De la iglesia de Sopuerta a este ático en Bilbao
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De la iglesia de Sopuerta a este ático en Bilbao
Vive en una iglesia en Sopuerta y trabaja en el ático más singular de BilbaoTas Careaga, de 38 años, nació en Venezuela, pero ha pasado la mayor parte de su vida en Mungia. Se formó en comercio electrónico en Bilbao y empezó a trabajar desarrollando aplicaciones para eventos. Actualmente, es responsable de una agencia de publicidad y su pasión ... por la fotografía también le ha llevado a publicar un libro, 'Kvin Kontinentoj'. Además, es diseñador gráfico, informático, pintor, interiorista... Se define como una persona inquieta y ese interés por todo lo que le rodea le llevó a explorar lugares singulares y únicos. «De pequeño me gustaba mucho hacer casetas en los árboles. Y siempre he sido skater, que es un deporte bastante libre, en el que no hay reglas, vas haciendo tu propio camino. Muchas veces comparo mi carrera en el diseño con el mundo del skate», cuenta este polifacético emprendedor.
Hace siete años compró una iglesia en ruinas en Sopuerta y la convirtió en su casa, donde vive actualmente, en plena naturaleza. Su apasionante locura de transformar este edificio del siglo XVI en una casa llamó la atención de revistas especializadas y prestigiosas publicaciones como la estadounidense 'The Magazine-Dwell', que la incluyó entre las «diez mejores propiedades restauradas del mundo en 2019». Pero su inquietud le llevó a buscar un nuevo refugio creativo. «Estando en el campo echaba de menos ciertas cosas de la ciudad», reconoce. Por eso decidió crear un ático luminoso, acogedor, funcional y diáfano de 225 metros en el centro de la villa. «He participado de manera integral en las obras, tanto en el diseño como en la ejecución», señala.
Construyó la iglesia con la ayuda de su amigo y arquitecto Carlos Garmendia, pero el ático únicamente lleva su sello personal y, por supuesto, también refleja su carácter ecléctico. Su idea era crear un estudio en el centro de la ciudad que combinase trabajo y ocio. En su caso, además, la vida personal y laboral están muy unidas. «En la pandemia se ha empezado a establecer el teletrabajo, entonces, ¿por qué no se va a normalizar hacer cosas de ocio en el trabajo?».
Al abrir la puerta del estudio, saluda Tola, su perra y fiel compañera. Detrás sorprenden un conjunto de fotos en blanco y negro que parecen sacadas de otra época, pero en realidad son escenas con un toque artístico que él ha capturado con la cámara Hasselblad 500C que tiene colocada a la vista. Esa colección de imágenes está situada en un muro de media altura. «Es un recurso muy especial; permite que entre la luz y, al mismo tiempo, resulta útil para guardar cosas: equipos de música para los eventos, ordenadores… Es una zona de almacenaje que no quita espacio».
El largo pasillo lleva a un gran comedor: amplio, blanco y con mucha luz. Tiene ventanas abatibles que van de un extremo a otro con unas vistas espectaculares de la Torre Iberdrola y los picos de las montañas de telón de fondo. «Lo que necesitaba era algo muy luminoso, por eso elegí una última planta con ventanas en todas las caras y un espacio súper abierto», cuenta. Lo que ahora es un gran ático, antes eran unos laboratorios dentales. De hecho, decidió conservar parte del mobiliario.
Un sofá negro y muy elegante protagoniza el comedor, lugar que utiliza como sala de reuniones y de ocio y que, a su vez, comparte espacio con una cocina moderna en tonos grisáceos; todo diáfano, sin paredes. «Si vienen amigos o clientes, se pueden quedar a comer y a descansar», señala. Destaca una vitrina muy especial de caoba americana que pertenecía a su familia y de la que no piensa deshacerse.
Con el objetivo de crear un área de trabajo exclusivamente para ordenadores, Tas también ideó una especie de cubo negro. «Está pensado para no tener reflejos a la hora de trabajar», dice. El diseño continúa al otro lado del pasillo, donde el emprendedor ha creado un área personal para dar rienda suelta a su talento e imaginación. Justo enfrente, el ático dispone de otra terraza, en este caso, con vistas a la Quinta Parroquia de la ciudad.
Entre las marcas de muebles, destacan piezas de &Tradition y Vitra, pero le gusta conservar la esencia de las cosas únicas. «A veces mola más poner piezas cuyo origen se desconoce para que la gente se fije más en el conjunto. Me gustan los iconos, pero es importante buscar elementos más singulares». La esencia del estudio deriva de la gran cantidad de detalles y de historia. «Apuesto por los materiales y utilizo mucha madera sin tratar. Por ejemplo, del diseño original mantuve el hormigón visto y el suelo, que es terrazo. No uso papeles, quiero que se vea todo un poco desnudo», explica.
El ático de Tas Careaga también se distingue por su carácter selvático. Las plantas son un elemento clave en la distribución, y, en este caso, tienen un significado especial. «Siempre me han gustado mucho, dan vida a los espacios. Hay una que era de mi abuela. Cuando ella murió, me encargué de vaciar y de vender su casa. Un día llegué y estaban todas las plantas muertas, pero ésta había sobrevivido, así que la cogí, me la llevé y la recuperé».
Tas disfruta del proceso creativo de forma completa: desde que surge la idea principal hasta la ejecución del proyecto. Dice que la experiencia siempre ha sido muy buena. «Lo que más me gusta es ver la evolución. Crear un espacio que utilizas día a día es una maravilla, le das mucho uso. El diseño se basa en la funcionalidad», dice.
El creativo afirma que lo que más le llena es «dar valor a cosas que aparentemente no lo tienen y compartirlas con la gente». «Estamos aquí de paso y me gusta hacer cosas divertidas que aporten. Hace poco me escribió un chico diciendo que había hecho una barandilla como la de mi casa, otro me dijo que había visto mi historia y que también se había comprado una iglesia… Para mí, eso es aportar».
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