carlos nieto garcía
Viernes, 27 de agosto 2021, 00:20
Los equipos de emergencia rescataron ayer a dos de las tres personas atrapadas por el derrumbe de un edificio de apartamentos, el miércoles por la noche, en la población castellonense de Peñíscola. Uno de los accidentados, un joven de 26 años, pudo ser rescatado con ... vida poco después de la medianoche y está fuera de peligro. El otro, un adolescente de 15 años, tuvo peor suerte. Cuando los equipos de rescate lograron llegar hasta él ya estaba muerto. Ambos chicos pertenecen a la misma familia. Bomberos, policías y sanitarios buscaban entre la montaña de cascotes a la madre del joven de 26 años, que ayer por la tarde localizaron sin vida.
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Pese al dramático desenlace, hubo suerte porque la mayoría de las decenas de residentes en el edificio, todos menos los tres desaparecidos, se encontraban fuera del inmueble cuando se vino abajo.
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La causa del fallo en la cimentación aún está en fase de investigación. El alcalde, Andrés Martínez, explicó que se baraja la posibilidad de que las recientes y violentas lluvias hayan podido influir en el derrumbe de este edificio de 30 años de antigüedad. El día previo al desplome de la estructura descargaron en Peñíscola 60 litros de lluvia por metro en escasos 40 minutos.
Bien lo recuerdan algunos de los numerosos vizcaínos que cada año pasan sus vacaciones en Peñíscola. «Las trombas de agua aquí son habituales, pero lo de este año no es normal. Hay una a la semana», explicaba Marta Cristóbal, vecina de Bilbao. La tormenta del miércoles fue, según la mujer, un «espectáculo de viento, rayos y truenos». «Estamos en shock, nos podría haber tocado a cualquiera», decía.
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J. F. / A. S.
Su vivienda, ubicada cerca de la Playa Norte, no sufrió daños, pero en el suelo de la urbanización han aparecido grietas. El propio conserje de la comunidad suele alertar a los vecinos de los movimientos que se producen cuando tienen lugar las tormentas debido a la proximidad con la costa. La casa de Marta se encuentra a cinco kilómetros de la Urbanización Font Nova. El lugar donde ocurrió el accidente es una zona apartada del núcleo urbano, compuesta por apartamentos de segundas residencias a orillas del Parque Natural de la Sierra de Irta.
Charo Lesmes, de Barakaldo, tampoco daba crédito a lo que vieron sus ojos. «El cielo se puso negro y empezaron los relámpagos. Parecía de día», recuerda. El bilbaíno Fernando Etxebarria recordaba las «balsas» que se formaron en la calle. Las alcantarillas «no daban abasto».
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