«Vamos a valorar más el pequeño comercio y la hostelería después de ver nuestras ciudades sin vida»

- El comercio ha abierto al ralentí y los potenciales consumidores aún no se han animado.

- Bueno, hay que encuadrarlo dentro de una fase muy preliminar en la que los comercios que podían abrir era con cita previa. Yo creo que ha sido más una forma de testar, de empezar a preparar cómo puede ser tu comercio, cómo se puede adaptar a una apertura mayor a partir del lunes.

- ¿Cree que los comerciantes tienen claras las medidas de seguridad y protección que tienen que poner en marcha?

- Yo creo que sí. Hay segmentos con sus especificidades, como el mueble y el textil, en el que había más dudas sobre qué hacer con los probadores y con la ropa. Esas cuestiones las hemos ido aclarando. Lo que hemos recomendado al sector es que tampoco haga inversiones en cosas cuya eficacia no está demostrada y que no son obligatorias.

- Si los comercios pequeños y familiares ya lo tenían difícil, esta crisis puede ser la puntilla.

- El comercio venía de pasar una situación complicada desde la crisis de 2008 y además sufre una serie de factores estructurales como los cambios de hábito del consumidor, la venta online, la competencia global... Digamos que estaban estabilizados, no crecían en ventas ni en empleo, pero tampoco bajaban. El Covid-19 nos ha hecho ver que el comercio debe estar preparado, subirse al carro de la digitalización, que se tiene que especializar más que nunca... Ha sido un impacto económico fuerte, porque han tenido que cerrar durante siete semanas, pero ha sido coyuntural y ahora van a ir recuperando otra vez la actividad. Va a ser un año muy complicado, pero espero que no implique el cierre de más comercios.

- ¿Y después de varias semanas comprando sobre todo online no se corre el riesgo de que esa 'cultura' se acabe imponiendo?

- Confío en que no pase porque ha sido poco tiempo y porque la venta online no va a competir con el comercio de proximidad. El comercio aporta muchos otros valores: cercanía, relaciones sociales, calidad, asesoramiento... Factor humano, en definitiva.

- La hostelería está que echa humo. En Bilbao sólo podrán abrir el lunes tres de cada diez bares al tener terraza.

- La hostelería está preocupada fundamentalmente por dos aspectos. Uno, por los aforos. Y luego, con la ampliación de los plazos de los ERTE para que les diese la suficiente flexibilidad para ir rescatando a aquel personal que se amolda al nivel de actividad que ellos tienen. Son dos planteamientos muy razonables y los dos se han contemplado.

- Algunos hosteleros han animado a colgar carteles en los que se lee 'Así no abrimos'.

- Aunque ahora estemos más centrados en la reapertura de la actividad económica todavía tenemos un riesgo y al virus no hay que perderle el respeto. Sería muy perjudicial para la actividad económica si tenemos que volver atrás. Eso no nos lo podemos permitir.

- ¿Los bares de barrio son los que peor lo van a tener?

- No necesariamente porque al final la vida la tenemos que hacer en la zona más cercana a nuestros domicilios. Hasta la Fase 2 no nos permiten movernos a segundas residencias que estén dentro de nuestra propia provincia, con lo cual hay que entender que todos los movimientos tienen que estar en torno a tu domicilio, que tus compras tienen que ser en tu municipio... Entiendo que eso sí tiene que fomentar tanto tu comercio de proximidad como tu bar de proximidad.

- ¿En este escenario hay riesgo de que el grande se coma al pequeño, de que las franquicias ganen aún más terreno y se pierda la singularidad de los locales?

- Yo pienso que no. El pequeño aporta muchos valores que ahora más que nunca los vamos a tener en cuenta. Si hay algo positivo del confinamiento es que nos ha hecho ver de forma muy real lo que es tener unas calles vacías, sin comercio, sin bares, no tener vida social, no tener identidad... El comercio tiene un papel clave en la cohesión social y territorial. Ahora que hemos visto nuestras ciudades sin vida va a haber muchas ganas de recuperar los valores que aportan el comercio y la hostelería y se van a valorar mucho más.

- A los restaurantes también se les presenta un cielo lleno de nubarrones. ¿Cuándo escampará?

- Si todo fuese bien y se cumpliesen las fases de desescalada, para últimos de junio podríamos tener una actividad bastante normalizada y eso nos permitiría poder contar con un turismo interno y de otras comunidades autónomas en julio y agosto. Eso para la restauración son buenas noticias. La gastronomía es nuestra seña de identidad. Un 80% de las visitas que tenemos lo hacen pensando en disfrutar de la gastronomía.

- ¿Hay un cálculo de a cuántos de ellos la crisis les ha abocado al cierre definitivo?

- Igual que en el caso del comercio, tendrá que pasar más tiempo, tendremos que constatarlo, tendremos que tener datos, ahora todavía es muy pronto y veremos...

- Comercios, bares y restaurantes viven de los consumidores y la situación económica de bastantes de ellos se ha deteriorado las últimas semanas. Es un mal binomio para fomentar la actividad y el gasto.

- Por eso estamos trabajando todas las instituciones en un programa de bonos para el comercio, la hostelería y el turismo.

- Recuperar el tradicional 'vamos de compras', con tiempo y espacio para mirar los artículos, tomarse algo e incluso comer en una misma jornada parece muy lejano.

- No lo veo lejano y es lo que hay que seguir trabajando. Lo estábamos trabajando antes del Covid con el proyecto 'Turismo de compras responsable' y apelábamos a tener experiencias, no es sólo es ir a comprar, sino todo lo que conlleva y la experiencia de comprar. Pasarte un día, ir a comprar, comer, pasar la tarde...

- Los hoteles vivían una buena época y con proyección de crecimiento. La pandemia les ha frenado en seco y las perspectivas son poco halagüeñas.

- Al sector del turismo le va a costar salir porque es muy heterogéneo y con muchos segmentos. A aquellos que están vinculados a otros países les va a costar más. Aquel que está más enfocado al turismo activo, a la naturaleza, los agroturismos, el turismo rural, lo vamos a recuperar antes. Luego vendrá el urbano y por último eventos y congresos. Lógicamente, en esa salida a diferentes velocidades los alojamientos van a tener que ir adecuándose y sus porcentajes de ocupación tendrán que ir muy acompasados a esta recuperación de la actividad. No va a ser fácil.

- Los hoteleros vizcaínos se han plantado. Dicen que en las actuales condiciones reabrir sería una ruina.

- En el caso de los hoteles, aunque se ha dado la posibilidad de ir abriendo, también con limitaciones porque no pueden abrir zonas comunes ni la restauración, van a esperar a las siguientes fases. Ahora sus potenciales clientes pueden ser profesionales que por motivos de trabajo se puedan mover. Por eso esperarán la mayoría a las siguientes fases, por lo menos a la que podamos tener movilidad entre las diferentes provincias.