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Piso en Getxo (estilo mediterráneo y vistas increíbles)
El piso de un matrimonio en Getxo de estilo mediterráneo y vistas increíblesLa interiorista bilbaína Silvia Reguera ha reformado una vivienda de 160 metros cuadrados con espectaculares vistas a la playa de Ereaga, en Getxo, donde «se respira calma». Predomina el color blanco con toques cálidos y un minimalismo exquisito. Le apasiona la decoración desde muy pequeña. Desarrolló su carrera profesional trabajando en un estudio y después fue encargada en un 'showroom' de decoración en el centro de Bilbao. Finalmente, en el año 2010, se lanzó a abrir su propio negocio, 'SR Interiorismo', en Laukariz. Su especialidad es el diseño, la reforma de viviendas y la decoración de interiores y espacios exteriores. «Lo que más disfruto del proceso es la obra; soy una persona muy creativa y me encanta tirar todo y empezar de cero. La carpintería me fascina; ir al taller del carpintero y ver cómo va el proceso es una parte muy bonita», explica esta emprendedora de 55 años.
La casa está ubicada en el cuarto piso de un edificio situado en un alto, encima del Hotel Tamarises Izarra de Getxo. «Las vistas son impresionantes. Es un espacio con mucho potencial, pero no se había hecho reforma hasta ahora; había poca luz y los pasillos eran muy largos. Una de las características clave de la actual vivienda es la luminosidad», comenta Silvia. La luz baña cada esquina gracias a las grandes ventanas del salón, y los tonos del cielo y del mar se funden con el color blanco creando un espacio único. «Quería que el cliente viera el mar nada más entrar. Para ello, puse una ventana inmensa en el salón. Al principio les chocó, pero luego me dieron el visto bueno y confiaron en la propuesta». Además, la interiorista ha utilizado una perfilería fina para que el cristal tenga protagonismo y así sacar el máximo potencial a la luz.
Apuesta por líneas minimalistas, finas y actuales, pero también introduce color en tapicerías, telas y papeles. «Soy muy simétrica; busco el equilibrio, líneas depuradas con bases atemporales. Además, quiero que los propietarios sientan calidez cuando entran», comenta. Un espacio diáfano y visualmente armónico da la bienvenida al hogar; a la izquierda, se sitúa la zona diurna con la cocina, el salón y el comedor. A la derecha, la nocturna, con tres dormitorios y sus baños correspondientes, para garantizar la comodidad de los hijos cuando van de visita. La vivienda también dispone de una agradable terraza de 30 metros cuadrados con vistas al mar y un aseo de cortesía.
La interiorista ha sabido jugar a la perfección con los colores. «Mis bases son neutras, pero en algunas zonas me permito experimentar. En el aseo de cortesía, puse un papel de decoración en blanco y negro, por ejemplo». Además, ha dedicado un espacio exclusivo para el lavadero con la intención de facilitar la organización y evitar los olores de la cocina. «Siempre tiendo a dividir algunas zonas. Lo he puesto oculto en una estancia que hace efecto pared y se disimula con una puerta corredera del mismo tono. Es mucho más práctico y los propietarios lo agradecen», comenta.
La vivienda tiene un estilo contemporáneo y cálido, y la bilbaína cuida hasta el último detalle. Con la intención de sacar el máximo partido a los huecos libres, ha hecho varias piezas a medida con la ayuda de su carpintero de confianza, como es el caso del mueble de la chimenea, el de la televisión o la barra de la cocina. Entre las firmas del mobiliario, destacan las siguientes: la consola de hierro de la entrada de Becara; la mesa del comedor de Crisalia; las sillas de roble de Carl Hansen; la cocina de Santos; y los cojines y los accesorios de Zara Home. La iluminación de la casa es de Luz Bilbao.
El cuadro de la entrada en óleo capta todas las miradas, además, Silvia ha colocado focos en las paredes para iluminar esta obra y darle mayor protagonismo. Le encanta el arte y cada vez que tiene tiempo libre se acerca a visitar galerías. Por eso le ha querido dedicar un espacio exclusivo. Además, en sus reformas trabaja con Mota, una pequeña tienda de enmarcación que le descubre las últimas novedades de los artistas y que ella ficha con ilusión para algunos de sus clientes.
Uno de los grandes retos ha sido mover la cocina de un extremo a otro. «Con la bajada de techos, se pudo sacar una buena extracción. Era una de las ideas principales de los propietarios y están muy contentos. Fue un proceso muy complicado, pero se logró». Lo único que mantuvieron de la casa antigua son los radiadores. «Es un diseño muy bonito y están muy cotizados. Los hemos decapado y los hemos vuelto a lacar en tono nata; encajan muy bien con la esencia», dice.
Aunque apuesta por tonos neutros, también introduce color en algunos elementos de decoración para aportar frescura, como es el caso de los cojines azules, que le dan un toque mediterráneo a la casa. Silvia disfruta del trabajo con su equipo de gremios. «Llevamos muchos años trabajando y es una gozada, somos una familia. Estoy muy orgullosa y sé que sin ellos el trabajo no sería posible. Además, soy muy perfeccionista y el cliente agradece la seriedad».
Le encanta el trato humano y personal con los propietarios y valora mucho el vínculo que se crea durante el proyecto. «Me entusiasma ir a casa de algunos clientes y ver que la tienen tal y como la dejé, hasta con los mismos objetos de decoración. Algunos me confiesan que hacen fotos para que después de limpiar quede exactamente igual». También recuerda con anhelo alguna de las anécdotas que ha vivido durante su trayectoria profesional. Una de ellas le marcó de manera especial. «Un matrimonio de Bilbao que residía en México me contrató para hacer una reforma en el centro de la villa. Nunca olvidaré sus caras de alegría y de sorpresa cuando abrieron la puerta de su vivienda por primera vez», recuerda.
Con todo ello, Silvia ha conseguido crear un oasis de calma frente al mar. «Es como si el exterior se fusionara con el interior. Cuando hace bueno, la sensación es más veraniega, y en los días grises, con la chimenea, se convierte en un lugar acogedor. Me transmite muchísima paz», concluye.
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