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Este lunes, 28 de junio, es una fecha señalada para todas las que trabajamos en Sexología. Se trata de un día de reivindicación y celebración, que muchas veces se ha venido a llamar'Orgullo gay'. Seguramente, al oír estas palabras, a algunas personas les ... vienen a la cabeza, generalmente, hombres musculados de fiesta, con poca ropa y subidos a carrozas junto a alguna 'Drag Queen'. Pero, entonces, su mirada se reduce a una pequeñísima representación del 28J. Como desde esta sección defendemos a ultranza la diversidad sexual como un valor, esta semana contamos con Mel Constain, que desde su formación en Sexología y Psicología nos va a hablar sobre esta realidad.
Lo primero de todo, es importante mencionar que no se trata de un 'Orgullo Gay', sino de un Orgullo LGTBIAQ+. Realmente, siempre parece que ha sido una cosa sólo de gays, pero también existen otras personas como las lesbianas, las bisexuales, o intersexuales, entre otras.
Además, ¿por qué el 28 de junio? Porque resulta que hace 52 años, personas del colectivo que recibían violencia cotidiana se rebelaron. Específicamente, en el bar Stonewall de Nueva York, lugar donde estas personas se relacionaban y recibían redadas y detenciones de la policía sólo por su orientación, identidad y/o expresión sexual. De hecho, como algo a destacar, las líderes que abanderaron esta primera reivindicación fueron dos mujeres trans y trabajadoras sexuales.
En cuanto al contexto español, la primera manifestación fue en Barcelona en 1977. En un ambiente muy en contra de la diversidad sexual, aquellas personas pioneras salieron a reivindicar sus derechos humanos, sexuales y reproductivos. Estas manifestaciones también se hacían para llorar y visibilizar a todas aquellas víctimas que murieron o fueron asesinadas por el odio, despojadas de voz y viviendo con el estigma social. De hecho, este mes se han cumplido 42 años del asesinato homofóbico de Vicente Badillo 'Francis' en la discoteca Apolo de Errenteria a manos de un policía, suceso que levantó una gran movilización de repulsa y dio lugar al movimiento de liberación LGTBI de Euskadi.
En estas siglas encontramos, principalmente, cuatro aspectos de la sexualidad humana: las corporalidades (intersexualidades), las identidades (trans*), las atracciones (lesbianas, gays, bisexuales, asexuales, etc.), la expresión y la combinación de estas y otras realidades (Queer y «+»). Seguramente, no hayas oído algunas de ellas nunca, puesto que son muy poco visibles. De hecho, existen en tanto el ser humano es diverso, por mucho que todos tengamos estereotipos en la cabeza que marcan «cómo debemos ser».
Por ejemplo, las personas con corporalidades diferentes, como las intersexuales, sufren un borrado médico y cultural, sometiéndolas a cirugías para adaptarse a las normas sociales desde el momento del nacimiento. Las personas trans, por su identidad, son segregadas en base a los genitales, y cuando no cumplen las expectativas depositadas en ellos se deben enfrentar al silencio, la confusión, las creencias de que hay algo malo en ellas o la obligatoriedad de tomar tratamientos para la consecución de la documentación. Tras ello, se trata de hacernos ver que nuestra orientación debe ser siempre hacia una identidad diferente y con una atracción siempre intensa, lo que genera que muchas personas se enfrenten al miedo y no comprendan por qué su atracción no funciona de esta forma.
Toda esta falta de información y mitos da lugar a que algunas personas sean expulsadas de sus hogares o sufran maltrato, se enfrenten a burlas y a un acoso escolar continuo que conlleva en muchos casos estrés postraumático. Se les obliga a realizar procesos burocráticos, médicos y sociales que les resultan violentos. Tienen dificultades para poder acceder al mercado laboral y al apoyo social, lo que les dificulta entrar también en áreas académicas. Y todos estos procesos dejan su salud física y mental mermada, simplemente, por el hecho de ser, sentir y expresarse. Por tanto, es necesaria la creación de redes de cuidados, de conocimiento y apoyo que palien todas estas circunstancias.
Una vez sabido esto, ¿por qué sólo nos llegan imágenes del Orgullo estrafalarias y estridentes? Porque siempre es más fácil mostrar alegrías que desgracias. Realmente, es el único día del año donde una persona del colectivo puede sentirse 100% segura, sin tener que ocultarse (el famoso armario). En ese contexto, es importante celebrar los derechos alcanzados (como que la OMS dejara de considerar enfermas a las personas homosexuales en 1990 y en 2013 a las personas transexuales o que España reconociera el matrimonio igualitario en 2005), pero también debemos ser conscientes de que aún hoy se da mucha discriminación, a pesar de ser un hecho anticonstitucional.
En realidad, todo modelo es válido y no hace daño a nadie, mientras no se inmiscuya en la vida de los demás. También lo es el tradicional, ser heterosexual y cisgénero. Las personas LGTBIAQ+ solo quieren vivir, ser, amar y expresarse. ¿Acaso alguien debería tener un problema con la existencia de personas diferentes? Ya lo dijo el poeta Friedrich von Schiller: «Vive y deja vivir».
Si quieres contactar con el autor, Aritz Resines Ruiz, o con su colaborador de esta semana, Mel Constain, puedes encontrarles en www.xelebreak.com o en @mel_constain
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