Cinco hoteles boutique con encanto para escapadas de fin de semana

El hotel Mendi Argia, que significa montaña iluminada en euskera, es un lugar perfecto para rodearse de naturaleza a un paso de San Sebastián. Esta casona de principios del siglo XX estaba semiabandonada cuando dos hermanos de Gernika, Nikola y Gixon Bilbao, la encontraron y la reformaron, junto a 'Openhouse Studio'. Con el fin de modernizarla preservando su identidad, conservaron las ventanas originales, la madera y la piedra, pero añadieron muebles minimalistas de diseño para convertirlo en un hotel boutique donde todo es buen gusto. No hay recepción, porque para ellos este hotel es como su propia casa, pero abierto al público.

Roble, terracota, mármol negro de Markina y cristal se reparten este ambiente, con nueve habitaciones y un hermoso salón-comedor, en el que reina el diseño, la frescura y la creatividad. Aún encontraremos una vieja escalera de madera y un frontón en el jardín, que conviven en armonía con un bucólico comedor exterior y una piscina que comparte cromatismo con el mar. Situada en la ladera del monte Ulia, la estancia ofrece una vista privilegiada de la playa de la Concha y la ciudad de San Sebastián. La villa con fachada de ladrillo está compuesta, en realidad, por dos edificios: el principal es Patrimonio Histórico de la ciudad y el anexo era antiguamente las caballerizas de la familia Gaitán de Ayala. Llama la atención su espectacular escalera de madera y sus jardines diseñados por Pierre Ducasse.

En el monte Ulía, esta casona de 1898 es un edificio histórico y un hotel boutique que cuenta con 25 habitaciones de lujo. La villa con fachada de ladrillo está compuesta, en realidad, por dos edificios: el principal es Patrimonio Histórico de la ciudad y el anexo era antiguamente las caballerizas de la familia Gaitán de Ayala. Llama la atención su espectacular escalera de madera y sus jardines diseñados por Pierre Ducasse. El hotel mantiene intacto el espíritu de la época, con sus amplios salones, techos altos, chimeneas, una escalinata de madera tallada, un oratorio y una vidriera en el techo que representa el linaje familiar. Rodeado de naturaleza, ofrece la sensación de estar en medio del campo, donde los visitantes se dejan envolver por la estética clásica, elegante y sobria del siglo XIX.

Para llegar al Hotel Viura de Álava, hay que atravesar kilómetros de viñedos, una bienvenida perfecta para explorar la popular ruta del vino. «El Viura brota como una erupción volcánica junto a la iglesia del pueblo», explican desde este alojamiento. La fachada se caracteriza por unos cubos superpuestos e incrustados en la roca de la ladera, transformándose en una escultura. «Son formas que se asientan en el entorno y que integran raíces del pasado -física y emocionalmente-, en forma de antiguos túneles de huida secretos, que hemos convertido en parte de nuestra bodega», detallan. Es bien sabido que el País Vasco es tierra de vinos y buen comer, y su restaurante ofrece propuestas vanguardistas reconocidas internacionalmente. Comprometidos con su tierra, apuestan por la sostenibilidad, los alimentos de km0 y la producción de su propia energía.

«El singular edificio exhibe obras de arte en distintos formatos. Los techos de las plantas superiores están forrados con lamas de madera de viejas barricas, efecto que se redondea en el restaurante donde, en este caso, lo que cuelga sobre las cabezas de los comensales son enormes toneles de madera. Los números de las puertas de las habitaciones están pintados con tiza y las paredes decoradas con ilustraciones de numerosos artistas», explican desde este hotel de cuatro estrellas.

Villa Pacheca Casa Boutique es una vivienda centenaria del valle cántabro de Toranzo, reconvertida en un exquisito alojamiento en el que sentirse como en casa. Los 'praos' verdes y las vacas limusinas pelirrojas dibujan la estampa pintoresca que Adriana y Germán eligieron para hacer más felices a los demás. Así surgió Villa Pacheca, una vivienda pasiega que este joven matrimonio ha rehabilitado con sus propias manos para convertirla en un nuevo concepto de casa rural. Un alojamiento de estilo boutique cuidado al detalle, destinado al confort de los huéspedes y al deleite de los sentidos. «Queremos ofrecer la experiencia de estar en plena naturaleza, pero con todo tipo de comodidades», explican. Villa Pacheca es su proyecto más personal, un lugar donde ser profeta en su tierra, un paraje único en el que ha volcado el cúmulo de sus pasiones en 6.000 metros cuadrados de terreno y en los 300 de una casita digna de revista de decoración con capacidad para 10 huéspedes. «Sobre todo nos visitan muchos vascos y madrileños», apuntan. Se alquila completa; y dispone de 5 dormitorios dobles y 3 baños.

Especializado en vacaciones de salud y bienestar, el Gran Hotel Las Caldas ofrece un refugio en el que desconectar de la rutina y las preocupaciones del día a día. Edificios de los siglos XVIII, XIX, XX y XXI alojan 79 habitaciones en las que lo antiguo y lo nuevo conviven. Considerado uno de los mejores hoteles balneario de España, el Gran Hotel Las Caldas combina a la perfección lujo, descanso y bienestar en un entorno de belleza absoluta con gastronomía saludable, tratamientos personalizados y unas instalaciones totalmente acondicionadas para las necesidades de sus huéspedes. A escasos diez kilómetros de Oviedo, en este balneario con más de dos siglos de historia -y cuyas aguas tienen propiedades mineromedicinales-, se comprometen a cuidar la salud y el bienestar de quienes viajan hasta allí para encontrar ratos de desconexión, relajación y paz mental.