
Ver 17 fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Ver 17 fotos
Oler un libro es un hábito que cada vez está menos de moda. O eso parece. Quizás por la era digital en la que nos ha tocado vivir. Sin embargo, todavía existen personas que tienen una fe ciega en su poder. Alberto Sánchez, bilbaíno de 57 años, ha cumplido su sueño hace apenas tres meses: abrir una tienda de libros de segunda mano y coleccionismo en Santutxu donde ofrece sus artículos favoritos: novelas, monedas, sellos, cómics, grabados, postales, figuras… «Me he pasado toda la vida leyendo. Comencé cuando era un niño; leía los mismos cómics 30 o 40 veces. Los tengo guardados y no los voy a vender nunca» cuenta este emprendedor, que empezó mostrando sus piezas de coleccionismo en un puesto en la Plaza Nueva.
Alberto regenta Librecionismo, un local muy especial de 15 metros cuadrados ubicado en el número 64 de la calle Zabalbide que alberga ejemplares difíciles de encontrar en otros sitios. Es de esas tiendas que invitan a pararse en medio de la calle para ver qué se cuece dentro. «¿Qué libro me recomiendas? A esta edad ya no quiero leer nada que me haga pensar demasiado», dice unas de las clientas mientras Alberto le enseña varias propuestas.
Lo que hoy es un universo de libros, antes era la peluquería Sánchez, un negocio familiar en el que trabajaba con su padre. El bilbaíno estuvo allí durante muchos años, pero nunca le entusiasmó demasiado. De hecho, su momento favorito era cuando leía libros entre cliente y cliente. Estaba deseando que llegara la ocasión para desconectar de todo y disfrutar de una buena historia. «Estuve 39 años allí, pero decidí que tenía que cambiar el rumbo y hacer lo que de verdad me gustaba. Descubrí el mundo de las subastas y del coleccionismo y empecé comprando piezas. Después, las vendía en un mercadillo. Invertía mucho tiempo y esfuerzo», explica.
En aquella época, el emprendedor sorprendía a los bilbaínos y turistas en la Plaza Nueva con álbumes ingleses antiguos, artículos alemanes de más de 100 años, cromos que parecían haber caído en el olvido y fotogramas de cine. Llegó un momento en el que ya no lo hacía por el beneficio, sino por compartir su pasión a pie de calle con todo aquel que pasaba. «¿De dónde sacas las piezas?», «Me encantan tus figuras» o «No he visto esto en ningún otro sitio» son algunas de las frases que pronunciaban los más curiosos cuando visitaban su puesto.
Con esfuerzo y mucha ilusión, Alberto ha sido capaz de plasmar lo que más le gusta en un espacio de tan solo 15 metros cuadrados. Además de vender ejemplares y piezas curiosas, también consigue artículos que no están en tienda. «Tengo una pequeña dosis de cada una de mis aficiones y locuras. A lo largo de este tiempo he intentado abarcar todos los temas que me interesaban para traerlos aquí y compartirlos con la gente», comenta. Después de trabajar durante muchos años en un oficio que no le llenaba, ha tenido la valentía de dar el salto y arriesgar con su proyecto más personal a las puertas de su jubilación. Y lo tiene claro: «Hay que luchar por los sueños». «Tengo un hijo de 18 años y le estoy intentando abrir la mente para que viva de otra manera y busque lo que realmente le hace feliz. Si no lo consigue, no pasa nada, pero al menos, que lo intente. Yo he tenido que llegar a una edad muy avanzada para crear este pequeño paraíso. Sé que no es un negocio muy boyante, pero me hace muchísima ilusión», se sincera.
Alberto sabe que mantener un negocio de este tipo no es fácil, pero se aferra a la idea de ofrecer una experiencia diferente con artículos únicos. «Esto es un barrio y conozco sus limitaciones, porque llevo toda la vida en él. Sé que la economía no da para este tipo de piezas, porque algunas son de capricho, pero hay que intentarlo». El bilbaíno ofrece desde libros básicos de un euro hasta figuras de 300 euros. También sorprende con las novelas más antiguas, cromos de hace años, figuras de soldados de plomo o las de Marvel, que son sus favoritas.
Aunque haya tardado en dar el salto, lleva con la idea en mente desde que trabajaba en la peluquería. «Puse un pequeño mueble y coloqué varios libros en el interior del local. Mientras cortaba el pelo a los clientes, había gente que me pedía algo para leer. En el barrio me han conocido durante años por eso. De hecho, hay gente que sigue pasando y me pregunta a ver si esto era la antigua peluquería», ríe.
Lo que más le llena es compartir los artículos que ficha con los clientes, hablar con ellos cuando cruzan la puerta e, incluso, entablar conversaciones de hasta dos horas. «Hace años no tenía un proyecto claro, me dedicaba simplemente a ganar un sueldo para vivir, pero ahora mi proyecto es la tienda y lo vivo con muchísima ilusión», comenta.
Aunque las plataformas digitales hayan ganado terreno en los últimos años, Alberto cree que nada puede sustituir la experiencia que regala un buen libro. «Mi hijo ha vivido con las pantallas; prácticamente no ha visto nada en papel. Desearía que las generaciones futuras pudieran disfrutar de él como yo lo he disfrutado. Creo que las redes y las plataformas de cine ocupan la mayor parte del tiempo libre y no dejan demasiado margen para el libro», cuenta.
Alberto se considera un «tímido reconvertido». Para él, los libros han sido una forma de autoprotección, de aislarse del mundo, de profundizar en historias que le apasionan. «Me ha costado mucho salir con amigos, integrarme en un círculo de gente. Con lo que más he disfrutado en la vida es con la lectura. Muchas veces, cuando salía fuera, pensaba más en la historia que dejaba a medias que en lo que estaba haciendo en ese momento», recuerda. En un mundo donde prima la rapidez y el consumismo, ha creado un paraíso para los amantes de la lectura donde es posible bajar las revoluciones, huir del estrés y charlar detrás del mostrador sobre las pequeñas cosas de la vida. «Venir con alegría a trabajar no tiene precio», concluye.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Horarios, consejos y precauciones necesarias para ver el eclipse del sábado
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.