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El cambio de ventanas por otras más aislantes es uno de los primeros pasos a dar para contar con una vivienda más sostenible. Jordi Alemany

El 90% de las viviendas vizcaínas incumplen la normativa de la UE sobre eficiencia energética

Consumen más de lo que Europa permitirá a partir de 2033 y tendrán que afrontar obras para cambiar ventanas y fachadas

Martes, 5 de marzo 2024, 01:09

El 40% de la energía consumida en Europa se gasta en los edificios de viviendas. De ahí que la UE aspire a que, para 2035, el parque residencial reduzca su uso en torno a un 20%. Para lograrlo, se está revisando la directiva relativa a ... la eficiencia energética de los inmuebles, que previsiblemente se aprobará este año. Y eso supone que, en una década, al menos 385.490 viviendas vizcaínas tendrán que afrontar reformas para ser más sostenibles o sus propietarios no podrán venderlas ni alquilarlas. Los hogares se catalogan en función de su consumo y de sus emisiones con etiquetas que van de la letra A, la mejor valoración, a la G, la peor. Entre otras medidas, la regulación comunitaria contempla que, para 2033, los domicilios que tengan una acreditación por debajo de la calificación D queden fuera del mercado, tanto para comprar como para arrendar.

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El Registro de Certificados de Eficiencia Energética del Gobierno vasco es el lugar al que deben aportarse estas clasificaciones. Están inscritos en torno a 432.000 pisos y casas vizcaínos, de los que nueve de cada diez no aprueban. «Tenemos por delante un enorme reto», expone Mario Yoldi, director de Planificación y Procesos Operativos de Vivienda del Ejecutivo autonómico, que vincula esta situación a que el parque de Bizkaia es «muy antiguo».

Se trata, de hecho, de uno de los más envejecidos a nivel estatal. Casi la mitad de los hogares se construyeron antes de 1970, según el censo del INE, frente al 32,1% de la media nacional. En ninguna otra provincia hay un porcentaje tan elevado de casas levantadas antes de esa fecha. «Los procesos migratorios», puntualiza, impulsaron la construcción en el territorio hace más de medio siglo y entonces, aclara, «no había ninguna norma» de eficiencia. En el otro extremo se encuentran los inmuebles construidos este milenio, que apenas suponen el 15% de los vizcaínos. Solo Ourense (13,1%) está peor.

El abultado consumo y la pérdida de calor por el escaso blindaje de los domicilios no está solo relacionado con su edad media. También, señala Pablo Abascal, presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Bizkaia, con la meteorología. «No tenemos temperaturas extremas, por lo que en las viviendas no notamos tanto tener una mala eficiencia y no invertimos en mejorar. En Burgos no puedes aguantar el invierno con unas ventanas mal selladas», ejemplifica.

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Para 2035

El 40% de la energía en Europa se va en los edificios. La UE quiere reducirlo en un 20%

18.000 euros de subvención

Yoldi sostiene que, para transformar ese parque, el Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes está impulsando «una política de rehabilitación muy fuerte que no tiene ninguna comunidad», en la que el pasado año se gastaron «38 millones de euros». Y con la vista puesta, insiste, «en los más vulnerables». «Si la subvención media es de 18.000 euros, en casos de personas con dificultades asciende a 28.000», explica.

Y es que «la falta de recursos» de algunas comunidades de vecinos, subraya José Miguel Alonso, vicepresidente de la Cámara Urbana de Bizkaia, es otro de los motivos que está detrás de que los hogares vizcaínos sean tan poco eficientes. «Los residentes en esos pisos antiguos suelen ser personas mayores y esas inversiones no son factibles con una pensión», afirma.

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En su contexto

385.490

Son las viviendas de Bizkaia inscritas en el Registro de Certificados de Eficiencia Energética del Gobierno vasco que tienen una mala calificación de acuerdo a su consumo.

Etiquetas sostenibles

La clasificación va de la A, de consumo casi nulo, a la G, que corresponde a los hogares que más gastan y contaminan. A partir de 2033, la etiquetadas con las letras E, F o G no podrán venderse ni alquilarse si no mejoran su eficiencia.

49,6%

de las viviendas vizcaínas se construyeron antes de 1970. Ninguna otra provincia tiene un porcentaje tan elevado de pisos antiguos (la media estatal es de un 32,1%).

Sin normas

La eficiencia energética no se valoraba cuando se construyeron la mayoría de los edificios vizcaínos. Solo el 14,9% se han construido este siglo y los más nuevos, prácticamente en su totalidad, son sostenibles y aprobarían la norma de la UE.

Alcanzar la «excelencia europea», apunta, supone «prácticamente reformar toda la vivienda, y eso no es asumible económicamente ni por los propietarios», que «tienen que adelantar el dinero» antes de recibir la subvención, «ni por el Gobierno vasco». Y, aunque hubiera dinero a espuertas, Abascal hace otros dos apuntes que convierten en «imposible» cumplir para 2033 la normativa europea. El primero es que «no hay materiales ni mano de obra». «No hay posibilidad de que en los plazos que se pide lleguemos con esas calificaciones de edificios de consumo casi nulo», zanja. La segunda razón que esgrime es que «hay que convencer a la gente de que van a amortizar esa inversión, pero los plazos de amortización son largos y no convencen». «Son proyectos del orden de un millón de euros», destaca por su parte José Miguel Alonso.

¿Pero qué hay que hacer para adaptar una vivienda a las nuevas exigencias? José Luis López, responsable de la firma Geonor y miembro de la junta directiva de Anerr (asociación nacional de empresas de rehabilitación y reforma), explica que se deberían acometer «la mejora del aislamiento de fachada y de cubierta, cambio de ventanas, instalar un sistema de calefacción eficiente como suelo radiante o bombas de calor, poner placas solares en la cubierta...». Pero eso, reconoce, sería en «un mundo feliz», porque ejecutar esas mejoras «es muy costoso». Para aprobar, indica, bastaría con «cumplir con el aislamiento de fachadas, ventanas y tejado», que no es poco.

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Obras

Algunos proyectos rondan el millón de euros y hay «escasez de mano de obra y de materiales»

La etiqueta se obtiene a través de «una auditoría», en la que se analiza «el tipo de fachada, de ventanas, el tamaño que tienen, qué caldera tienen, si hay termos eléctricos...». Y también se revisa el consumo energético. López recuerda el incremento de costes de estos años y advierte de que, «cuando millones de viviendas tengan que ser reformadas a la vez y haya un consumo problemático de materiales, las obras costarán todavía más». Insiste además este especialista en rehabilitación que «hace falta que la gente se conciencie, que se dé cuenta de que se ahorra mucho dinero en facturas de calefacción y electricidad y que a la hora de vender se revaloriza mucho, por no hablar del confort de estar en una piso aislado, sin condensaciones, en el que no hace frío...».

Canarias, País Vasco y Asturias, las peores comunidades

Las comunidades autónomas de Canarias (66,93%), País Vasco (31,79%) y Asturias (26,98%) son las que mayor porcentaje de viviendas tienen con la peor calificación energética posible, la G. En el caso vasco a eso se le une que tiene un 47,17% y un 14,60% de pisos calificados con las letras E y F, que tampoco serán admitidas por la UE a partir del año 2033 en caso de que se quiere hacer una transacción con ellas. Por el contrario son Navarra, Castilla-León y Galicia las que tienen menos casas certificadas con la letra G.

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