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Tal y como estaba previsto, la pleamar ha provocado pequeñas inundaciones en las zonas más expuestas a la ría, tanto en Erandio como en Bilbao. Una de ellas es la isla de Zorrozaurre, pasando la plaza Eugenio Olabarrieta, donde el agua llegaba a locales ... y negocios de este barrio bilbaíno.
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Andrea Cimadevilla | Iñaki Juez
Uno de los más afectados ha sido el almacén de la empresa Saigo. El agua ha entrado hasta el fondo de este local, pero a sabiendas que había mareas vivas, ya tenían «levantados todos los materiales» para que el agua no los estropease. «Lo único un rollo de cartón que se me ha mojado y no sé lo que haré con él», decía uno de los trabajadores. Conscientes de lo que iba a suceder al no ser la primera vez que lo viven, todos los trabajadores han entrado al almacén preparados con botas de agua.
El motivo por el que entra tanta agua, aseguran, es porque el establecimiento está más bajo que el nivel de la ría y esto provoca que «se cuele directamente por las arquetas y las juntas del hormigón». «Hay muchas veces que el Consistorio con buena intención nos pone sacos en la puerta, pero nos entorpece todavía más la labor. El agua entra por dentro y si no tiene salida, tenemos que estar más tiempo intentando sacarla» decía Óscar Gómez, de esta empresa especialista en cierres metálicos y productos industriales. En su opinión, desde que se están haciendo las obras de la isla de Zorrozaurre, «nos entra más agua». «Han levantado el nivel del suelo de los dos extremos, por lo que la marea intenta buscar escapatoria por donde puede y está es la zona más baja», decía.
Las instalaciones de Airlan, empresa dedicada a la fabricación y comercialización de equipos de climatización y soluciones de eficiencia, también se han visto afectadas por la pleamar. Aitor Laureiro,trabajador de la compañía, ha sido uno de los primeros en encontrarse sobre las 8.30 horas el almacén encharcado. «No ha sido gran cosa, pero el agua ha llegado más o menos hasta la mitad del taller», explica asegurando que en su caso, no tenían protecciones puestas en las entradas. Así todo, han tenido suerte. La pleamar les ha ocasionado «pocos desperfectos», aunque sí les ha mojado parte de las cajas y el material. De hecho, sobre las ocho y media de la mañana todavía se podían ver pequeñas balsas de agua dentro del inmueble.
Tampoco se ha librado el bar Don César del agua. Ubicado a escasos metros de la ría en Zorrozaurre, este establecimiento hostelero aún tenía el suelo humedecido a las nueve de la mañana. Su propietario, César, comentaba que no ha habido «grandes desperfectos», más allá de la «madera, que seguramente se nos hinchará». De ahí que tuviera todas las ventanas abiertas. «Si no, no hay manera de que seque», decía. «Después de cuarenta años aquí hemos vivido de todo. ¡Hasta las inundaciones!», aseguraba sin saber si el agua había entrado por la puerta de acceso o por el patio. «La zona más afectada ha sido la de atrás, donde están las mesas del comedor, algo que me hace pensar que igual ha subido el agua por las arquetas de atrás», puntualizaba, asegurando que desde hace un tiempo, a pesar de haber elevado el suelo del local, «nos entra más el agua que antes».
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