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Martín es un joven de Zeberio de 27 años que apenas lleva un año trabajando de bombero. Ha estado apagando fuegos en Bilbao y en la actualidad se desempeña en el parque de San Sebastián. Siempre le ha gustado el mundo de las emergencias. De ... hecho, además de su formación profesional, ha realizado varios cursos por su cuenta para especializarse en la atención sanitaria a las personas que se encuentran en apuros.
Tal vez por eso, Martín supo que debía reaccionar cuando el jueves, poco antes de las ocho de la tarde, vio a un motorista tendido en el suelo en la Avenida Zumalakarregi de Bilbao, poco después del puente que une los barrios de Santutxu y Txurdinaga. El bombero se dirigía a casa con su pareja, Maitane, cuando se encontraron a un hombre que había sufrido un grave accidente que le provocó la amputación de la parte inferior de una pierna y que estaba perdiendo mucha sangre. En el año que lleva trabajando como bombero se ha enfrentado ya a algunas situaciones complicadas, pero nada como lo que vivieron el jueves.
Sanitarios que estuvieron allí tienen claro que la víctima salvó la vida gracias a la actuación de Martín y de un médico fuera de servicio que le atendieron hasta que llegaron las ambulancias. El bombero no sabe qué hubiese pasado si no llegan a aparecer. Pero tiene claro que reaccionó «por inercia». «Vimos que había que hacer algo rápidamente», explica en una conversación con EL CORREO.
«Todo fue muy rápido». Cuando pararon el coche ya había dos o tres personas tratando de ayudar al motorista. Pero, como les pasaría a la mayoría de las personas sin conocimientos sanitarios, no sabían muy bien qué hacer. Una de las personas que estaba allí les dio su cinturón, mientras otro vecino llamó a los servicios de emergencias (112) pidiendo una ambulancia. Martín y el médico fuera de servicio, que había salido a correr por la zona, le practicaron un torniquete para evitar que se desangrara. Mientras tanto, su pareja, Maitane, no dejaba de hablar con la víctima para que sintiese que estaba arropado, para que se mantuviese consciente y percibiese el «contacto humano».
Martín recogió el trozo de pierna amputado del motorista, que también sufrió la ruptura del fémur y lesiones internas, y la introdujo en una bolsa con hielos. Poco después llegaron las ambulancias -que ya tenían recursos especializados para detener la hemorragia- y las patrullas de la Ertzaintza y de la Policía Local de Bilbao, que fueron a buscar más hielos a un bar cercano, el Rincón de Baco. «Hicimos lo que pudimos», reconoce.
De toda esta experiencia, al bombero le gustaría destacar la labor de los servicios de emergencias, que muchas veces se enfrentan a situaciones «críticas» que pasan inadvertidas para la sociedad. En particular, resalta la actuación de los sanitarios y de las ambulancias, que tienen que vivir accidentes como este mucho más a menudo. E insiste en la importancia de que estos servicios públicos estén bien dotados para que puedan funcionar con rapidez y también con los recursos suficientes.
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