Una vizcaína de 86 años, primer caso conocido de eutanasia legal en España

Eskarne falleció el 23 de julio en su casa ayudada por personal de Osakidetza y rodeada de su familia. «Por fin descansa»

YOLANDA RUIZ

Domingo, 1 de agosto 2021

Eskarne, de 86 años, ha sido la primera persona conocida en España que ha puesto punto final a su vida y a sus padecimientos acogiéndose a la nueva normativa que regula la eutanasia. Ha decidido morir y no sufrir. El mismo día en el que ... entraba en vigor la ley que regula el derecho a recibir asistencia para el fallecimiento (el 25 de junio), el marido y los hijos de esta vizcaína pusieron en marcha el procedimiento. La familia tenía bien presente que debían cumplir la voluntad libre que la mujer había tomado hacía ya una década. «Ella ahora no estaba en condiciones y había que ayudarle a cumplir la decisión personal que firmó y tomó en su día», comenta su hijo en una conversación con EL CORREO.

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Tras el deterioro físico y cognitivo que había sufrido durante los últimos años, llevaba meses encamada. «Estando, no estás en la vida», detalla el hijo sobre la situación que vivía su madre hasta el pasado 23 de julio. Ese día cumplieron su deseo. «No ha sido traumático. Por fin ves a tu ser querido que descansa», matiza con el dolor de perderla para siempre.

La familia de Eskarne quiere discreción y mantenerse en el anonimato porque asegura que a su madre no le hubiera gustado estar bajo los focos y el escrutinio público por haberse acogido a lo que consideran un derecho «íntimo y personal». Es por ello que no quieren protagonismo. Únicamente acceden a contar su historia en la medida que su caso puede servir como ejemplo de un ejercicio de libertad que ya está reconocido en la legislación española. «Que se comparta con sencillez, como era ella, y como ejemplo». Entienden que «el hecho de pasar de vivir a morir es muy natural y hay que quitarle todo el dramatismo».

Médico objetor

Lo más importante para ellos es haber cumplido con el deseo que Eskarne ya dejó escrito en el año 2011. «No puedo considerar como válida ni de calidad suficiente aquella vida que me impide desarrollar, con autonomía razonable, las actividades básicas de la vida cotidiana, porque sería incompatible con mis creencias y valores el permanecer de modo permanente e irreversible con esa calidad de vida en grado mínimo», expresaba la mujer en sus últimas voluntades. «Si esa fuese la circunstancia de gran dependencia, lo que para mí sería un insoportable sufrimiento en el que me encontrase en un futuro, no quisiera vivir más así, por lo que desearía me fueran aplicadas técnicas de eutanasia activa, indoloras y rápidas». Que haya expresado de un modo tan claro su voluntad ha hecho posible que el proceso haya discurrido con notable agilidad.

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Además, sabiendo que Eskarne tenía tan claras las cosas, dar el paso ha sido más llevadero para la familia. En este caso, adelantado por el periódico 'El País', insisten sus allegados en que la muerte asistida «no ha sido traumática. Ella no quería estar en esta situación».

Sus allegados, además, se muestran muy agradecidos por la atención que en todo momento han tenido por parte de Osakidetza. «Hemos recibido un trato excelente». El mecanismo para poner en marcha la petición de la eutanasia arranca en el centro de salud y, en su caso, quieren hacer especial hincapié en que ha sido «muy sencillo y ágil». Pese a que el médico de cabecera de su ama era objetor de conciencia, de inmediato les pusieron otro titular que se haría cargo de consumar las últimas voluntades de Eskarne.

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Los datos

  • 25 de junio es la fecha en la que entró en vigor la ley que legaliza la eutanasia en España. Ese día se comenzaron a tramitar las primeras peticiones.

  • 200 vascos pedirán como mínimo la eutanasia a Osakidetza durante el primer año con la ley en vigor, según las estimaciones de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD).

  • 75% de las peticiones de eutanasia procederán de pacientes oncológicos que padecen la última e irreversible fase de su enfermedad.

Admiten que pese a que esta fase administrativa es la «parte más fría» del proceso, en su caso «se han cubierto los plazos y nos han ofrecido cercanía, además de ayudarnos a nivel emocional», elogia esta familia vizcaína. En cuestión de treinta días ya estaba todo resuelto, pero si los demandantes hubiesen precisado de «más tiempo, por las razones que sean, hay flexibilidad para llevarlo a cabo».

A los hijos de Eskarne les sorprende que su ama haya sido la primera vasca en dar este paso y aceptan a hablar de su caso para visibilizar a nivel social el derecho que toda persona tiene a acogerse a la eutanasia. Pero no quieren entrar en detalles. «Me cuesta hacerlo. Me da pudor. Es una cuestión íntima y humana», subraya su hijo.

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Previsión del primer año

Según las estimaciones de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), promotora histórica de la nueva regulación, entre 200 y 400 vascos pedirán a Osakidetza poner fin a sus vidas durante el primer año con la ley en vigor. Y se trata de un cálculo prudente basado en la demanda registrada en los otros cuatro Estados que cuentan con leyes al respecto en vigor, que son Países Bajos (2001), Bélgica (2002), Luxemburgo (2008) y Canadá (2016). La eutanasia desencadena el fallecimiento del 4,2% de la población de Países Bajos, el 2,4% de la belga y el 2% de la canadiense. DMD Euskadi estima que, «al principio», entre un 1% y un 2% de las personas que fallezcan se acogerán a este servicio.

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