El Vaticano tiene en una de sus mesas de trabajo un dossier sobre la diócesis de Bilbao con vistas a nombrar un nuevo obispo auxiliar, que sería el quinto en la historia de este territorio eclesiástico, si finalmente se da luz verde a la propuesta ... que se estudia en el dicasterio que se encarga de estos asuntos y que la Santa Sede ve con buenos ojos. Sería un refuerzo para el actual titular, Joseba Segura, nombrado el 11 de mayo de 2021, si bien antes él también ejerció el ministerio episcopal durante algo más de dos años con esa dignidad de segunda línea durante el gobierno de Mario Iceta.
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Es cierto que existe una tradición de obispos auxiliares en Bilbao, aunque siempre se han producido en circunstancias muy distintas. El primero de ellos fue Juan María Uriarte, nombrado en septiembre de 1976, cinco años después de la llegada de Antonio Añoveros en los turbulentos años del tardofranquismo. El prelado navarro había conocido al sacerdote de Fruiz cuando estudiaba en Lovaina, entonces la meca del progresismo eclesial, y enseguida quiso 'ficharlo'. Le costó, porque la nunciatura (embajada) de la Santa Sede en Madrid paraba la iniciativa, pero al final lo consiguió con la ayuda del papa Pablo VI. Añoveros dimitió en septiembre de 1978 y Uriarte se convirtió en administrador apostólico de la diócesis.
En febrero del año siguiente y contra todo pronóstico, Roma nombró obispo titular a Luis María Larrea y monseñor Uriarte continuó otros doce años como auxiliar. Pero en realidad, fue Uriarte, poseedor de un carisma especial, quien llevó el peso del gobierno diocesano. Hasta 1991, cuando fue nombrado obispo de Zamora, una decisión que fue muy mal aceptada en Bizkaia, donde provocó un gran disgusto. La Santa Sede mantuvo a Larrea, ya muy enfermo, hasta septiembre de 1995, cuando llegó el abulense Ricardo Blázquez, que fue recibido en medio de una sonada polémica política y eclesiástica, ésta última más soterrada.
Monseñor Blázquez tuvo que lidiar con muchos toros en aquellos años en los que ETA llenaba los cementerios. Para compensar el disgusto por la llegada de un prelado de Ávila, que no sabía euskera, el Vaticano nombró auxiliar a Carmelo Echenagusía, nacido en Iurreta y académico de Euskaltzaindia. En febrero de 2008 fue aceptada la dimisión del miembro de la Academia Vasca de la Lengua al alcanzar la edad reglamentaria. Ese mismo día fue reemplazado por Mario Iceta, sacerdote de Gernika, sugerido a Blázquez para preparar su relevo tras 14 años al frente de la diócesis. Se materializó dos años después.
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Transcurrida una década, alguien pensó que monseñor Iceta necesitaba nuevos galones y de nuevo se ponía en marcha un proceso para garantizar sin sobresaltos su salida de Bilbao. Joseba Segura, que había pasado once años en Ecuador, fue elegido vicario general en septiembre de 2018 (arrasó en la consulta que se hizo), y obispo auxiliar en febrero de 2019. Tal y como se esperaba, en octubre de 2020, Iceta fue promovido como arzobispo metropolitano a la archidiócesis de Burgos, mientras que Segura fue nombrado obispo titular de Bilbao ocho meses después.
Parece evidente que no está en juego ni la falta de capacidad de monseñor Segura, ni la preparación de su salida a otra diócesis. La explicación puede residir en su deseo de ejercer el ministerio episcopal de forma más cercana y pastoral, y para ello convendría compartirlo sin olvidar el rol del titular. Esos planes requerirían relajar la cargada agenda de actos del prelado. «Va a todo. Está en todas partes. Eso está bien, potencia la figura del obispo y le humaniza, le baja del pedestal. Hay que reconocer que ha despontificado el cargo. Pero también lastra su actividad pastoral y a él le gusta estar muy cerca de la gente», reconoce un observador.
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Y aunque Segura no tiene el más mínimo atisbo de carrerismo, tampoco hay que olvidar su proyección fuera de las lindes de la diócesis. Es un obispo muy solicitado. «Recibe muchas peticiones serias de otras diócesis, y aunque se debe a la suya, forma parte un colegio que es responsable de la Iglesia católica en su totalidad. Una diócesis no es una sucursal, pero tampoco es una isla. Y este es un elemento clave para una institución menos vertical y más sinodal», reflexiona el mismo interlocutor.
Joseba Segura pertenece al patronato de la Fundación Pablo VI y acaba de abrir las jornadas de teología de la Universidad de Comillas. Es miembro del Consejo de Economía de la Conferencia Episcopal y de la Comisión de Misiones y Cooperación, donde se han dado cuenta de sus dotes de gestor y organizador. El pasado jueves presentó en Madrid la campaña del Día de la Iglesia Diocesana en su calidad de responsable del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia.
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Tres de sus compañeros en el Episcopado, los cardenales Juan José Omella (arzobispo de Barcelona), y José Cobo (arzobispo de Madrid), etiquetados como 'hombres del papa' en España, así como José Antonio Satué (obispo de Teruel) pertenecen al Dicasterio para los Obispos, el 'ministerio' de la curia romana donde se realiza la selección de candidatos a obispo, que luego se presenta a Francisco.
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