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Un brote de sarna ha puesto en alerta a los familiares de la residencia de ancianos Colisée San Antonio, en el bilbaíno barrio de Indautxu. Al menos ocho usuarios de un total de ochenta y seis y en torno a una docena de trabajadores de ... una plantilla de cincuenta se han visto afectados.
Familiares y profesionales coinciden en señalar a la dirección del centro por «negación y ocultación» del problema y le acusan de actuar «tarde y mal». Las fuentes han accedido a contar su testimonio bajo condición de anonimato. Este periódico se puso ayer en contacto con la residencia para conocer su versión de los hechos pero no obtuvo respuesta.
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Iñigo Fernández de Lucio
Todo se remonta a finales de mayo, cuando los trabajadores detectaron en varios pacientes los primeros síntomas compatibles con escabiosis o, como se conoce, sarna: picores, sarpullidos... Según la versión de los afectados, en ese momento los servicios médicos de la residencia descartaron que se trate de sarna y lo achacaron al gel o al detergente para lavar las sábanas.
No obstante, una usuaria acudió a su médico de cabecera en una clínica privada y obtuvo un diagnóstico claro: se trataba de escabiosis. La dirección lo negó e incluso aludió a una presunta demencia de la afectada para desdeñar el diagnóstico. La historia se repitió poco después. «A principios de julio voy a ver a mi madre y la veo llena de heridas», relata otra afectada. «La llevo al médico de la residencia pero me dice que en absoluto eso es sarna». «Como me entra miedo, cojo a mi madre y me la llevo al ambulatorio; allí la ven y sale con un diagnóstico de sarna y le recetan pastillas».
Pasan las semanas. El 8 de agosto, la dirección se pone en contacto con las familias para informar de que el 27 de junio (es decir, mes y medio antes) se había detectado un caso de sarna; y otro el 18 de julio. No sólo eso. La residencia ya reconoce que hay «siete personas con sintomatología compatible» y que «varias trabajadoras sí han sido diagnosticadas de escabiosis». El Gobierno vasco, en su protocolo sobre la sarna, define «brote» como «dos o más personas del mismo centro diagnosticadas de sarna en el plazo de dos meses».
La residencia adopta medidas como lavar la ropa de los afectados y desinfectar las habitaciones. También se da tratamiento a todos los trabajadores y, en un inicio, tan solo a la mitad de los residentes. Algo que los empleados critican y califican de «absurdo», toda vez que las cuidadoras tienen contacto con todos los residentes y éstos a su vez entre ellos. También se retira la ropa de los armarios «y se quedan vacíos, sin pensar en qué ponerle al día siguiente a los residentes».
El informe de la dirección de la residencia causa indignación entre los afectados. «¿Pero cómo no nos informan del primer caso?», se cuestiona una persona que tiene a su madre ingresada en el centro (la dirección sólo avisó de los casos detectados a los familiares directos). «Ha fallado todo», apunta una trabajadora que cuenta cómo «impresiona» ver las heridas en algunos de los usuarios.
Varios de los consultados coinciden en señalar un bajón en la calidad del servicio desde que la residencia fuera adquirida hace unos años por el grupo Colisée, que tiene más de cincuenta residencias en toda España. Entre otros aspectos, critican el recorte en personal. A pesar de ello, en los últimos años ha habido una subida del precio de «más de 500 euros al mes». Actualmente la tarifa ronda los 4.000 euros mensuales.
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