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Los vecinos de Irala y Rekalde llevan más de dos décadas esperando a que el metro llame a su puerta. El mes pasado se llevaron una «profunda» decepción cuando el Gobierno vasco y la Diputación hicieron público que, si llega financiación europea procedente de los ... fondos Covid-19, las instituciones apostarían por extender el suburbano a Galdakao antes que a los barrios del sur de Bilbao y Zorroza. Sus 30.000 habitantes tendrán que esperar tiempos mejores, pero esto no supone que el proyecto se haya desterrado para siempre.
Aunque va a ser difícil que haya dinero para comenzar una obra de semejante calado en el próximo lustro, las instituciones quieren cerrar ya cuál será el trazado definitivo de este ramal del metropolitano bilbaíno. El estudio informativo elaborado por los ingenieros está cerca de finalizar y presenta dos alternativas de ejecución. Los dos trazados serán presentados desde el lunes a los residentes en Irala, Rekalde y también en Zorroza, ya que está previsto que la Línea 4 aproveche el trazado de Feve y desembarque en este núcleo alejado del centro de la capital vizcaína con una frecuencia máxima de 5 minutos (mejor que la de la Línea 3, que es de 7,5). ELCORREOha tenido acceso al documento principal y las infografías que se mostrarán en los centros de distrito y que guiarán tanto la consulta a los vecinos como las charlas informativas a celebrar (a distancia por el Covid).
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El nuevo dibujo de la Línea 4 en nada tiene que ver con el proyecto original. En un primer momento, se pensó en llevar el suburbano desde Matiko, donde hubiera tenido conexión con la Línea 3, hasta Rekalde, a través de Deusto, el entorno de Torre Iberdrola y Moyua. Pero los expertos han considerado que es una opción mejor apostar por Abando como punto de centralidad y aprovechar las vías de la antigua Feve (ya soterradas en el corazón de la villa tras una costosísima obra)para extender el tren hasta Zorroza e, incluso, Alonsotegi, donde se ubicarían las cocheras.
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Los expertos tienen claro el punto de origen y final. También que Zabalburu no tendrá finalmente parada por su proximidad con las terminales de Abando e Irala, pero plantean dos propuestas diferentes para cerrar su paso por este último barrio y Rekalde. La primera supone un diseño tradicional, con el avance del suburbano por el subsuelo de ambos núcleos de población (21.300 potenciales clientes) y con cuatro cañones de acceso, rematados con sus clásicos fosteritos, ese icono diseñado por el arquitecto Norman Foster y que constituye ya una de las señas de identidad de Bizkaia. Habría que excavar 2,5 kilómetros y las bocas se ubicarían en la Plaza Rekalde y al final de la calle Gordoniz, así como en la calle Juan de Garay y en la Plaza Eskurtze.
La otra propuesta plantea una solución que resulta innovadora pero probablemente más engorrosa. Se trata de un sistema de funiculares que enlazaría las bocas en los barrios con la estación de Amézola, donde los usuarios podrían subirse ya al tren con destino Abando o Zorroza. Sería una solución parecida a la que funciona desde hace 11 años en Mamariga, en la Línea 2, para llevar a los vecinos de esta parte de Santurtzi a la caverna que da servicio al centro de la localidad marinera. Estas unidades sin conductor están constantemente en funcionamiento y trasladan un máximo de 45 viajeros por vehículo.
¿Qué ventajas tiene la primera opción? Sin duda alguna, la principal es el poder acceder de forma directa a las estaciones, que, además, llevarían el nombre del barrio, algo simbólico pero que les sitúa en el mapa de la red de metro y también tiene su importancia. Poder bajas las escaleras y acceder al andén sin rodeos resulta de este modo más sencillo, por lo que el cliente se ahorra tiempo y esfuerzo. Es un punto fuerte realmente diferencial y que se antoja determinante. De hecho, el estudio informativo lleva aparejado un análisis de demanda en el que se señala que, con esta alternativa directa, el número de potenciales clientes sería de 5,87 millones al año. Con la otra propuesta, el número de usuarios descendería hasta los 4,2 millones.
¿Qué desventajas entraña? En primer lugar el coste. Para que Irala y Rekalde tengan su propia estación, los ingenieros han calculado la inversión en 289 millones de euros, mientras que para los funiculares se ha previsto un presupuesto máximo de 250. Si bien es cierto que, al poder atraer un mayor número clientes, los ingresos anuales por billete serían más elevados. Si bien es cierto que, al poder atraer un mayor número clientes, los ingresos anuales por billete serían más elevados y habría un efecto compensación. La otra desventaja es que se perdería la capacidad de conexión con Amézola y, en consecuencia, un posible trasvase hacia las Cercanías de Renfe, que también pasan por ese punto estratégico.
Respecto a los funiculares, hay que señalar que tendrían una longitud considerable. Ambos confluirían en Amézola pero el que llega de Irala recorrería casi 1 kilómetro (el de Mamariga tiene 400 metros) antes de llegar a destino, mientras que el de Rekalde estaría obligado a superar 610 metros y contaría con una parada intermedia en la Plaza Rekalde tras haber partido de la zona de Iturrigorribidea.
Con el resultado de la participación ciudadana en la mano, cuando acabe el proceso, los ingenieros entregarán la solución al Gobierno vasco, que podrá ya pasar al siguiente escalón, con los trámites ambientales y la licitación de la redacción del proyecto constructivo. En ese punto se detendrá el plan hasta la consignación definitiva de fondos.
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