Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Hubo un tiempo en que la Alhóndiga escondía tras sus muros los mejores elixires. Ese imponente edificio de estilo modernista que late en el centro de la ciudad se construyó entre 1905 y 1909 como almacén de vinos, licores y aceites para abastecer a toda ... la provincia. Hoy es un centro cultural rebautizado como Azkuna Zentroa que representa el cruce entre pasado, presente y futuro de la arquitectura y el diseño de la villa. Todo un icono bilbaíno que observa impasible el devenir del Ensanche, cuyos orígenes han servido como punto de partida para la reforma de una vivienda situada no muy lejos de allí.
Hablamos de Casa Cova, uno de los proyectos estrella del estudio de interiorismo IN56. Las interioristas Andrea Diego y Vanesa Vergara han tomado prestada la historia escrita en el interior de la Alhóndiga a lo largo del último siglo para llevar a cabo esta reforma. Su nombre nos regala las primeras pistas de lo que vamos a encontrar tras el umbral de la puerta de esta vivienda familiar: una casa inspirada en las bodegas subterráneas donde se custodiaba el vino. Se puede detectar en las formas curvas, en los materiales utilizados y en una iluminación estratégicamente colocada que nos traslada a esa atmósfera de custodia, nobleza y de luz tenue que acariciaba las barricas de madera antiguas.
Desde hace muchos años, este piso situado en pleno centro de la ciudad ha sido la vivienda habitual de un matrimonio con dos hijas. Su distribución y decoración habían quedado obsoletas, por lo que esta familia bilbaína decidió hacer un cambio radical para adaptarla a sus necesidades actuales y conseguir la casa de sus sueños sin moverse del que siempre ha sido su hogar. Lo que sí ha cambiado de forma sorprendente ha sido la disposición de las estancias, que ahora se distribuyen en dos espacios bien diferenciados: el de las zonas comunes por un lado y el de las zonas privadas, por el otro. Y todo emulando a la antigua bodega en las tonalidades del ladrillo, los arcos tan presentes en todo el edificio y sus tantos detalles de color negro.
La esencia del hall se sigue conservando. Se trata de un recibidor en el que se encuentra el salón-comedor a mano derecha y la cocina a la izquierda, separada mediante una celosía de vidrio fumé y hierro. Una fórmula destinada a ganar luminosidad e integrarla en este espacio central sin perder el aislamiento que requiere una estancia de este tipo. Para crear la sensación de continuidad, han ocultado electrodomésticos y armarios bajo un elegante panelado de madera y han revestido las ventanas con unas venecianas del mismo material. Visto el resultado, nadie creería que la cocina estaba en la otra punta de la casa, ni que antes había allí dos habitaciones y un pequeño salón.
El nuevo salón ha ganado en amplitud y se separa del recibidor mediante unas lamas de madera. Además, han incorporado un módulo central que alberga una la chimenea y la televisión, pudiendo disfrutar desde el sofá modular de las mejores vistas de Casa Cova. En el lado opuesto se encuentra el comedor, escoltado por una zona de almacenaje con estantería a medida retroiluminada.
Las zonas comunes se separan de los dormitorios y los baños por una puerta de arco enmascarada en la cocina, marcando así los límites hacia un lugar de silencio y sosiego. Es curioso ver el efecto psicológico que provocan las formas redondeadas y los colores neutros sobre el pasillo que se abre tras de sí. «Quisimos dar una vuelta al concepto de pasillo infinito típico de las viviendas bilbaínas», reconocen las interioristas.
Para ello, colocaron un arco que unificaba las paredes con el techo en un mismo plano y añadieron una zona de almacenaje con un espacio hueco central que aportaba calidez y dinamismo. Las puertas del armario estaban revestidas con el mismo material y en el mismo tono que las paredes y el techo, creando así ese deseado «efecto pasadizo». Sin embargo, la clave para crear esta sensación no es el material, sino la iluminación indirecta con halógenos en el suelo, que acentúan el carácter arqueado del pasillo y nos transporta definitivamente a la esencia de una antigua bodega.
Los baños van acorde al resto de la vivienda, por eso se han utilizado cerámicas de efecto piedra en tonos grises, con detalles y accesorios en negro mate. Por su parte, el dormitorio principal, situado al final del pasillo y donde antes estaba la cocina, destaca por su cabecero entelado con luz indirecta hecho a medida. Las otras dos habitaciones están pensadas para dos chicas jóvenes que requerían un lugar acogedor con mucho almacenaje. Optaron en este caso por cabeceros fresados retroiluminados y papeles entelados que pudieran combinar con el resto de la vivienda y con cualquier color de ropa de cama.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.