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Un recorrido por cuatro municipios representativos de la estadística de pensiones permite poner cara e historia a los números, con jubilados que clavan la media de su localidad, otros que sueñan con ella y algunos que la superan.
Las pensiones más altas | Getxo
A media mañana de un día laborable, ... Getxo pertenece a los jubilados. El paseo de Ereaga se convierte en un 'pensionistódromo', un circuito por el que avanzan a paso ligero incontables personas de más de 65, sin miedo al viento ni a la lluvia. En su recorrido se cruzan con otros jubilados, extranjeros, que acaban de descender de los dos cruceros atracados en la terminal de Arriluze. Karmele Salegi, de 68 años, ha llegado con sus amigas Amada Arteagoitia y Juli Güemes hasta el extremo del muelle. Se conocieron en el grupo de caminatas del Ayuntamiento, pero ahora van por libre, sin monitor, y se divierten más. «Tenemos otro compañero de paseos, César, que es un agitador en este tema de las pensiones. ¡Mueve multitudes!», dice Karmele, lamentando la ausencia de un portavoz tan oportuno.
Karmele trabajó de administrativa «un montón de años». ¿Le ha quedado una pensión más cercana a la media getxotarra, de 1.400 euros, o a la vizcaína, de 1.200? «¡La vizcaína! -puntualiza-. No es que esté contenta con mi pensión, pero estoy encantada de la jubilación. Me falta tiempo. Además, todo depende de tu espíritu para disfrutar de la vida: si no lo tienes, no lo harás ni con un millón». Amada no cobra pensión («me cotizaron solo diez años») y Juli, que trabaja en mantenimiento de limpieza, está a punto de jubilarse. «Me van a quedar 800 o 900 euros. Ya tengo unos ahorritos y así me arreglaré. A lo mejor no tengo para viajar a Noruega, pero iré a Benidorm».
Quien sí rebasa la media de Getxo es Natxo Fernández, que de getxotarra tiene poco: es un bilbaíno de Olabeaga que pesca desde el espigón. «Tengo buena pensión y también buen conformar. Me ha quedado el 100% de obrero mecánico electricista de reparación de coches. No llega a los 2.000. ¿Que cuántos años trabajé? ¡Todos! Aprendí de chaval y he andado toda la vida con la llave inglesa. La jubilación ha sido para mí ver el cielo. Me apena que haya gente con pensiones bajas: yo vivo con algo más y quisiera que todos vivieran como yo». El único nubarrón en su felicidad es que los peces no pican ni a tiros, pero tampoco le importa mucho: «Hace un mes cogí una lubineta».
En la cafetería Cosmo, de Las Arenas, las viudas Teresa Martínez y Maite Uzabal charlan con una amiga. Las dos cobran pensiones altas, en torno a 1.400 euros, pero también apuntan que sus gastos son los mismos o más que cuando vivían sus esposos: «Comunidad, luz, agua, derramas... La cesta de la compra está intocable. Y, con los años, puedes necesitar una persona que te ayude. Hay que cuidar al marido, porque se muere y se te va media pensión», bromea Teresa. ¿Se imaginan cómo sobreviven las viudas que cobran 500 euros? «¡Hacen milagros! Tendrían que subir todas las pensiones», dicen las mujeres, viudas de perito e ingeniero. Buenos partidos, ¿no? «Hombre, las chicas lo merecíamos».
Las jubilaciones más bajas | Arakaldo
Al llegar al municipio con las pensiones de jubilación más bajas de Bizkaia, que también es el menos poblado del territorio, lo primero que sorprende son los chalés, algunos de ellos espléndidos. Una señora mayor, temerosa y precavida ante los forasteros, aclara las cosas desde el balcón entreabierto de su caserío: «Ahí viven todo jóvenes, que no cobran pensión. Los de la zona vieja tenemos la agraria».
Abajo, en el barrio de La Isla, también hay algunos jubilados de la industria, pero no disparan precisamente la estadística. «Yo estuve cuarenta y tantos años trabajando, me jubilé como autónomo y cobro 677 euros. Si viviera en Bilbao, no me llegaría para salir adelante. Vivo con mi hermano, que también es pensionista: de España cobra menos que yo, pero tiene también unos cien euros de cuando estuvo en Francia y con eso me adelanta», repasa Emiliano Andrades, un malagueño de Jubrique que hizo trabajos forestales para la papelera de Durango, entre otros empleos. A Emiliano le tienen un poco mosqueado los políticos: «Si soltara todo lo que tengo en la cabeza, podría molestar. Están diciendo una y otra vez que han subido las pensiones. Sí, un euro y treinta céntimos, ¿y cuánto se han subido ellos? ¿Cuánto ha subido el nivel de vida?».
Luis, el cartero, no ha elegido el mejor momento para darle la propaganda electoral. Emiliano, que estaba ya dentro de su coche, se apea para depositar cívicamente los sobres en el contenedor del reciclaje. El empleado de Correos, por cierto, se jubila hoy mismo, en cuanto entregue los escrutinios. ¿Le va a quedar buena pensión? «De mileurista».
En la media | Barakaldo
De las grandes localidades vizcaínas, Barakaldo es la que más se acerca a la media del territorio, con una diferencia que no llega a dos euros mensuales. Pero, para los clientes de la pescadería Vidal, el dato no resulta exactamente tranquilizador: este puesto del mercado se presenta como el lugar ideal para un debate sobre pensiones, porque los diez compradores que esperan su turno son jubilados. «Son las únicas personas que comen pescado, por tradición y porque les gusta», aclara el propietario, Vidal Salvador. «¡El 95% jubilados, y bien guapos los tengo!», proclama desde atrás su compañera.
