú, Ion confiesa que siempre ha intentado democratizar el arte. «Hay creadores muy buenos que hacen arte a precios asequibles», explica. Y en su búsqueda continua de objetos decorativos, también tiene en cuenta esa variable. «Y también mi propio gusto. No puedo comprar un objeto que no me guste a mí, por mucho que esté de moda o sea lo que se lleva», explica.

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Reconoce, no obstante, que esto puede suponer un riesgo, «porque nunca sabes si tu gusto va a coincidir con el del posible cliente», confiesa. Pero Ion sabe que el tiempo y la experiencia también moldean el gusto y la perspectiva del comprador. «Me he rodeado de muchas personas que también trabajan en este mundillo y obviamente vas aprendiendo y adquiriendo un gusto. Aunque también es un concepto cambiante y tienes que estar continuamente renovando tu aprendizaje», cuenta.

Democratizar el arte

 

Todo ese aprendizaje también lo vuelca en los trabajos que desarrolla en diferentes espacios. «Trabajo con un decorador de Bilbao y juntos hemos hecho el proyecto decorativo de Tipula Burger o el Golden Horse de Algorta», detalla. También decora pequeños rincones de empresas o casas, tanto con sus propias fotografías, pinturas o esculturas como con objetos decorativos. Así, algunas de sus fotos de gran formato se pueden encontrar en lugares como el Hotel Ibai de Gordexola o el Hotel Miró de Bilbao. «Estos proyectos me encantan, pero lo que realmente genera adicción es que alguien compre un objeto que tú mismo has elegido. Te genera un estímulo tan satisfactorio que quieres volver a sentirlo cuanto antes», confiesa.

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