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De un tiempo a esta parte, nos estamos acostumbrando a seguir la actualidad en función de su reflejo, a veces anecdótico y otras no tanto, en nuestra cesta de la compra. Del mismo modo que un cataclismo geopolítico como la invasión rusa de Ucrania ha ... derivado en peleas de supermercado por la última botella de aceite de girasol, la huelga de transportes ha tenido como consecuencia inmediata la desaparición de las anchoas de los mostradores de las pescaderías. La flota de bajura vasca permanece amarrada, ante la imposibilidad de distribuir sus capturas y también como protesta por el precio del carburante, y eso ha cortado de raíz el abastecimiento de lo que el sector denomina «pescado menudo».
«Falta bastante. Estamos en plena temporada de anchoas y todo el mundo pregunta por ellas, pero no hay nada, nada. Ayer (por el martes) ya no hubo, pero algunos clientes se sorprenden cuando se lo dices. La anchoa, además, no se guarda; se trae y se vende al día», explicaba ayer Fuad Hamjan en el establecimiento Pescados Ondarroa, del Mercado de la Ribera. Si alguien se había hecho a la idea de albardar unas cuantas para comer, daba igual las vueltas que diese a la sección de pescados de la tradicional plaza bilbaína, porque no iba a encontrarlas en ningún puesto.
«Ha faltado todo el pescado menudo: anchoa, salmonete... Tampoco llegan de Galicia ni de ningún sitio. Verdel no he visto tampoco», repasaba Sonia López, de la pescadería Pili y Luis. Según apuntaba, es de esperar que otros pescados sigan el mismo camino. «La mayoría de lo que ves aquí es traído ayer: hoy solo hemos recibido bonito, el primero de la temporada, y bacalao desalado. Los miércoles son de pocas ventas, nosotros lo llamamos el día del jubilado, porque viene más gente de paseo que a comprar, pero, si empieza a haber ventas fuertes, el género no va a llegar al sábado». Los precios, eso sí, no han experimentado grandes cambios: «El bacalao ha subido un euro. Y el salmón está al mismo precio, pero tengo menos cortes».
«El gallo incluso ha bajado. Y la kokotxa de bacalao suele estar a 21 y hoy la tengo a 17», examinaba su mostrador Alejandro Goiria, de Pescados Ana, confiado en que la situación se solucione antes del fin de semana: «Esto es comida, es alimento, no una fragancia o cosmética. No se puede dejar de abastecer a la gente», planteaba.
Pero, en general, los vendedores del mercado ven muy difícil que se reconduzca la situación a corto plazo. «Esta mañana, en Mercabilbao se notaba que había menos género y que no entraban camiones. Y el poco pescado del que se ha hecho acopio se va acabando», alertaba Kruzi Pérez, de Kruzi y Diego, que no auguraba mucho futuro al suministro de gallo de Escocia, bacalao de Noruega o txitxarro de Portugal. «Mañana no sé lo que va a haber», añadía, además de pronosticar que los precios acabarán subiendo. Cada mayorista y cada minorista mantiene su política de almacén: los hay con las cámaras más llenas y los hay que trabajan más al día, pero la paralización de la red de distribución amenaza con dejarlos a todos sin género. «Si seguimos así, habrá que cerrar», se resignaba Kruzi, a la vez que manifestaba su apoyo a transportistas autónomos y arrantzales: «Están bastante pillados. Ya lo estaban antes, ¡imagínate ahora!».
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