![El viaje de la basura covid de los hospitales: de Gordexola a Zabalgarbi](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202102/21/media/cortadas/basura1-21-kiMI-U130593184827a7D-1248x770@El%20Correo.jpg)
![El viaje de la basura covid de los hospitales: de Gordexola a Zabalgarbi](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202102/21/media/cortadas/basura1-21-kiMI-U130593184827a7D-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Un pabellón del verde municipio de Gordexola bulle de actividad desde la llegada de la pandemia. El trasiego de camiones al polígono del barrio Zubiete es constante desde primera hora. Tráilers llegados desde varios puntos de Euskadi trasladan a las instalaciones de la joven ... empresa Sterile Services todos los residuos sanitarios que genera Osakidetza, que tras años de paulatina reducción se han duplicado a causa del coronavirus. La inmensa mayoría son basura covid: batas, guantes y mascarillas de sanitarios y de pacientes, bandejas de comida que tocan, pruebas de laboratorio... Pero a Gordexola también se trasportan el resto de los denominados desperdicios biosanitarios, como cultivos, agujas, vacunas y viales, restos anatómicos, bisturíes, apósitos, bolsas de sangre... Están considerados peligrosos y deben pasar por un proceso de esterilización antes de ser trasladados a Zabalgarbi, donde se incineran.
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Por eso, la basura infecciosa se somete primero a un tratamiento de esterilización en un depósito denominado autoclave, de gran capacidad, donde ahora se inactivan nueve toneladas de residuos al día -tres veces más que antes de la irrupción del patógeno- mediante un tratamiento de presión y de vapor de agua. «Entre siete y ocho», en función de la jornada, proceden de hospitales y centros de salud públicos vascos. El resto llegan de algunas residencias, de clínicas dentales e incluso de otras comunidades cercanas. Otros residuos, como restos anatómicos en formol o medicamentos, también se consideran peligrosos y se almacenan en las instalaciones, pero no necesitan pasar por el tratamiento de vapor. La misma empresa los recoge y envía a la incineradora.
La firma Sterile Services, creada en 2013, se ubicó en esta localidad, precisamente, por su cercanía al centro de Bilbao y a los grandes hospitales del territorio. Formalizó una unión temporal con la sociedad Giroa y se hizo con la gestión de la basura sanitaria de Osakidetza en Bizkaia y en Gipuzkoa desde junio de 2018, todo un paso para una firma que nació cinco años antes.
basura covid
El precio se fijó ese año en 1,60 euros por kilogramo de residuo retirado, aunque el Gobierno vasco hizo los cálculos con el volumen que había generado el año anterior: 1.500 toneladas, 916.531 de ellas en Bizkaia. Otra firma, SRCL Consenur, adquirida por la multinacional Stericycle, logró el lote para prestar el servicio en Álava. Se ocupa de la recogida y el tratamiento de la basura sanitaria de esta provincia. Antes lo trasladaba a una planta de la que dispone en Zaragoza, pero ahora el material es también esterilizado en Gordexola y enviado a Zabalgarbi merced a un acuerdo entre estas firmas. Ander Etxebarria, economista de 37 años y uno de los tres impulsores de la contrata vizcaína, asegura que su empresa esterilizó en 2019 un millar de toneladas de basura sanitaria del servicio vasco de salud y el año pasado duplicó esta cantidad. Los residuos crecieron mucho más en momentos puntuales, al compás de los picos de los ingresos hospitalarios. El Gobierno vasco cifró en un 400% el incremento entre mediados de marzo y de mayo del año pasado, aunque después el volumen se redujo en verano.
La contrata realizó un gran esfuerzo para poder gestionar las montañas de basura que comenzaron a generarse en los hospitales. Contaba con siete empleados que empezaron a trabajar diez y doce horas diarias hasta que lograron duplicar la plantilla. Se implantó un doble turno de 6 a 22.00 horas y ahora operan también los fines de semana, han reforzado su flota con un servicio de transporte externo y duplicado el número de contenedores de «gran volumen» que colocan en los hospitales. Antes, por contrato, se acudía al hospital de Cruces, de Basurto o de Donostia una vez al día, pero ahora van al menos tres. «Cuando nos llevamos los contenedores ya están llenando los que colocamos vacíos. De Cruces pueden salir una media de 30 al día perfectamente, cada uno con una media de 50 kilos de peso», explica Antonio López, de 60 años, el encargado de la planta desde que ésta abrió sus puertas en 2013, con él como único empleado. Al resto de hospitales lo normal es acudir una vez por jornada, aunque se trata de hacer un esfuerzo especial y de acudir cuando se necesita. «Tratamos de que se sientan desahogados», manifiesta el gerente, que explica que aquí «también se notan las oleadas. Ha bajado mucho el residuo covid que nos llega de las residencias», por ejemplo. Los trabajadores recogen la basura peligrosa de las estancias específicas habilitadas en cada hospital o ambulatorio. Osakidetza permite el almacenaje de los no punzantes en bolsas de plástico rojas especiales y la empresa gestora provee unos cubiletes herméticos para los residuos más sensibles, además de los contenedores de gran volumen.
oleadas
De ahí, la basura viaja a Gordexola. Solo 17 kilómetros separan, por ejemplo, el hospital de Cruces de la planta. Cada carga llega con la documentación para garantizar la «trazabilidad» de los residuos en el caso de que se produjera algún percance.
El contenido de los contenedores se trasvasa a unas tolbas que se introducen en la autoclave para dar inicio a la esterilización. El ciclo de la máquina es de unos 45 minutos, en función de la carga. Los paquetes y botes interiores se rompen y se introduce el vapor de agua a alta presión. En su interior se alcanza una temperatura de 134 grados, que se mantiene estable durante 20 minutos y que hace que los cubiletes se abran, su contenido se desparrame y todo quede esterilizado. Además, se colocan «testigos» para comprobar que el proceso ha llegado a buen puerto y que ya no hay microorganismos activos. Ahora, la autoclave realiza unos 18 ciclos por jornada para poder esterilizar cantidades ingentes de basura. Una vez «limpia», ésta deja de ser peligrosa y viaja a Zabalgarbi, a apenas 13 kilómetros, en alguno de los tres camiones que cada día se trasladan hasta la incineradora vizcaína. Un trayecto que no llega a los 15 minutos. Allí reciben el mismo tratamiento que cualquier otro residuo. Se introducen en su gigantesco foso y los «pulpos» los mezclan, los alzan y depositan en el fuego, donde arden al menos a 850 grados centígrados. De todo este proceso se genera energía que después se libera en la red general. Así acaba la basura covid.
2.000 toneladas de residuos peligrosos de Osakidetza se esterilizaron en esta planta el año pasado, el doble que en 2019, antes de la pandemia.
Tratamiento. La basura pasa por un proceso de esterilización en esta planta. Se somete a un ciclo en la autoclave de unos 45 minutos de duración. Los residuos están durante 20 minutos a 134 grados centígrados.
Eliminación. Después, la basura deja de ser peligrosa y puede ser tratada como cualquier otro desperdicio. En este caso, es incinerada en Zalbargarbi, a 13 kilómetros, a 850 grados centígrados de temperatura.
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