Casa rural (País Vasco francés)

Una madre y su hija convierten una granja en una casa rural con encanto en el País Vasco francés

No hace falta irse muy lejos para desconectar de la rutina y disfrutar de la calma en plena naturaleza. Consiste en mirar el mapa y observar los enclaves que hay a pocos kilómetros de casa para descubrir experiencias diferentes, de las que dejan huella para toda la vida. Es lo que ocurre con Pachamama-Côte Basque, una granja con tres siglos de historia que ahora se ha convertido en un coqueto alojamiento rural gracias a Sophie y Klara Mora, madre e hija, que han puesto el alma en su proyecto más personal: crear la casa de sus sueños en un espacio orientado al bienestar. Está en Ahetze, un pueblo con mucho encanto situado en el País Vasco francés, a unos 15 kilómetros en coche de Biarritz y San Juan de Luz.

Dispone de 700 metros cuadrados y 9 habitaciones para familiares, amigos y grupos. Cuenta con una red de proveedores locales que llevan a cabo rutas de senderismo, clases de surf, yoga y hasta baños de sonido. La idea de las anfitrionas es que los huéspedes disfruten de la costa vasca de manera auténtica y que prueben experiencias nuevas. «Lo mejor de este tipo de actividades es sorprender a las personas con algo que nunca habían hecho. Tienen la misma ilusión de un niño cuando descubren algo por primera vez», explica Sophie.

Tras una vida dedicada a la hostelería, esta emprendedora encontró en Ahetze, en plena costa vasca de Iparralde, el lugar donde desarrollar su proyecto soñado. Ha reformado los muros de piedra de una antigua granja de 1710 para dar vida a una exclusiva casa rural. «Desde que la vi por primera vez en 2012, sabía que era el lugar para iniciar mi proyecto. Tuve una conexión especial con esta casa», cuenta.

Junto a su hija Klara, rediseñó el alojamiento para dar vida a Pachamama-Côte Basque. «Primero surgió como un pequeño hotel, y ahora es un espacio de desconexión en plena naturaleza. Queremos que la gente que venga se sienta como en casa y disfrute de este alojamiento como si fuera suyo», dice ilusionada con la buena acogida de parejas, familias y pequeños grupos que desean descubrir Iparralde durante unos días de escapada. Su nombre, Pachamama, rinde homenaje a la madre tierra, 'ama lurra', con la intención de generar el mismo vínculo que Sophie y Klara sintieron allí desde el principio. «Confío en que mis huéspedes conecten con la energía que desprenden estos muros y esta naturaleza que nos ha acompañado a nosotras a lo largo de estos diez años», dice.

Madre e hija han encontrado en este entorno una oportunidad para desarrollar su proyecto, poniendo el foco en una vida tranquila en la que disfrutar de infinidad de actividades. La localidad de Ahetze es famosa por su mercado de antigüedades, su mítico brocante. Muchos españoles se acercan para fichar tesoros artesanos, en el que 150 expositores muestran sus obras el tercer domingo de cada mes. San Juan de Luz también es otra de las zonas más atractivas para los visitantes. La cercanía, la variedad de rutas al lado del mar, las tiendas artesanas y las pastelerías con productos caseros lo convierten en uno de los pueblos más visitados.

Las 14 habitaciones que forman el alojamiento tienen un estilo relajado en tonos neutros que invitan a disfrutar de una estancia sin prisas. Se puede alquilar la casa entera y tiene capacidad para alojar hasta 22 personas. El ambiente agradable, acogedor y familiar se percibe desde el hall, donde Sophie recibe a cada uno de sus huéspedes con una simpatía que deja huella.

Un papel con estampado floral protagoniza el espacio. Al lado se sitúan la cocina, el salón y el comedor, en una zona diáfana y muy cómoda para poder reunirse con amigos y familiares en un ambiente relajado. Una playlist de canciones de estilo zen invitan a dejar a un lado las prisas y el ajetreo de la ciudad. La planta baja también cuenta con un pequeño rincón que tiene una biblioteca y un piano; se trata de una sala apartada en la que se puede disfrutar de un rato de lectura. Además, la casa rural cuenta con la sala Lotus, un espacio para realizar actividades como yoga o baños de sonido.

Una de las partes más aclamadas por los huéspedes es la sala de bienestar, de 25 metros cuadrados. Dispone de ducha, sauna de infrarrojos y jacuzzi. «El lujo también significa poder relajarse en un espacio zen diseñado para un momento de relax absoluto», dice. El jardín es otra de las grandes sorpresas. Sophie y Klara lo han decorado con una mesa y unas sillas para que los visitantes puedan pasar un rato agradable al aire libre y en plena naturaleza. Además, ofrece una visión global de la fachada de la casa, protagonizada por el color blanco y rojo, en la que destacan unos cuarterones de cuento, al más puro estilo vasco francés.

En la planta de arriba se ubican las habitaciones. Para acceder a ellas, han decorado las escaleras con un original cuadro con un perro como protagonista, un detalle que aporta un toque alegre y divertido a la casa. Todas disponen de vistas al pueblo, a las montañas o a los caseríos vascos de los alrededores. También cuidan la parte gastronómica. Sophie y Klara cuentan con proveedores locales que ofrecen menús personalizados, elaborados con mimo a petición de los huéspedes, siempre con productos frescos del entorno y con el foco puesto en una alimentación saludable.

Pachamama Côte Basque invita a disfrutar de la calma en un enclave único, en pleno corazón de la costa vasca. Es un espacio mágico en el que madre e hija comparten una forma de ver la vida con todos aquellos que quieran acercarse, porque siempre tienen las puertas abiertas. «Pachamama es el lugar para conectar con uno mismo en un entorno privilegiado», concluye.

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