El matrimonio que crea los muebles de diseño más sorprendentes de Bilbao La Vieja

María Calvo

Miércoles, 11 de mayo 2022 | Actualizado 22/05/2022 01:47h.

A lo largo de la historia, los maestros artesanos han luchado por preservar su bien más preciado: el conocimiento de su oficio. Iván Sacristán aprendió el arte de la herrería de su padre, y eso que los estudios le llevaron por otros derroteros alejados de las fraguas, el fuego y el martilleo hipnótico de la forja. Con la licenciatura de Informática debajo del brazo, comenzó a entablar sus primeros lazos laborales en el taller, trabajando el metal y creando elaboradas formas a partir del hierro durante las dos décadas siguientes. Veinte años de formación y una visión de futuro focalizada en el diseño industrial y el interiorismo han hecho que este barakaldés haya levantado el vuelo para crear MIID, una ilusión compartida con su mujer, María Miguel.

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Contradiciendo el refranero popular, en casa de este herrero no hay cuchillo de palo: el hierro, el acero y el acero inoxidable son las bases sobre las que se asienta MIID. Fue al tener que amueblar su hogar cuando se fraguaron los primeros cimientos de la que ahora es su propia empresa. «Empezamos a crear piezas para nuestro piso, vimos que gustaron mucho y nos lanzamos al diseño de mobiliario», explica Iván. También contradicen aquello de lo arriesgado de mezclar amor y trabajo en una misma frase, puesto que lo suyo ha sido una suma de conocimiento y entusiasmo que los ha llevado «a apostar al 100 % por este proyecto». Y eso que los estudios de María, auditora de cuentas de formación, tampoco tenían, a priori, demasiado que ver con este sector.

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Hablamos de un matrimonio de socios con vocación artística bien avenido, cuya filosofía creativa es diseñar a partir de un basto material piezas únicas de mobiliario para aportar identidad y valor a los espacios. No se atreven a llamarlo obras de arte, pero las creaciones en las que se ha puesto el conocimiento de dos personas al servicio de la belleza y la funcionalidad bien podrían definirse como tal. Son diseñadores de mobiliario, dos artesanos del metal que en la barrera de los 40 han decidido dar un giro de timón a sus vidas para dedicarse a su pasión.

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Nacidos en Barakaldo y residentes en Sopela, han hecho de Bilbao la Vieja su centro de acción. No hace ni cuatro años que abrieron en el número 12 de la calle Dos de Mayo un coqueto showroom de estilo industrial donde exponen al público sus creaciones y atienden con cita previa. Entre vigas de madera vista, columnas de hierro, paredes de piedra y ladrillo y suelos desnudos, sus piezas realzan la belleza metálica de sillas que parecen esculturas, mesas de diseño, puertas abatibles, lavabos minimalistas, percheros con carácter o lámparas de diseño que se combinan con maderas, mármoles, pieles o piedra, como la de aquella mesa auxiliar que hicieron con la baldosa roseta de la villa y pintaron en color azul Bilbao en claro guiño a la tierra. «Hacemos todo tipo de mobiliario. Las cosas nuevas y diferentes son las que más nos motivan», explican. Y siempre utilizando materiales de primera calidad y contando con proveedores locales. «Nos apetecía hacerlo así. Creemos que siempre aporta valor a la pieza».

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Todas ellas esperan su oportunidad y pueden ser adquiridas directamente desde el showroom o contactando a través de su Instagram o su web. Pero esto es tan solo una pequeña muestra de su trabajo, que se puede personalizar 100 % al gusto del cliente. «Hacer un mueble es como hacer un traje a medida. Al final estás en contacto con la persona que va a fabricar algo que solo vas a tener tú y que va a estar hecho conforme a tus necesidades, tanto a nivel diseño como a nivel funcional», explican. En este caso, María e Iván recibirán al cliente en el nuevo estudio-taller que están a punto de inaugurar en el muelle de Urazurrutia. Un lugar donde darán rienda suelta a su artesanía y en el que recibirán a los interesados que quieran ver materias primas y perfilerías para su futuro diseño.

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Una herrería del siglo XXI, un oficio a la medida de quien quiera dedicarle una vida, unas habilidades que solo se consiguen a base de trabajo. Después de años cultivando el germen de MIID, Iván y María comienzan a recoger los frutos de su esfuerzo. «Han venido a visitarnos desde la Diputación y les ha parecido curioso que aún haya gente trabajando de una manera tan artesanal». Recuperar la tradición para ponerla al servicio del interiorismo, rescatar materiales rudos y transformarlos en piezas refinadas, adaptar a los nuevos tiempos algo que se ha enseñado durante generaciones, de maestros a aprendices. En el mundo frenético de la producción en serie, MIID es esa rara avis que pretende luchar a contracorriente con el objetivo de que «la gente vuelva a valorar este tipo de trabajos». Porque detrás de sus mesas, sus sillas, sus lámparas… siempre habrá personas, no máquinas.

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