![Una veintena de pesqueros retiran en Euskadi plásticos del mar mientras faenan](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201910/08/media/cortadas/plastico8-k4xG-U90347562501I2H-624x385@El%20Correo.jpg)
![Una veintena de pesqueros retiran en Euskadi plásticos del mar mientras faenan](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201910/08/media/cortadas/plastico8-k4xG-U90347562501I2H-624x385@El%20Correo.jpg)
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josé domínguez
Martes, 8 de octubre 2019, 00:11
El mar es el destino final donde acaban los plásticos y todo lo que se tira a los ríos. La alfombra bajo la que se esconde la basura. Y son muchos las iniciativas en las que se trabaja para mitigar en lo posible la contaminación ... de las aguas. En Euskadi, el centro tecnológico Azti está volcado en dos líneas de actuación. La primera la desarrollan 22 pesqueros, que colaboran de forma voluntaria en el proyecto europeo Bluenet. «Se trata de que todos los restos plásticos y basuras que recogen en sus redes, en lugar de volver a tirarlos al mar, los traigan a tierra para su tratamiento y reciclaje», explicaba ayer Oihane Cabezas, responsable de proyectos de Azti. Para facilitar su labor se les ha proporcionado contenedores donde depositar los residuos a bordo, y en los puertos de Bermeo, Ondarroa y Hondarribia se han habilitado ya espacios para depositar lo que recogen.
Además, y bajo el lema 'Localmente desperdiciado, localmente recuperado', también se recuperarán y reciclarán redes y cuerdas. «Es lo que se conoce como 'pesca fantasma', aparejos que quedan en las rocas y los fondos y que hacen mucho daño a las especies marinas», advierte la experta, que participó en una ponencia sobre la cada vez mayor presencia de plásticos en el mar y las formas de eliminarlo.
La otra apuesta de Azti pasa por buscar el origen de los vertidos para intentar atajarlos desde la raíz. «En la costa guipuzcoana está más avanzado este trabajo, en Bizkaia un poco menos, pero buscamos ayudar a las entidades locales a gestionar sus propias basuras, que son muy regionales», explicó.
En la charla se habló también de dos proyectos internacionales para retirar residuos «masivos», controlando su origen y destino. «Una es muy detallada y pensada más para ciudades, y la otra, más simple, establece prioridades en zonas menos desarrolladas como pueden ser Indonesia, Kenia, México o Marruecos», explicó Imanol Zabaleta, coordinador de ambas iniciativas en el Instituto Federal Suizo de Tecnologías del Agua.
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Los ponentes
Nicola Cerantola, ingeniero industrial especialista en ecodiseño y emprendimiento verde, advierte que «somos bombardeados constantemente con la necesidad de adquirir más productos. No se puede cuidar el medio ambiente consumiendo al mismo ritmo». Y pone como ejemplo a los niños, «a los que se enseña a reciclar, pero no a que no necesitan tantas cosas para vivir». Alerta, además, de que el consumo de envases va a crecer un 47% a nivel mundial con lo que se multiplicará la basura en el mar. El desafío, asegura, es desarrollar una forma de vida compatible con el planeta, ya que de lo contrario «no va a haber recursos para todos». Hasta ahora, se ha cargado la responsabilidad de la generación de residuos en los consumidores, no en las empresas. «Nadie quiere asumir los costes de investigación en ecodiseño, pero sí sus beneficios».
José Luis Juaristi es secretario de Ategrus, la Asociación de Técnicos de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos, sin ánimo de lucro. Tiene sede en Bilbao, 40 años de trayectoria y es miembro nacional de ISWA. Según apunta, el objetivo del congreso que organizan es difundir buenas prácticas en economía circular para avanzar hacia el residuo cero. Que lo que se desperdicia vuelva a formar parte de la economía para «darle la vuelta al desgaste que sufre la Tierra». Por ello, ponentes de diferentes países acercan sus experiencias. «Nos estamos quedando sin recursos, por culpa de una explotación incorrecta de nuestra casa que trae más perjuicios que beneficios», alerta. En resumen, la cita quiere «acercar ciencia, conocimiento y experiencia a Bilbao». En el congreso participan una veintena de ponentes de Ategrus.
Charles Moore, experto oceanógrafo norteamericano, descubrió hace más de 20 años la gigantesca mancha de plástico del Pacífico Norte. En verano realizó su última expedición a la zona para constatar que el problema ha crecido y tomar muestras. La basura marina, asegura, está matando a millones de animales y cambiando la ecología del océano. «Es el primer lugar donde se nota el problema, pero el plástico está en toda la biosfera, en los alimentos y en el aire, y penetra en nuestros cuerpos en forma de nanopartículas. Lo que consumimos tienen químicos que están causando enfermedades que antes no existían», dice. Aun así, el consumo masivo ya es mundial y «hay que hacerse con todas las herramientas, como la prohibición, para hacer el cambio necesario».
Mario Picazo, especialista en clima extremo, residió dos años en Bilbao. El incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero tiene una relación directa con episodios como sequías, olas de calor, heladas e inundaciones. «Todo está pasando más rápido de lo que pensábamos, y los 200 millones de personas que estamos viviendo en las costas nos tenemos que preocupar. Bilbao es una de las ciudades de España más vulnerables a la subida del nivel del mar», explica. España, recuerda, tiende a la desertización. «El sur será más seco, con temperaturas más altas y menos recursos hídricos. El cambio climático causará un impacto en la agricultura y el turismo, porque muchos evitarán el calor agobiante». Además de la pérdida de biodiversidad, Picazo advierte que «la factura en salud será muy cara».
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