Bilbao festejó ayer el 720 aniversario de su fundación apuntalando parte de su futuro con el inicio de uno de los proyectos estratégicos de la ciudad. Las máquinas llegaron puntuales a dos puntos esenciales del gran plan urbanístico al que Bilbao confía su prosperidad: ... el desarrollo de Zorrozaurre. Arrancaron a primeras horas de la mañana las obras para eliminar la gran rotonda frente al IMQ, donde se habilitará una parcela para construir tres edificios con unos 230 pisos, y también se inició la urbanización de la punta norte de la isla, una vez que los suelos hayan sido descontaminados.
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Durante los últimos meses de parones y confinamientos ha habido afecciones a los tajos en marcha y también a los procesos de contratación, pero de dimensiones poco relevantes. Se ha mantenido el ritmo de los trabajos, pese a la incertidumbre económica porque el coste financiero de un parón habría sido enorme. Tal y como adelantó hace 10 días Juan Carlos Sinde, gerente de la comisión gestora de Zorrozaurre, el 15 de junio de 2020 estaba llamada a convertirse en una nueva fecha a marcar en el calendario. El pasado domingo, en una entrevista a este periódico, el alcalde, Juan Mari Aburto, volvió a subrayar el esfuerzo «en solitario» de las administraciones vascas y se felicitó de que las obras «siguieran adelante y avanzaran a un buen ritmo».
La urbanización de la punta norte correrá a cargo de la UTE Cantábricas-Viuda de Sainz, con un desembolso de más de 12 millones de euros y un periodo de ejecución de aproximadamente 28 meses. A lo largo de este tiempo tomarán forma las calles, plazas y jardines y quedarán delimitados los solares donde se construirán los primeros bloques de viviendas. Algunos de ellos se levantarán de manera simultánea al desarrollo de la urbanización.
De la eliminación de la gran rotonda se encargará la compañía Viconsa, cuyos trabajos absorberán 3,2 millones. Se prolongarán 18 meses, periodo durante el cual los desvíos de tráfico serán «cambiantes y constantes», ya que se producirán muchas fases «intermedias», según Sinde. Si entre finales de este mes y principios de julio «las afecciones serán muy sencillas», a finales del mes que viene se entrará en una fase completamente distinta, ya que irá acompañada de «cortes de calles y desvíos serios».
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De cara al tránsito peatonal por el paseo de la ría, habrá un solo cambio durante todo el transcurso de la obra: se cerrará el paso en el segmento de Botika Vieja. Los transeúntes deberán tomar la calle Morgan para luego recuperar la ruta ribereña a la altura del IMQ. La zona peatonal en este punto se está rematando en estos momentos y se calcula que estará lista «a mediados o finales de julio».
La otra obra en marcha pendiente es el puente que une San Ignacio con la isla, junto a la sede de Idom. Echará a rodar, según Sinde, a finales de este mes. Se trata de un punto estratégico en todo este entramado porque por él circulará la maquinaria pesada que se utilizará para urbanizar la punta norte.
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