Sexo en Nueva Bilbao (XIII)
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Sexo en Nueva Bilbao (XIII)
Vuelvo a ver a Josu en la barra del Moma... me da el arrebato y le propongo ir a mi casaKarri Bilbao
Viernes, 31 de enero 2025, 00:18
Cada viernes, Karri Bilbao nos comparte las historias y experiencias que vive con sus amigas. Tras años de convivencia en pareja han regresado a las noches (y tardeos) de la villa.
Tras la pandemia cambiaron muchos de nuestros hábitos a la hora de salir. Así, el tardeo ha ido ganando terreno y decidimos en el grupo de WhatsApp de la cuadrilla proponer alternativas. Ane comenta que, en Getxo, la Ola e Igeretxe tienen fama de buen ambiente. Maite e Izaskun prefieren probar en Moma o Crystal, ambos en Bilbao. Optamos por Moma y compramos entradas anticipadas a precio más reducido que en la taquilla. Quedamos a las cinco, hora que nos devuelve a tiempos de adolescencia, cuando apurábamos la tarde antes de regresar a casa, muy formales, a la hora pactada.
No sé muy bien qué esperábamos, pero es raro acceder a un local en plena tarde con luces y música que nos adentran de lleno en la nocturnidad discotequera a un par de tramos de escalera. Nos reímos dudando de si pintamos algo por aquí, dado que, a nuestra vera, un grupo de veinteañeras baila al son de Shakira y su venganza archiconocida a Piqué. Pocos metros más allá, otro grupo celebra la despedida de soltero de un amigo al que han vestido de torero y, algo más alejadas, parejas de treintañeros ríen a carcajadas abrazadas en corro. Vamos a la barra a pedir la consumición que incluye la entrada y nos sentimos más integradas cuando divisamos a nuestra izquierda a un par de cuadrillas de edades similares a la nuestra. Lo cierto es que pasada una hora y algunos bailes con la música en directo después, llegamos a la conclusión por unanimidad de que en Moma cabe de todo y más cuando la tarde avanza…
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Llevo el bote y pido otra ronda. En la barra veo a Josu de espaldas, aquel que conocí en el Berbalagun un sábado por la mañana y con quien perdí la virginidad en el divorcio. A quien invité a mi casa sin intercambiar números de teléfono ni acordar futuras citas que nos comprometieran. Amor efímero y necesario, balsámico y libre de ataduras que olvidé al día siguiente, sin que me dejara una huella profunda, pero que me hizo sentir viva y liberada… Le saludo con un 'kaixo' mientras suena de fondo 'Una noche de amor', de Tahúres zurdos. Vaya… sonreímos con una sonrisa cómplice y nos besamos sin mediar palabra. Son más de las diez y no esperaremos a que suene Sabina para poner banda sonora a este momento. Me despido de la cuadrilla y del tardeo por la villa. ¿Vamos a mi casa, Josu?
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