Hoy presentamos un tema candente, ya que se trata de una queja que solemos escuchar entre mujeres y algunos hombres: «mi novio (o rollo más o menos estable), es un 10 en todo menos en la cama». Para dar algunas pinceladas sobre qué ... puede estar pasando, esta semana contamos con la ayuda del 'coach' y sexólogo Luis Duro.
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En esta sección ya hemos podido comprobar cómo el sexo y la sexualidad no se reducen solo a lo que hacemos con los genitales. Sin embargo, en la educación que recibimos los hombres, esto está especialmente marcado. De hecho, hay un fenómeno que nombramos como 'el culto al pene' que se puede comprobar, por ejemplo, contemplando las paredes adornadas con grafitis, donde su presencia es habitual. En el propio lenguaje también tiene un lugar importante, siendo muy frecuente escuchar frases coloquiales como «esto es la polla».
A su vez, hay una vigilancia constante sobre su rendimiento físico. Por un lado, aunque es habitual oír aquello de que 'el tamaño no importa', muchos no se lo acaban de creer. Si queréis más información sobre esto, echad un vistazo a este link. Además, sobre él recae la llamada 'tiranía 3D', nombrada así por el sexólogo Joserra Landarroitajauregi, que hace alusión a «que dure, dura y dentro».
Todo ello va acompañado de factores culturales. Algunos más complejos, como el hecho de que nos hayan enseñado mediante el porno que la satisfacción sexual depende mayoritariamente del coito. Otros, más prosaicos, consecuencia del tabú que hay alrededor de la sexualidad, como que la mayoría hayamos aprendido a disfrutar de nuestro cuerpo mediante el placer rápido e instantáneo.
En realidad, todos esos factores no nos hacen ningún favor, desembocando en dificultades y en esa falta de entendimiento de la que hablábamos al principio. Muchas veces se generan por la presión que existe alrededor del rendimiento, pareciendo que el éxito de nuestros encuentros sexuales depende solo de que el pene se comporte (esa 'tiranía 3D' que hemos comentado anteriormente). Esto hace que nos pongamos nerviosos y dejemos de lado nuestro placer. En el peor de los casos, y algo que los sexólogos solemos ver, acaba en problemáticas popularmente conocidas como la eyaculación precoz o la disfunción eréctil.
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Repasemos algunos puntos importantes para que la sexualidad y el erotismo masculinos se vivan de forma más placentera, relajada, y compartida:
• Resulta que el coito no es totalmente placentero para muchas ni muchos. De hecho, la vagina solo tiene sensibilidad en sus aproximadamente 4 primeros centímetros, por lo que se reafirma que el tamaño no es tan importante. En esos casos, el juego con el clítoris suele dar mejores resultados y ahí el pene no entra en acción necesariamente. Lo mismo ocurre con la cuestión anal, ya que, por ejemplo, si estamos con otro hombre, no es necesario estimular esa zona con el pene.
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• Debemos ser conscientes de que el propio coito no es el final de la relación sexual y, mucho menos, la eyaculación masculina. Para empezar, suele ser buena idea acompasar ritmos, ya que, si estamos con mujeres, muchas no suelen ser tan explosivas. Se nos ha enseñado que después de «irnos» hay que descansar, pero no tiene porqué pasar de esa manera. Si seguimos excitados y con ganas, la erección puede no perderse, e incluso si ocurriera, tenemos capacidad de sentir placer en todo nuestro cuerpo (y de darlo).
• Aunque siempre nos han contado que tenemos que ser activos, dominantes e incluso agresivos, no siempre es buena idea. Una confusión que suelen tener algunos hombres cuando tienen una relación con una mujer es que a ellas, a veces, les gusta un ritmo menos acelerado, pero ellos no se adaptan. Además, si llega un orgasmo, es más interesante que venga despacio para concentrarse en las sensaciones, ya que se suele sentir de forma más intensa.
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• A lo largo de nuestra vida los gustos cambian, así como los de nuestras parejas sexuales. Es importante hablar de esto y no dar nada por hecho. Es habitual ver a hombres que no quieren innovar porque su método ya les va bien. No obstante, centrarnos siempre en el modo tradicional trae los problemas de los que ya hemos hablado. Empaticemos con la pareja y atrevámonos a darle una vuelta lanzando nuevas ideas (como podría ser, por ejemplo, utilizar juntos un juguete).
• En el caso de tener sexo con otros hombres, muchas veces, esta impulsividad que hemos comentado se agudiza. Permitámonos ser tiernos también en esas situaciones, ya que es posible que encontremos otra forma placentera de hacer las cosas si tomamos nuestro tiempo para encontrarnos con la otra persona.
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En resumen, los hombres tenemos muchas más opciones de desarrollar nuestro erotismo de las que nos han hecho saber. Cada uno lo hace a su manera, por supuesto, pero quizás sea bueno darle una vuelta a nuestra forma de hacer las cosas. Puede ser que, gracias a ello, nos entendamos mejor con las personas con las que tengamos relaciones, e incluso descubramos otras formas distintas de disfrutar de nuestro placer.
Si quieres contactar con el autor, Aritz Resines Ruiz, o con su colaborador de esta semana, Luis Duro, puedes encontrarles en www.xelebreak.com o en www.luisduro.com, respectivamente.
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