Aunque tal vez habría que hacer una puntualización: «Yo tengo 70 años, estaba jubilado y me desjubilé porque me aburría», precisa Federico Montosa, una fuerza de la naturaleza que acaba de comprar anchoas, merluza y algo de congrio para adobar, por un importe total de 15,75 euros. Federico ha hecho de todo en su vida (desde abrir tiendas de ropa hasta escribir libros) y también sabe sacarle el jugo a esta etapa: de la plaza se irá al gimnasio, donde no duda en calzarse los guantes de boxeo. «Yo pagué para cobrar 2.000 euros y me han dejado 1.200. Nunca he tenido un día de baja», resume. ¿Se puede vivir bien con esa pensión? «La vida buena es cara, pero yo he ahorrado siempre. No lloro, ni me quejo, aunque no veo bien que a otros les den cuatrocientos euros por un hijo».
Se forma un buen alboroto entre la clientela de la pescadería: no es que los demás discrepen, sino que están de acuerdo y lo expresan con vehemencia e incluso con algún improperio dedicado a los políticos. Un poco apartado del lío, Luzgérico Lentijo examina con cuidado los cambios antes de guardarlos en el monedero. Este hombre de 86 años, al que bautizaron con ese nombre resonante en su pueblo natal de Valladolid (Casasola de Arión), trabajó durante un cuarto de siglo en un desguace de barcos. «Me pusieron en la calle cuando tenía 52 años. Cobro 780 euros y tengo un hijo sin empleo, que vive con nosotros. La mujer trabajó en la limpieza, pero no le ha quedado nada», repasa. ¿Y cómo se las arreglan? «Tengo que apañarme, no me queda más remedio. He estado en las manifestaciones de Bilbao, pero no creo que vaya a más, me parece que no van a servir para nada».
A veces, llegar al retiro ya es un mérito. En Calzados Andrés, fundada en 1951, un gran cartel anuncia la jubilación del propietario, Javier Martínez. «Estoy muy orgulloso de salir por la puerta grande, porque los últimos años en el pequeño comercio han sido muy duros y muchos compañeros no han podido. Esto empezó chiquitín, se fue ampliando y nos ha dado para vivir y para jubilarnos». ¿Ya sabe dónde está el hogar del pensionista más cercano? «Pues la verdad es que no tengo ni idea. Tampoco pienso ir. Yo voy a ser como esos perros que han estado atados muchos años, que cuando los sueltan salen corriendo a olisquearlo todo».
Las jubilaciones más altas | Arantzazu
El dato más chocante de las tablas de la Seguridad Social bien merece una excursión: Arantzazu, con unos 400 habitantes, tiene una jubilación media superior a la de Getxo. En el bar Montero, a la hora del aperitivo, cuatro vecinos analizan las causas, que se traducen en una enumeración de empresas. Aunque en este pueblo de la comarca de Arratia solo existe una fábrica (Comecaran, de construcciones mecánicas), sus habitantes han servido de mano de obra a firmas importantes de su entorno como Cementos Lemona, Batz, Tarabusi, Firestone o Aluminios de Galicia (la actual Aludium). Los cuatro amigos hacen dos cosas más: pagan el café de los forasteros, como corresponde a un pueblo rumboso, y los orientan hacia un jubilado local, Juanti Menika, popular dantzari que viene a ejercer de relaciones públicas del pueblo.
«Yo he cotizado toda mi vida el máximo de la Seguridad Social. Desde joven tuve claro que había que cotizar si luego se quería cobrar: si el sueldo del mes te llegaba para vivir, más valía cotizar para una jubilación decente», comenta Juanti, de 73 años, que entró a trabajar en Aluminios de Galicia el 1 de agosto de 1969, justo cuando la empresa pasaba de ser un negocio familiar a incorporarse a una multinacional. Su pensión está en torno a los 1.900 euros, aunque Juanti disfruta sobre todo de cosas que no se compran con dinero, como los nietos, el baile o el monte. ¿Qué le parece que su pueblo adelante a Getxo en la media de las pensiones de jubilación? Juanti mira a su interlocutor con escepticismo. «No sé, a mí me parece que en Getxo hay mucho millonario».
1.427 euros mensuales es la pensión media en Getxo, la más alta de los municipios vizcaínos.
1.631 es el promedio si tenemos en cuenta exclusivamente las pensiones de jubilación.
971 es la pensión media de viudedad en Getxo, también la más elevada del territorio.
736 euros es la pensión media en Arakaldo. Solo está por debajo la de Lanestosa (716).
713 euros es la pensión media de jubilación en Arakaldo, la más baja del territorio vizcaíno.
835 euros es la pensión media de viudedad. La más baja es la de Gizaburuaga, 426 euros.
1.212 euros es la pensión media en Barakaldo, solo dos euros por encima de la vizcaína.
1.426 euros es la pensión media por jubilación en la localidad de la Margen Izquierda.
850 euros mensuales cobran, como promedio, las viudas de Barakaldo.
1.358 es la pensión media en Arantzazu, donde se computan 76 perceptores.
1.645 euros es la pensión media por jubilación, la más alta de toda Bizkaia.
888 euros es la pensión media de viudedad en esta localidad de la comarca de Arratia.
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