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Sesenta y seis años separan a Álex Andreu y a José Ángel Ubieta, el sacerdote más joven (hasta hace apenas unas semanas, cuando se ordenó ... otro menor que él) y el segundo más veterano de la Diócesis de Bilbao. EL CORREO les ha reunido para charlar sobre lo que era ser cura antes, cuando había, ambos coinciden, «un ambiente naturalmente cristiano en el ambiente», y lo que es hoy, en un momento en que «todo lo que implica una pertenencia y un compromiso está un poco denostado porque no tiene una visibilidad inmediata, y claramente Dios no la tiene», observa Andreu.
«En la época nuestra había una aceptación importante en los centros escolares de congregación mariana, Acción Católica...», puntualiza Ubieta. «Tampoco hacen ningún bien los escándalos horrorosos conocidos de la Iglesia, que claramente hieren su imagen», observa Andreu. «Los abusos... Verdaderamente es un dolor, un dolor, para quien los haya sufrido y que muchos que eran mis compañeros de trabajo o estudio vienen a rehuir», apoya Ubieta. «Yo creo que es un momento de necesidad de sanar. Hay que sacar a la luz lo que ha ocurrido, porque han sido vidas dañadas en su integridad, eso hay que sanarlo y reconocerlo. Porque no todo es malo en la Iglesia católica, pero el bien es más discreto y silencioso», concluye Andreu.
Álex, 30 años, se ordenó hace ahora tres con otros dos compañeros. Es de Getxo y está destinado en la Zona Minera, donde atiende a catorce parroquias. Comenta que esta mañana, de pronto, una persona por la calle se le ha quedado mirando y le ha dicho «¡hacía tiempo que no veía a un cura con chupachups!», en referencia al alzacuellos que lleva. José Ángel Ubieta, 96 años, hace «años» que no lo viste. Nació en Bilbao, fue al desaparecido colegio Santiago Apóstol, y a los 17 ingresó en el seminario de Vitoria. Dice que le hubiera gustado tener hijos y que su fe no es inquebrantable, «es una fe que va aprendiendo porque encuentra temas nuevos en la vida».
- Nació en Getxo en 1992. Es párroco en la Zona Minera (atiende con otro cura 14 parroquias).
- Cursaba 2º de Medicina cuando decidió hacerse seminarista. Además de Teología ha hecho Psicología.
- Se ordenó hace tres años con otros dos compañeros.
Tomó los votos con otros 50 compañeros más, «éramos más o menos esta cantidad cada año», dice. Y no fue una parroquia su primer destino. Estuvo cuatro años en Roma y dos en Jerusalén formándose para acabar siendo profesor de Escritura (la Biblia) en Vitoria, doce años. Otros tantos fue el asistente de obispos como Casimiro Morcillo, el primero que tuvo la Diócesis de Bilbao. Ha tenido varios cargos y ha sido enseñante en grupos de pastoral, además de párroco en Bilbao, pero «más que en una parroquia determinada, estaba en el servicio a parroquias de toda Bizkaia uniendo sus fuerzas». Y se puso a estudiar euskera a los 30 años, revela también, «pasando un tiempo con los curas del santuario de Urkiola».
- Nació en Bilbao en 1926 y ha vivido en Vitoria, Roma, Jerusalén, Alemania, Francia. Ha sido profesor de Escrituras, asistente de obispos y de parroquias y ha tenido varios cargos.
- A los 17 años ingresó en el seminario de Vitoria. El tercero de siete hermanos.
- Se ordenó con 50 curas más.
Cuenta también que a estas alturas «vive replegado», en parte es algo entendible a su edad avanzada, y no sigue «la actualidad», pero la verdad es que tiene las ideas muy claras, que expresa con calma y sin titubear. «A día de hoy lo habitual es que estemos un sacerdote o dos para muchas parroquias, como en mi caso», indica Álex Andreu. «No le digo ni los kilómetros que tengo en el coche», se ríe. «Yo no tenía coche personal», apunta José Ángel. «Pero es que no te hacía falta», le dice Álex. «Pues es verdad», termina Ubieta, «así es».
Cambian de tema. Hablan de la gente que va a misa. «Mucha está envejecida, es verdad», arrancan el cura joven. «Pero también hay un cierto repunte de población más joven, sobre todo de Latinoamérica. Gente que nos enseña muchísimo de vida de fe, algo que nos viene muy bien para calentar el corazón. Viene menos gente a misa, pero no porque toca, sino porque quiere estar ahí», razona. Comparan sus momentos de rezo. José Ángel tiene misa a las once cada día, pasa la tarde en la capilla y escucha el rosario en Radio María. Álex hace las laudes a la mañana, eucaristía y oración personal y dice que el rosario lo reza en el coche. De las mujeres en la Iglesia también conversan. «Una cosa es que puedan intervenir y ayudar en actividades relacionadas con la misa y otra es celebrarla», cree el mayor. «Habrá que ver cómo se adapta la Iglesia para encontrar espacios de servicio para ellas diferenciados y distintos pero igual de valiosos que los de los hombres», señala el joven.
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